Entrevista:

Rector del TEC: ‘Gracias al compromiso de la Comunidad Institucional, logramos salir adelante’

Entrevista con el Ing. Luis Paulino Méndez Badilla, rector del Tecnológico de Costa Rica

 

Analiza el año de pandemia, el Proceso de Admisión y el rendimiento de la Institución en varios rankings

 

Cierra coordinación de Conare con el acuerdo de discutir la distribución del FEES, un proceso que podría revolucionar la educación superior 

18 de Diciembre 2020 Por: Johan Umaña Venegas
El rector con la bandera de Costa Rica, en su escritorio.

Ing. Luis Paulino Méndez Badilla, rector del Tecnológico de Costa Rica. Foto: Ruth Garita / TEC.

Con apenas seis meses en el cargo de Rector del Tecnológico de Costa Rica (TEC), a Luis Paulino Méndez Badilla le tocó afrontar el 2020 con una crisis presupuestaria y la pandemia por la Covid-19, que a su vez obligó a la Comunidad Institucional a ajustarse al trabajo remoto.

El ingeniero asegura que el TEC cierra el año con las metas cumplidas, si bien se debieron retrasar varias inversiones, por la falta de presupuesto.

Respecto al Proceso de Admisión 2020-2021, en el que se decidió no hacer examen de admisión, explica que fue lo mejor que se pudo hacer, ya que haber insistido en la prueba probablemente hubiera obligado a que los estudiantes de nuevo ingreso se perdieran el primer semestre del próximo curso lectivo.

A inicios de mes Méndez Badilla terminó su año de coordinación del Consejo Nacional de Rectores (Conare). De su año de gestión, destaca que la pandemia obligó a profundizar la coordinación entre las cinco universidades públicas de Costa Rica. 

Asimismo, resalta el acuerdo para que a partir de 2021 se analice la distribución del Fondo Especial para Educación Superior (FEES), la principal fuente de financiamiento de las universidades. Esta discusión podría significar una renovación de la educación superior, pues se discutirá desde la pertinencia de las carreras, hasta cómo ajustarse al modelo de desarrollo del país. La meta, asegura Méndez Badilla, es que las universidades se ajusten mejor a ese modelo de desarrollo y no que el país se tenga que ajustar a ellas.

La pandemia

– ¿Cómo valora este año tan complicado para el TEC? y ¿Qué le pareció la adaptación de la Comunidad Institucional? 

– El 2020 sin lugar a duda ha sido difícil. Veníamos saliendo del problema del presupuesto, que no fue aprobado en 2019 por la Contraloría (General de la República), y nos obligó, entre enero, febrero y marzo, a resolver muchos problemas operativos, para tener a la Institución en orden. Estábamos saliendo de eso, cuando llegó la pandemia y nos obligó a dejar lo que estábamos haciendo e irnos a las casas, para reflexionar sobre cómo poder seguir. Gracias al compromiso de la Comunidad Institucional, logramos salir adelante. Esto no es cuestión de la Rectoría o de las Escuelas, de las Vicerrectorías... Es un trabajo de todos, tanto de funcionarios como de estudiantes. 

Logramos salir del 2020 cumpliendo nuestros objetivos, casi como se habían planeado. Atrasando algunos temas de inversión, por temas presupuestarios, pero en lo que nos hemos propuesto, salimos bien. Creo que la Comunidad Institucional hizo un gran esfuerzo.

Gracias al compromiso de la Comunidad Institucional, logramos salir adelante. Esto no es cuestión de la Rectoría o de las Escuelas, de las Vicerrectorías... Es un trabajo de todos, tanto de funcionarios como de estudiantes.

– Es un año que también nos obligó a todos a aprender cosas nuevas. ¿Cómo ve el futuro de un TEC que se vio forzado a hacer el salto a la virtualidad?

– Las crisis siempre tienen una parte positiva. Nos obligan a ver el mundo de otra manera, y aceleran el desarrollo de nuevas soluciones a los problemas. Ha sido así en toda la historia. En este caso no fue la excepción. Después de varios años de intentar implementar la docencia remota, sin mucho éxito, la pandemia nos empujó, nos hizo dar el salto. Estamos analizando los resultados, pero todo apunta a que el modelo, cuando regresemos a la nueva normalidad, sea un modelo mixto, sacándole provecho a la experiencia ganada durante la pandemia, en la docencia remota principalmente. 

