Es el sueño de todos, codearse entre los grandes como nación. Para lograrlo, el país ha tenido que afrontar y debe aún mejorar muchos aspectos de su agenda nacional.
Competir con bienes y servicios de clase mundial implica elevar nuestros estándares a todo nivel.
En síntesis, es cambiar el modelo de desarrollo, de mentalidad, y comenzar a sembrarlo desde edades tempranas.
Basta con mirar un poco las cifras para darnos cuenta de que tenemos mucho camino por explorar. Se pasó de exportar $279 millones en los años noventa a $9 615 millones en el 2015.
En criterio del Banco Central de Costa Rica, la competitividad es la capacidad de un agente económico para producir un bien a un menor costo o con una calidad mayor que su competidor.
Es necesario comprender que la productividad está determinada, fundamentalmente, por la calidad y cantidad de los factores de la producción, el uso de tecnologías apropiadas, la infraestructura y la calidad de las políticas públicas, entre ellas la estabilidad macroeconómica.
El Foro Económico Mundial ha destacado que para aumentar la productividad los países han de mejorar la salud, la educación, la eficiencia de los mercados (productos y laboral), promover la eficiencia del sistema financiero, apoyar la innovación y en la medida de lo posible expandir los mercados en los que se participa.
La CEPAL agrega que una nación que busque ser competitiva debe aplicar la competitividad auténtica, lo que significa generar valor agregado a través de aumentos en la productividad, y ese crecimiento en el valor agregado es sostenido, es decir se mantiene en el mediano y largo plazo.
El Informe Global de Competitividad 2016-2017 del Foro Económico Mundial, índice que evalúa el desempeño de 138 países en 12 pilares, compuestos por 113 indicadores, ubicó a Costa Rica en el puesto 54, mientras que en el informe anterior fue posicionada en el puesto 52, es decir perdió dos posiciones.
Según este informe, los pilares donde se debe mejorar la competitividad nacional son infraestructura, instituciones, innovación y estabilidad macroeconómica.
Paso a paso
¿Pero cómo ha ido evolucionando Costa Rica en competitividad? Cuando llegó la década de 1980, imperaba la producción en masa, grandes mercados, investigación y desarrollo, respaldo financiero, organización funcional y la dirección profesional.
Cuando inició el nuevo siglo había sectores que se destacaban por su dinamismo, pero también coexistían sectores de trabajo intensivos, de escaso valor agregado y con pocas herramientas tecnológicas que subsistían amparados al sistema de subsidios a la exportación.
La exportación ha sido clave en el crecimiento competitivo nacional; la llegada de la empresa Intel, en su momento, generó un incremento en las exportacion es nacionales, lo que condujo al país a obtener grandes ingresos económicos y propició el aumento de la inversión extranjera.
Sin embargo, Costa Rica tuvo un giro inesperado con la salida de parte de las operaciones de esta transnacional, que ocasionó una caída muy importante en la economía, por lo que actualmente todo el sector productivo experimenta una etapa de recuperación que le permita aumentar su competitividad por medio de la conquista de nuevos mercados en los que pueda posicionar productos y servicios con valor agregado.
Para Bernal Martínez, de la Escuela de Administración de Empresas del Tecnológico de Costa Rica (TEC), el nivel competitivo del país ha evolucionado positivamente, pero debería tener un grado de desarrollo mayor, y el talento humano calificado debería ser un recurso valioso que pueda ser más potenciado.
Este experto considera que también debe agregarse como potencial la posición geográfica estratégica y la condición de país estable social y políticamente, porque es un atractivo para el turismo internacional por su política de sostenibilidad ambiental y el nivel de desarrollo humano logrado.
Buscando mejorar
El país debe apostar por explotar su potencial en el recurso humano por medio de herramientas como la economía del conocimiento.
El especialista del TEC explica que aunque no hay una definición concreta, la economía del conocimiento es aquella que se fundamenta en la ciencia y la tecnología para crear, inventar e innovar conocimiento que se traduce en productos, procesos y organizaciones que promuevan el desarrollo.
¿Pero estamos cumpliendo como país para potenciar el crecimiento de la economía del conocimiento? Vanessa Gibson, Directora de Desarrollo Corporativo y Clima de Inversión de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE), asegura que esta organización ha logrado impulsar más de 40 iniciativas de colaboración académica que han permitido implementar actualizaciones y crear nuevas carreras en centros técnicos y universitarios del país, todo esto gracias a la colaboración del Gobierno y el sector académico público y privado.
Estas iniciativas están orientadas a promover una nueva ventana de oportunidad para los costarricenses y que estos puedan actualizar sus conocimientos académicos con las últimas tendencias del mercado, señala la representante de CINDE.
En los aportes a la economía del conocimiento realizados desde CINDE, resaltan que el TEC, en el año 2014, con el apoyo de esa entidad y la Universidad de Minnesota, abrió la primera Maestría en Ingeniería en Dispositivos Médicos de Latinoamérica. Se trata de un programa que permite profundizar y actualizar conocimientos en las áreas de procesos de fabricación y caracterización de materiales, por medio de la óptima gestión y el uso de software de ingeniería en el proceso de manufactura de los dispositivos médicos. Está enfocado en el análisis de fallas, resolución de problemas e investigación en materiales.
