No hay duda de la dimensión del reto. Así lo plantea la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en un estudio que evalúa el impacto en la región de la tecnología y su situación en el escenario mundial, que ha pasado de una Internet centrada casi totalmente en el consumo, a una Internet de consumo y producción industrial que avanza con Alemania, Estados Unidos y China a la cabeza.
“Sobre la base de sus capacidades de producción de hardware, software y plataformas globales, los países tratan de mejorar su industria manufacturera mediante las tecnologías digitales y la robótica avanzada”, plantea el organismo.
En última instancia, el objetivo es desarrollar sistemas de producción ciberfísicos, aunque para la región latinoamericana ello parezca lejano, a menos que se implementen acciones para definir la competitividad.
Mientras en Alemania ya se habla de la era Industria 4.0 y en Estados Unidos se impulsa el Industrial Internet, basados ambos en las ventajas competitivas y la integración de toda su infraestructura digital, en América Latina apenas se nota significativamente el desarrollo de un ecosistema digital que promueva inversión, innovación y emprendimiento.
Economía Digital
No es una cuestión menor para el investigador argentino Mario Albornoz: habla de la innovación y la llamada economía del conocimiento como forma de alcanzar las aspiraciones de desarrollo largamente postergadas en la región.
“El éxito de la vida económica dependería de la capacidad de gestionar el cambio tecnológico en la producción industrial y en la producción primaria también”, considera el también Coordinador de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología para Iberoamérica (RICYT) en su estudio sobre el desarrollo científico en la región.
El informe Estado de la Ciencia 2016 elaborado por el RICYT establece que la inversión en ciencia y tecnología en América Latina y el Caribe no sobrepasaba el 1.60% del Producto Interno Bruto, que destinaba Brasil; el 0.87% que destinaba México y el 0.64% de Argentina y Colombia.
Como contraste, Canadá destina casi el doble del porcentaje aportado por Brasil, mientras que Estados Unidos casi lo triplica. Y la vinculación entre las universidades y el sector productivo de la región es todavía muy endeble en comparación con esas dos naciones norteamericanas.
En tiempos de Trump
¿Cómo se transforma este desafío económico con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos?
No muy distinto de lo que ocurre ahora en ese país norteamericano, si se aplica la idea de la integración, como expone la periodista mexicana Eileen Truax, integrante de la poderosa Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ, por sus siglas en inglés).
El reto, con Trump o sin él, sigue siendo el mismo: articular la integración de la comunidad latina.
“El muro es un distractor. Y las deportaciones siempre han estado ahí. Lo que es necesario es recuperar el poder, no sólo de reacción, sino de acción, esa es la clave”, considera la autora de Dreamers, un retrato social de la nueva generación de latinos empoderados en Estados Unidos.
No hay más que recordar la legendaria movilización de 2006, dice, cuando la unión latina colmó la ciudad de Los Ángeles al grito de “¡Aquí estamos y no nos vamos!”: Un millón de latinos movilizados echó abajo la Iniciativa de Ley HR–4437, que criminalizaba a personas indocumentadas.
El comercio intrarregional no ha podido superar el 20% de las exportaciones, dice la CEPAL, mientras que Europa, justo ahora que cumple 60 años de acercamiento, sobrepasa el 65% y Asia, donde se ubican los nuevos gigantes económicos mundiales, llega hasta el 50%.
La industria latinoamericana en conjunto, dice CEPAL, puede ser tan poderosa como lo es la comunidad latina para la economía de Estados Unidos. Recuperar su capacidad de articulación, como lo hizo durante la primera década del siglo, es una posibilidad no sólo como un mecanismo de reacción, sino como una máquina regional de acción conjunta.
Cuando el Economista en Jefe del Banco Mundial, Augusto de la Torre, dio a conocer en 2015 el informe América Latina y el ascenso del Sur, fue categórico: “la diferencia entre la riqueza de nexos de Asia comparada con los de América Latina sugiere que nuestra región aún no se beneficia del círculo virtuoso generado por una mayor integración con tus vecinos y el mundo”.