Sin embargo, es una situación que tenemos que analizar, porque debemos cambiar mucho nuestra forma de trabajar, que lo hemos hecho en estado de emergencia y parece que ha funcionado, pero ya pensándolo para toda la vida, tenemos que hacer ajustes de normativa y demás, y en cultura institucional.

EL presidente y un investigador junto al prototipo de respirador.
El presidente de la República, Carlos Alvarado (der.), visitó el TEC en mayo para conocer los avances de desarrollos por el Covid-19. Adrián Quesada le muestra un protótico de respirador mecánico. 

– Parte de la respuesta a la pandemia fue el desarrollo de soluciones, para el Covid-19 y la crisis económica. ¿Qué demuestra esto del valor de la universidad pública en Costa Rica?

– Todas las universidades tenemos diferentes campos de acción en los cuales podemos cooperar, colaborar con el país. Le hicimos la oferta al Gobierno, de que contara con nosotros con todas las facilidades que tenemos, incluyendo a los profesionales, no solamente equipo y laboratorios, y efectivamente se inició una campaña en todas las universidades que generó propuestas de soluciones de varios tipos, desde el área médica, hasta los dispositivos de apoyo y la reactivación económica, porque todos estamos pensando que la pandemia se va a ir, pero ¿cómo queda la economía? 

En el TEC nos concentramos un poquito más en equipo de protección personal, que es lo que teníamos más a mano para hacer. En este momento tenemos dos modelos de respiradores en una etapa final, con pruebas en animales, ya para que estén disponibles por si el país los ocupa, y si no, en el futuro les sacaremos provecho. 

La universidad pública demostró que tiene capacidad. Quizá eso nos cueste mucho hacerlo en la vida cotidiana, estar mostrándole a la sociedad de lo que somos capaces. Es un tema que hemos analizado, porque tenemos el reto de demostrar que usamos bien los recursos públicos.

El Proceso de Admisión

– El Proceso de Admisión es el hecho más comentado del TEC este año. ¿Cómo valora este proceso? ¿Piensa que se hizo lo mejor en las circunstancias dadas?

– El Proceso de Admisión, desde que llegó la pandemia, para mí fue una preocupación, ¿cómo íbamos a admitir los estudiantes? La incertidumbre de si podríamos hacer el examen de admisión presencial se fue incrementando conforme se acercaban las fechas. El examen se preparó, la logística se preparó, pero llegó el mes de agosto y no se pudo aplicar el examen, en setiembre tampoco... Había una posibilidad de aplicarlo entre octubre y noviembre, pero eso lógicamente nos corría todos los procesos internos para la admisión 2021 y hacía casi imposible iniciar el semestre lectivo con los nuevos muchachos en primer semestre del próximo año, había que trasladarlos al segundo semestre. Ese quizá fue el riesgo más alto, no quisimos correr ese riesgo. Entonces hicimos la solicitud al Consejo Institucional para cambiar, de manera excepcional, la modalidad de admisión, utilizando las notas de secundaria y en eso estamos, de momento el proceso avanza, ya tenemos la lista de Admitidos, la lista de En espera, los  Elegibles

– ¿Esa es la explicación de por qué la UCR y la UNA hacen examen de admisión y el TEC no? ¿Es porque el TEC inicia lecciones antes que esas universidades?

– De hecho, la UCR y la UNA hicieron sus ajustes para empezar lecciones alrededor del 5 de abril. Pero ellos salen con sus cronogramas sin problemas. Nosotros queremos, que es otra expectativa, ofertar los cursos de verano en el 2021-2022, para poder recuperar muchos cursos de laboratorio y otros, que no se han podido dar de manera presencial. Entonces, tenemos esa gran expectativa, dar los dos ciclos semestrales y uno de cursos de verano completo. 