“En el año 2016, gracias a la iniciativa del Grupo Promérica, CINDE y el Gobierno, se logró anunciar que la Universidad Texas Tech abriría un campus satélite en Costa Rica. Esto constituye un paso importante en la ampliación de la oferta académica de alta calidad en la región y en la formación de profesionales calificados en las áreas de mayor demanda laboral”, menciona Vanessa Gibson.
Bernal Martínez, del TEC, tiene un panorama distinto sobre las labores realizadas para fortalecer la economía del conocimiento, y enfatiza que a nivel gubernamental hay una deuda importante, ya que hace muchos años se abandonó el desarrollo basado en política pública, y las decisiones estratégicas quedan a la deriva de los gobiernos de turno, renunciando al desarrollo planificado a largo plazo y dando espacio a las decisiones cortoplacistas que limitan mucho el desarrollo económico y social del país.
Señala que las universidades estatales no están ajenas a este fenómeno, con un presupuesto que no está garantizado en el largo plazo, sino que está sujeto a decisiones de asignación anuales, lo que dificulta la definición de estrategias de largo aliento, además, el poco avance en el desarrollo interuniversitario hace que muchas inversiones se subutilicen y no se obtenga el uso eficiente que se requiere.
“Seguimos las universidades estatales con deudas importantes hacia la sociedad, como la formación de más ingenieros, y la transferencia de los resultados de la investigación y el desarrollo de nuevo conocimiento a los sectores socioproductivos, con lo cual mucho del nuevo conocimiento queda retenido en revistas científicas, sin que logre trascender a los sectores socio-productivos de manera significativa y pragmática”, menciona el experto.
Aplicando la ruta del conocimiento
Necesidades reales
Pero para conseguir el aumento de esa anhelada competitividad basada en la productividad, es conveniente que el recurso humano y la educación actual cumplan con las necesidades de las empresas que operan en Costa Rica y con las de los mercados internacionales.
El representante del TEC considera que en muchos de los casos sí se cumple, las universidades estatales ofrecen carreras muy pertinentes, que han permitido generar una masa crítica valiosa para el país, que ha permitido promover y desarrollar sectores altamente competitivos. También hay un nivel de formación adecuado en áreas que no necesariamente responden a las demandas del mercado, pero que son fundamentales para el desarrollo sostenible, no obstante, se tiene la tarea pendiente de decidir sobre algunas ofertas que están desfasadas en relación con las necesidades y prioridades nacionales.
CINDE ha insistido en que se debe fortalecer la competitividad interna, específicamente fomentando el bilingüismo desde niveles tempranos, la apertura y actualización de carreras de mayor demanda, así como la mejora de las condiciones en infraestructura y competitividad, para garantizar el flujo constante de empresas y su aporte intrínseco de empleos para el país.
Las mismas empresas ya instaladas en Costa Rica y atraídas por CINDE, manifiestan que de haber mayor personal en áreas demandadas, están en la capacidad de contratar un mayor número de personal año con año.
Contribución del futuro
Entre las herramientas que han permitido impulsar al país y a la economía del conocimiento
sobresale el uso de recursos como las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC´s) y la ciencia.
Para el experto del TEC, Costa Rica decidió hace varios años competir a nivel global, reduciendo el proteccionismo y enfrentando los retos de la apertura comercial. Tiempo después, el país ha diversificado sus exportaciones e incrementado el número de países a los cuales exporta, pero también ha generado empleo de mayor valor agregado, operando desde el país, en especial por sectores que aprovechan los desarrollos de las tecnologías digitales.
Agrega que eso ha hecho que el país se desarrolle y evolucione hacia una economía basada en el conocimiento y por tanto, es una lección aprendida que debe mantenerse y ampliarse para mantener nuestra competitividad internacional.
Esa aplicación del uso de las TIC´s y la ciencia ha contribuido a que operen en el país casi 300 empresas multinacionales de los sectores de ciencias de la vida, servicios corporativos, manufactura avanzada, manufactura liviana e industria alimentaria.
Las TIC´s, junto con la educación de calidad y la infraestructura, forman parte de los factores
que promueven la competitividad de un país; no obstante, Bernal Martínez asegura que nuestro país ha tenido una evolución importante en estos factores, pero aún está muy lejos de tener un desarrollo adecuado para dar un salto cualitativo hacia un país desarrollado.
“Una mayor formación de ingenieros y una mayor incorporación de la mujer en las ingenierías, son una necesidad imperiosa e impostergable. De igual manera, la formación de una masa crítica significativa al mayor nivel (doctorado), restringe las posibilidades de desarrollo del conocimiento y con ello de la competitividad”, enfatiza Bernal Martínez de la Escuela de Administración de Empresas del Tecnológico de Costa Rica (TEC).