Eso justamente ocurrió en San Carlos, una zona con un potencial enorme que, en un momento dado, vio que su economía estaba “estancada” y comenzó a articular.
A partir de esa articulación, todo comienza a cambiar.
La realidad de la región hace dieciséis años dista mucho de lo que es hoy. Con una infraestructura vial deplorable, debilidad en telecomunicaciones y un capital humano con diversas carencias para encontrar mayores oportunidades de crecimiento, había mucho por lo que trabajar.
De hecho, fue gracias a que un grupo de comerciantes, acuerpados en su cámara empresarial, vio que sus ventas estaban disminuyendo, pensaron en que la Zona Norte necesitaba un cambio de timón.
Al principio no tenían claro cómo sería todo, por lo que comenzaron a reunirse de manera abierta y a buscar apoyo en diversos sectores.
Según recuerda Carmen Rodríguez, subdirectora ejecutiva de la Agencia para el Desarrollo de la Zona Norte, sabían que debían generar mayor empleo y dinamizar su economía.
Fue así como se unen la Academia (el TEC), las instituciones representadas en la zona y el sector empresarial y juntos comienzan a articular; “y nos metimos de cabeza”, menciona Rodríguez.
“Nos reuníamos periódicamente, comenzamos a hacer gestiones en Cinde, en Saret, y ellos nos comenzaron a orientar de qué necesitábamos para poner una Zona Franca y lograr que las condiciones mejoraran, para atraer inversión”, señala.
Fueron muchas las preguntas que les hicieron: ¿Cómo está la población en inglés? ¿Cómo están las telecomunicaciones? ¿La energía? ¿Cómo están en infraestructura, en otros servicios?
“Debíamos trabajar arduamente. Hace 16 años la historia era muy diferente. Sin embargo, gracias a que hubo personas comprometidas y motivadas al 100% desde el inicio, comenzamos a gestionar y a articular esfuerzos. Porque no solo era qué debíamos mejorar, era la enorme necesidad que tenía la población, las personas, de volver a creer, de tener esperanza de lo que se estaba haciendo”, apunta.
“Las personas tenían una gran necesidad, se creó confianza ante el grupo que se iba formando. Además, al existir un ente que articulara e integrara a todos los actores en una visión conjunta, se fueron creando las condiciones necesarias para mejorar”, menciona Carmen Rodríguez, subdirectora ejecutiva de la Agencia para el Desarrollo de la Región Huetar Norte.
“Cuando usted logra incluir a las personas y que interioricen sus metas, que todos jalen para el mismo lado, es posible. Se articula y se potencializa esa inversión y eso creo que lo vamos logrando”.
Ese esfuerzo mancomunado permitió no solo zintegrar esfuerzos sino que las autoridades gubernamentales volvieran su mirada hacia esa zona rural, que por momentos se sentía desprotegida.
Crearon comisiones de trabajo en diversas áreas, el TEC como sector académico gestiona y los demás generan las condiciones y desarrollan.
Los cambios se fueron dando; la siguiente evaluación que realizaron a estudiantes de colegios técnicos en el idioma inglés fue mejorando.
Otra de las normas que establecieron es que ningún miembro de la Agencia debía estar en política, si ocurría así, debía renunciar a la agencia.
“Hoy somos una agencia muy pequeña, constituida por 4 personas a tiempo completo, muchas personas colaborando y muchos grupos liderados por las empresas privadas, porque ellos tienen la visión de qué es lo que les hace falta y nos direccionan sobre sus necesidades”, señala Carmen Rodríguez.
A futuro
Los especialistas consultados señalan que es un trabajo arduo. Lo ideal sería contar con las condiciones de infraestructura estratégica óptima para la inversión, que sean un polo de desarrollo. Para lograrlo, se necesitan muchas cosas, entre ellas transportación bimodal (vía carretera-aire-tren).
“La meta es que podamos seguir centrados en lo productivo para la generación de empleo de calidad y sostenible, para que nuestros hijos y nietos puedan encontrar las condiciones necesarias y no tengan que desplazarse al Valle Central, así como darle las condiciones al empresario para que se desarrolle adecuadamente”, indica.
Lo importante es esa articulación que se hace entre actores, esa gobernanza que permite que las fuerzas se dupliquen.
Agencia para el Desarrollo de la Región Huetar Norte
“Somos una agencia de mucha gestión e incidencia, gestión ante el gobierno, gestión ante las municipalidades, gestión ante el empresariado privado, ante las instituciones, ante la Academia. Mucho seguimiento; nosotros no ejecutamos, nosotros únicamente gestionamos, y tenemos una máxima de las buenas relaciones para que todo camine de la mejor manera posible”, enfatiza su subdirectora.
Ella considera que no ha sido un trabajo fácil, pero han logrado pasos significativos en materia de infraestructura, al lograr que la Zona Norte tenga relevancia aparte del Valle Central con proyectos como los que desarrolla el ICE, que es otro gran logro.
Un rol fundamental
En una Zona Económica Especial o en una Agencia para el Desarrollo, absolutamente todos juegan un rol fundamental.
La Academia, en este caso el TEC, es quien lidera y coordina la estrategia. “Como somos un referente nacional, eso nos ha permitido ir abriendo puertas, tener mesa llena cuando convocamos”, menciona Silvia Hidalgo Sánchez, coordinadora de la ZEE de Cartago.
Como sector académico, han podido analizar cuáles son las necesidades más urgentes que requiere el país en su currículo, así como orientar a los colegios técnicos y otras entidades en los requerimientos del capital humano, que sin duda es esencial en todo este proceso.