Ya tenemos seleccionados a los Admitidos, y efectivamente hay más mujeres que hombres, y además hay crecimiento en las regiones como Guanacaste, Limón y Puntarenas. Pero hay que esperar la matrícula, porque podría ser que a la hora de presentación, a pesar de que tenemos más mujeres, no se matriculen. Es un tema ante el que estamos con una gran expectativa, de si se va a aprovechar la oportunidad, igual que los muchachos de las regiones, si van a hacer la matrícula.

– Los resultados preliminares del Proceso de Admisión demuestran que se consiguieron los objetivos planteados, con más mujeres y personas fuera del GAM ingresando que en años anteriores.

– El mecanismo que usamos garantiza una competencia justa, en grupos con condiciones similares, pero hay que tener cuidado. Recuerde que estamos en la etapa de Admisión, ya tenemos seleccionados a los Admitidos, y efectivamente hay más mujeres que hombres, y además hay crecimiento en las regiones como Guanacaste, Limón y Puntarenas. Pero hay que esperar la matrícula, porque podría ser que a la hora de presentación, a pesar de que tenemos más mujeres, no se matriculen. Es un tema ante el que estamos con una gran expectativa, de si se va a aprovechar la oportunidad, igual que los muchachos de las regiones, si van a aceptar el reto de hacer la matrícula.

Retos inmediatos

– La pandemia afectó severamente el curso lectivo. Eso significa que los estudiantes que ingresarán el próximo seguramente tendrán deficiencias en su formación. ¿Cómo afrontará el TEC el reto de nivelar a esos estudiantes?

– Lógicamente la pandemia ha afectado la formación, inclusive el cumplimiento de contenidos en secundaria, según informes del Ministerio de Educación Pública, puede llegar solo al 50% de lo normal. Eso nos pone en una situación de mucha desventaja con los jóvenes, ya que no podemos hablar ni siquiera de nivelar la población, porque nivelar es cuando vienen de diferentes colegios, con niveles distintos, y en este caso todos los de los colegios públicos vienen con la misma deficiencia. Entonces, lo que vamos a implementar son cursos remediales, para tratar de cubrir contenidos que tenían que ver en el colegio. Eso es al inicio del semestre y, luego, un acompañamiento durante todo el semestre para tratar de que se adapten a la vida universitaria, que es muy importante para nosotros.

No sabemos si con la no presencialidad vamos a tener un efecto negativo en esa adaptación, porque los muchachos cuando llegan a los campus empiezan a socializar, a compartir con los compañeros nuevos, y ese es un elemento importantísimo para que se queden. Ahora van a estar en la casa, podrían de repente perder el interés por seguir estudiando. Pero, como todo, son expectativas que vamos a estar analizando muy de cerca en 2021.

– El presupuesto universitario se ha visto limitado por los problemas fiscales del país y es de suponer que siga siendo afectado ¿Cómo afrontar esa realidad de forma que no se afecte la calidad de educación?

– Nosotros, con la crisis presupuestaria, lo que hemos hecho es apostar a mantener los procesos de docencia, de investigación y de extensión, lo mejor posible, así como los servicios estudiantiles, dejando de lado lo que es inversión. Eso por un tiempito lo podemos sostener. De momento, no hay riesgo en el tema de calidad, tenemos los recursos para desenvolvernos con la calidad con que lo hemos venido haciendo. Sin embargo, cuando pasen unos años y si no hay recuperación económica, podría ser que la falta de inversión nos cobre factura.

– El regreso de las operaciones de manufactura de Intel y el creciente parque tecnológico del país hablan bien del recurso humano costarricense, pero a la vez evidencian que vamos a necesitar aún más ingenieros e ingenieras y personal técnico calificado. ¿Cuál es el papel del TEC en ese escenario? 

