La pudrición blanca es una enfermedad estacional que ataca a la familia de las cebollas (ajo, cebollín, puerro). Tiene la particularidad de que le afecta el cambio climático, porque es un hongo que reacciona a las temperaturas y se encuentra únicamente sobre los 1800 msnm. En Cartago no ocasionaba tanto daño, sin embargo, las zonas altas se han ido calentando, lo que provocó que la enfermedad se agravara en los últimos años, con pérdidas de hasta un 60% para los productores.
Esta enfermedad, la produce el hongo Sclerotium cepivorum que genera una estructura de resistencia que al sentir escasez de alimento o un estímulo ambiental, se enrolla sobre sí mismo y produce un esclerocio, que es como un grano de tierra muy duro. Este esclerocio puede sobrevivir hibernando hasta por 20 años, por lo que es difícil su erradicación.
Para atacar el problema, los investigadores del TEC trabajaron con un hongo llamado Tricoderma, que es un hongo antagonista que se come al Sclerotium cepivorum. “En el laboratorio reproducimos de forma masiva este hongo porque no daña a la planta, a los seres humanos ni las fuentes de agua”, indicó el Ing. William Rivera Méndez de la Escuela de Biología. Una vez reproducido el hongo Tricoderma en el laboratorio, se le da los agricultores para que lo apliquen sobre la cebolla y atacar la enfermedad.
El tratamiento biotecnológico reduce la toxicidad para el agricultor y las comunidades cercanas, además, el desarrollo de esta tecnología comprueba que el hongo Tricoderma funciona para atacar la enfermedad blanca del ajo y la cebolla. “Desarrollamos un método para reproducirlo de forma masiva y que el producto final sea más estable” concluyó el Ing. Rivera. En este proyecto han participado también los investigadores Jaime Brenes y Claudia Zúñiga del Centro de Investigación en Biotecnología.
Fuentes del Artículo
- Ing. William Rivera. Escuela de Biología. TEC