Cuando alguien se refiere al lenguaje, a menudo tiende a considerar únicamente la gramática y la ortografía. Pero más allá de estas reglas, es necesario valorar que se trata de una herramienta poderosa y fundamental en la forma en que el ser humano se relaciona. Además, está en constante transformación, como un elemento vivo de la sociedad.
El lenguaje inclusivo es diferente al lenguaje neutro, aunque el primero siempre va a contener al segundo. Por lo tanto, el lenguaje inclusivo es una forma de
ampliar la gramática y cuanto más se utilice, más fácil es reconocerlo y absorberlo por los grupos sociales.
Esta guía entiende entonces el lenguaje, como un acto político, una construcción humana que refleja la sociedad y los cambios que ocurren, y que permite representar símbolos y conceptos para reflejar sus propias realidades.
Por medio del lenguaje se pueden transformar esos imaginarios que aún continúan referidos a lo masculino por otros que sí sean inclusivos y reales, de
acuerdo con nuestras sociedades actuales. Valga señalar que por medio de la palabra resignificamos. Entonces, el lenguaje inclusivo es más que una
modificación de la gramática: es una forma de accionar y comprender cómo nuestras palabras pueden incorporar o excluir.
Esta guía le permite apoyarse para lograr una forma de comunicación inclusiva, que hace posible el reconocimiento de todas las personas y les da un lugar real en la contribución y acción dentro de un grupo humano; transformando las formas tradicionales de poder que se mantienen y que se alimentan desde la forma en que nos expresamos.