– Hay que recordar que el TEC, que cumple 50 años en 2021, justamente fue creado para apoyar el cambio de modelo, de uno basado en la producción agrícola primaria a uno mixto, donde aparezca la industria en acción. Eso no se logra de la noche a la mañana. En los 90 se empezó a ver el impacto, la llegada de Intel en 1997 obedeció mucho a que el país ya tenía profesionales en las áreas que ellos ocupaban. Entonces, el TEC se inserta en un modelo nuevo de desarrollo, por un lado tenemos la inversión extranjera directa, que genera muchos empleos, le da oportunidades a muchos graduados, y está también el desarrollo de la empresa local. Eso es lo que llamamos el sector productivo. Casi toda la oferta académica de nosotros tiene que ver con algún campo de la tecnología y creemos que estamos aportando de forma directa al modelo de desarrollo del país. 

Hay que recordar que el TEC, que cumple 50 años en 2021, justamente fue creado para apoyar el cambio de modelo, de uno basado en la producción agrícola primaria a uno mixto, donde aparezca la industria en acción. Eso no se logra de la noche a la mañana.

– ¿Qué se debe hacer para seguir mejorando en desarrollo tecnológico?

– Bueno, yo siempre insisto, graduar más ingenieros. También más profesionales en ciencias básicas, porque las ciencias básicas son la base de la ingeniería, no podemos construir una pirámide dejando la base floja. Esa es una conclusión que, lamentablemente, el país en su momento menospreció, se enfocó más en las ingenierías, que está bien, lo hemos hecho bien, pero necesitamos más profesionales en ciencias básicas.

En este momento la dependencia tecnológica que tenemos de los demás países es enorme, entonces si no se trae tecnología de afuera no podemos avanzar. Yo siempre les preguntaba a mis estudiantes ¿quieren ser usuarios de la tecnología o desarrolladores de la tecnología? Porque son enfoques diferentes. 

Reputación del TEC

– La evaluación en el Ranking Latinoamericano de Universidades 2021 QS y en el Ranking de Reputación Corporativa Merco Costa Rica, demuestran que las empresas y los empleadores tienen un muy buen concepto del TEC. ¿A qué cree que se debe eso?

– El posicionamiento de cualquier organización no se da de la noche a la mañana. El TEC le ha apostado siempre a la calidad, a tener presencia en diferentes sectores, particularmente en este caso en el sector empleador, con profesionales de mucho nivel. Eso ha sido reconocido históricamente, desde los inicios. 

Luego, el haberle apostado a la investigación de más impacto y la publicación en revistas indexadas de circulación internacional, nos ha ayudado a consolidar una posición en los diferentes rankings. Pero estamos empezando, eso que vemos ahí es poquito si queremos realmente llegar a ser una universidad de primer mundo; en eso tenemos claridad. Estamos en un nivel de competencia nacional, que podría ser interesante, pero a nivel mundial todavía nos falta mucho.

El posicionamiento de cualquier organización no se da de la noche a la mañana. El TEC le ha apostado siempre a la calidad, a tener presencia en diferentes sectores, particularmente en este caso en el sector empleador, con profesionales de mucho nivel. Eso ha sido reconocido históricamente, desde los inicios. 

– Más allá de la calidad educativa, ¿estas evaluaciones externas demuestran que el TEC ha sido exitoso en desarrollar una relación activa con el sector productivo? 

– Es un poco curioso porque los rankings evalúan muchos elementos que tienen que ver con la prestación de servicios a la sociedad y en eso el TEC siempre ha estado a la par del sector productivo. Hemos sido referentes, cuando viene algún inversionista al país y quiere saber cómo está la generación de profesionales, lo primero que hace es pasar por acá. Nuestro Centro de Vinculación hace un excelente trabajo en ese tema. Así que esperamos que estas relaciones podamos mantenerlas, de manera que crezcamos en el ranking de Merco, que es interesante a nivel nacional. 

– El Ranking QS también muestra un crecimiento limitado en las métricas de investigación para el TEC. ¿Qué se debe hacer para mejorar en ese aspecto?

– Nosotros le hemos apostado mayoritariamente a la formación de profesionales, un poco menos a la investigación, a la extensión y a la acción social. En eso, tenemos mucho que aprender de modelos de otros países. El TEC no se ha concentrado en temas específicos de investigación, tenemos muchos investigadores y muy pocos recursos para apoyar sus temas de investigación. Entonces, al final, tenemos una apuesta a más de 100 proyectos de investigación activos, con muy pocos recursos y, a veces, con muy pocos investigadores en cada proyecto. Aquí tenemos que hablar de masa crítica y de prioridades, la masa crítica es cuántos académicos tenemos en un determinado tema, para que los resultados salgan más rápido, si no, duramos muchos años en una investigación. Ese ha sido el tema siempre, si queremos resultados más rápidos, hay que tener más masa crítica, más académicos. Igual, no hemos definido nuestras áreas prioritarias, entonces prácticamente los proyectos de investigación cubren muchísimas áreas del saber y se diluyen muchísimo los recursos. Esos cambios, yo los he venido proponiendo hace varios meses en la Vicerrectoría de Investigación, pero no es sencillo de lograr.

Negociación de la distribución del FEES

– ¿Cómo valora su año al frente del Conare? 

– Desde mi perspectiva estuvo tranquilo, los compañeros dicen que no, que para nada tranquilo. Pero sí estuvo tranquilo en los siguientes temas: para mí la crisis presupuestaria nos ha venido obligando a trabajar más en conjunto y la pandemia nos ayudó a trabajar más como sistema, como equipo, y creo que eso es una gran ganancia. En cuanto a la negociación del FEES, a pesar de que fue a la baja, se aprobó sin problemas por la Asamblea Legislativa. 

Tuvimos que interactuar mucho con el Gobierno, en la Comisión de Enlace, cuando venían las solicitudes de aporte al fondo solidario y teníamos que ver qué hacíamos, pero todo lo logramos resolver de buena manera. Así que fue un año bonito, una experiencia bonita.  

– ¿Cómo se logra el acuerdo para discutir una posible redistribución del FEES y qué esperar de este proceso?

– Lo primero es que es un tema de varios años y los rectores ya lo habían puesto, no en agenda, pero sí en sus conversaciones, de que teníamos que ir buscando una manera de redistribuir el FEES, de manera que las dos universidades con menos presupuesto (el TEC y la UNED) recibieran más recursos. Eso no es fácil, lo he dicho en muchas ocasiones, cada universidad tiene el presupuesto ya distribuido en sus diferentes proyectos y programas, no es que de repente podamos decirle a una universidad que va a tener menos y la otra más, no va a ser así. 

Veníamos negociando, como rectores, y este año cuando se estaba negociando la distribución del Fondo del Sistema, aprovechamos para incluir un acuerdo sobre la redistribución del FEES. El Fondo del Sistema es un mecanismo que nos ha estado permitiendo una distribución por proyectos, que no es por los porcentajes típicos del FEES. Dejamos el acuerdo de que en 2021 se conformará un equipo de trabajo para analizar este tema a fondo. Tenemos que hacer mucho trabajo de campo, trabajo de hormiga, revisando oferta académica, para no repetir; por ejemplo, revisando las expectativas de profesionales que hay en cada sector, desde el punto de vista laboral, desde el punto de vista de la sociedad. Hay que definir en qué campos podría el país requerir más profesionales y en cuáles menos. Es un trabajo complejo, vamos a ver, las expectativas son muchas. Estamos en la línea de definir los indicadores que nos permitan hacer realmente una distribución del FEES lo más apropiada posible para el país.   

Realmente, si lo logramos (redistribución del FEES), va a ser un gran paso, porque la idea es ajustarnos nosotros al modelo de desarrollo del país y no el país a nosotros. Va a ser muy interesante lo que logremos sacar. 

– Entonces, ¿se trata de una reestructuración de la educación superior costarricense?

– Realmente, si lo logramos, va a ser un gran paso, porque la idea es ajustarnos nosotros al modelo de desarrollo del país y no el país a nosotros. Va a ser muy interesante lo que logremos sacar. No se puede hacer por ley, es un tema que ya los diputados, de alguna manera, lo han intentado, que el FEES se redistribuya por ley, eso no creo que proceda en este momento. Es mejor que nosotros, a lo interno, hagamos los cambios que haya que hacer.  

– ¿Se evaluará todo, hasta la pertinencia de las carreras?

 – La idea es hacer un análisis lo más preciso posible. Tenemos que empezar, el trabajo es duro. Sí sabemos en qué áreas del conocimiento reclama más profesionales el sector productivo, pero ese no es el único indicador.

– Uno de los puntos a discutir, tanto por la posible redistribución del FEES como por las limitaciones presupuestarias, es que las universidades compartan recursos y trabajen de forma aún más conjunta. ¿Cuán profundo puede ser ese cambio?

– Si lográramos lo que está establecido en el convenio que se firmó en el 74, que hablaba de coordinación, primero, articulación e integración, después, ya tendríamos un sistema. Pero nos quedamos en coordinación. Las conversaciones ahorita van por el tema de cómo hacer que Conare sea un sistema y que si yo tengo que ir a dar una carrera a Guanacaste utilice las instalaciones de la UNA o la UCR. Que compartamos sin necesidad de andar haciendo convenios, queremos ver algo mucho más sencillo. Soñamos con la movilidad de académicos, profesores y estudiantes entre las universidades. Todo esto depende de muchos ajustes en la parte operativa, desde saber, que si tengo estudiantes que llevan cursos en Guanacaste, en la sede de la UCR, pero son estudiantes del TEC, ¿cómo se ve eso?, ¿a quién le cuentan? ¿Le cuentan a la UCR o al TEC, o a las dos? 

No es fácil, la Sede Interuniversitaria de Alajuela fue el primer intento que tratamos de hacer para trabajar juntos y realmente lo que hemos hecho es que cada quien llegue con su carrera y los estudiantes son del TEC, de la UCR, la UNA o la UNED. Y no logramos lo que queríamos, pero ahorita hay un ambiente de empujar hacia una integración. 

– Entonces, ¿los planes de coordinar el trabajo universitario vienen desde antes de la crisis?  

– Claro, desde hace mucho. La Sede Interuniversitaria nació en 2007, pero el régimen de sedes interuniversitarias se aprobó en el 98. Así que vea que lo teníamos en el radar, pero no lográbamos avanzar. Digamos que ahora la crisis, presupuestaria principalmente, nos va a obligar a que nos pongamos de acuerdo y resolvamos esto. A veces, por ejemplo, hay grupos en la Sede Interuniversitaria de Alajuela, grupos de matemática de la UCR y de nosotros, con cupos libres, y no somos capaces de aprovecharlos. Es parte de lo que tenemos que trabajar mucho.

Yo a lo que aspiro, quizá por estar aquí en el Tecnológico, es a que se desarrollen más las empresas con trabajos de alto valor agregado, con buenos trabajos y buenos salarios, de manera que eso movilice la economía. Una vez que tenemos profesionales, técnicos y operarios trabajando con buenos salarios, la economía se moviliza y así podremos atender todos los programas sociales que requiera el país.

– Cuando se comunicó la discusión de la distribución del FEES se planteó como eje central la necesidad de discutir cuáles carreras necesita el país para continuar creciendo. ¿Cuál es esa visión de país que se buscará reflejar en la negociación?

– Es que ahí tenemos dilemas, porque las fuentes de generación de recursos del país están un poco divididas, el turismo cuando regrese la normalidad tiene un peso muy fuerte, es una industria de servicio muy diferente, que tenemos que ver cómo atenderlo. La parte del agro no la podemos descuidar, es un tema que la gente cree que podemos dejarlo de lado, pero no, la seguridad alimentaria es muy importante. Luego viene la parte de tecnología. El país debe hacer un balance, pero con la participación de todos los sectores, porque nosotros probablemente no podamos solos. Hay que ver cómo, desde el Poder Ejecutivo y otras instancias, se puede empujar un modelo que sea sostenible. 

Yo a lo que aspiro, quizá por estar aquí en el Tecnológico, es a que se desarrollen más las empresas con trabajos de alto valor agregado, con buenos trabajos y buenos salarios, de manera que eso movilice la economía. Una vez que tenemos profesionales, técnicos y operarios trabajando con buenos salarios, la economía se moviliza y así podremos atender todos los programas sociales que requiera el país.

Luis Paulino Méndez Badilla, Rector del Tecnológico, Admisión, FEES, CONARE