– ¿Cómo valora su año al frente del Conare?
– Desde mi perspectiva estuvo tranquilo, los compañeros dicen que no, que para nada tranquilo. Pero sí estuvo tranquilo en los siguientes temas: para mí la crisis presupuestaria nos ha venido obligando a trabajar más en conjunto y la pandemia nos ayudó a trabajar más como sistema, como equipo, y creo que eso es una gran ganancia. En cuanto a la negociación del FEES, a pesar de que fue a la baja, se aprobó sin problemas por la Asamblea Legislativa.
Tuvimos que interactuar mucho con el Gobierno, en la Comisión de Enlace, cuando venían las solicitudes de aporte al fondo solidario y teníamos que ver qué hacíamos, pero todo lo logramos resolver de buena manera. Así que fue un año bonito, una experiencia bonita.
– ¿Cómo se logra el acuerdo para discutir una posible redistribución del FEES y qué esperar de este proceso?
– Lo primero es que es un tema de varios años y los rectores ya lo habían puesto, no en agenda, pero sí en sus conversaciones, de que teníamos que ir buscando una manera de redistribuir el FEES, de manera que las dos universidades con menos presupuesto (el TEC y la UNED) recibieran más recursos. Eso no es fácil, lo he dicho en muchas ocasiones, cada universidad tiene el presupuesto ya distribuido en sus diferentes proyectos y programas, no es que de repente podamos decirle a una universidad que va a tener menos y la otra más, no va a ser así.
Veníamos negociando, como rectores, y este año cuando se estaba negociando la distribución del Fondo del Sistema, aprovechamos para incluir un acuerdo sobre la redistribución del FEES. El Fondo del Sistema es un mecanismo que nos ha estado permitiendo una distribución por proyectos, que no es por los porcentajes típicos del FEES. Dejamos el acuerdo de que en 2021 se conformará un equipo de trabajo para analizar este tema a fondo. Tenemos que hacer mucho trabajo de campo, trabajo de hormiga, revisando oferta académica, para no repetir; por ejemplo, revisando las expectativas de profesionales que hay en cada sector, desde el punto de vista laboral, desde el punto de vista de la sociedad. Hay que definir en qué campos podría el país requerir más profesionales y en cuáles menos. Es un trabajo complejo, vamos a ver, las expectativas son muchas. Estamos en la línea de definir los indicadores que nos permitan hacer realmente una distribución del FEES lo más apropiada posible para el país.
Realmente, si lo logramos (redistribución del FEES), va a ser un gran paso, porque la idea es ajustarnos nosotros al modelo de desarrollo del país y no el país a nosotros. Va a ser muy interesante lo que logremos sacar.
– Entonces, ¿se trata de una reestructuración de la educación superior costarricense?
– Realmente, si lo logramos, va a ser un gran paso, porque la idea es ajustarnos nosotros al modelo de desarrollo del país y no el país a nosotros. Va a ser muy interesante lo que logremos sacar. No se puede hacer por ley, es un tema que ya los diputados, de alguna manera, lo han intentado, que el FEES se redistribuya por ley, eso no creo que proceda en este momento. Es mejor que nosotros, a lo interno, hagamos los cambios que haya que hacer.
– ¿Se evaluará todo, hasta la pertinencia de las carreras?
– La idea es hacer un análisis lo más preciso posible. Tenemos que empezar, el trabajo es duro. Sí sabemos en qué áreas del conocimiento reclama más profesionales el sector productivo, pero ese no es el único indicador.
– Uno de los puntos a discutir, tanto por la posible redistribución del FEES como por las limitaciones presupuestarias, es que las universidades compartan recursos y trabajen de forma aún más conjunta. ¿Cuán profundo puede ser ese cambio?
– Si lográramos lo que está establecido en el convenio que se firmó en el 74, que hablaba de coordinación, primero, articulación e integración, después, ya tendríamos un sistema. Pero nos quedamos en coordinación. Las conversaciones ahorita van por el tema de cómo hacer que Conare sea un sistema y que si yo tengo que ir a dar una carrera a Guanacaste utilice las instalaciones de la UNA o la UCR. Que compartamos sin necesidad de andar haciendo convenios, queremos ver algo mucho más sencillo. Soñamos con la movilidad de académicos, profesores y estudiantes entre las universidades. Todo esto depende de muchos ajustes en la parte operativa, desde saber, que si tengo estudiantes que llevan cursos en Guanacaste, en la sede de la UCR, pero son estudiantes del TEC, ¿cómo se ve eso?, ¿a quién le cuentan? ¿Le cuentan a la UCR o al TEC, o a las dos?
No es fácil, la Sede Interuniversitaria de Alajuela fue el primer intento que tratamos de hacer para trabajar juntos y realmente lo que hemos hecho es que cada quien llegue con su carrera y los estudiantes son del TEC, de la UCR, la UNA o la UNED. Y no logramos lo que queríamos, pero ahorita hay un ambiente de empujar hacia una integración.
– Entonces, ¿los planes de coordinar el trabajo universitario vienen desde antes de la crisis?
– Claro, desde hace mucho. La Sede Interuniversitaria nació en 2007, pero el régimen de sedes interuniversitarias se aprobó en el 98. Así que vea que lo teníamos en el radar, pero no lográbamos avanzar. Digamos que ahora la crisis, presupuestaria principalmente, nos va a obligar a que nos pongamos de acuerdo y resolvamos esto. A veces, por ejemplo, hay grupos en la Sede Interuniversitaria de Alajuela, grupos de matemática de la UCR y de nosotros, con cupos libres, y no somos capaces de aprovecharlos. Es parte de lo que tenemos que trabajar mucho.
Yo a lo que aspiro, quizá por estar aquí en el Tecnológico, es a que se desarrollen más las empresas con trabajos de alto valor agregado, con buenos trabajos y buenos salarios, de manera que eso movilice la economía. Una vez que tenemos profesionales, técnicos y operarios trabajando con buenos salarios, la economía se moviliza y así podremos atender todos los programas sociales que requiera el país.
– Cuando se comunicó la discusión de la distribución del FEES se planteó como eje central la necesidad de discutir cuáles carreras necesita el país para continuar creciendo. ¿Cuál es esa visión de país que se buscará reflejar en la negociación?
– Es que ahí tenemos dilemas, porque las fuentes de generación de recursos del país están un poco divididas, el turismo cuando regrese la normalidad tiene un peso muy fuerte, es una industria de servicio muy diferente, que tenemos que ver cómo atenderlo. La parte del agro no la podemos descuidar, es un tema que la gente cree que podemos dejarlo de lado, pero no, la seguridad alimentaria es muy importante. Luego viene la parte de tecnología. El país debe hacer un balance, pero con la participación de todos los sectores, porque nosotros probablemente no podamos solos. Hay que ver cómo, desde el Poder Ejecutivo y otras instancias, se puede empujar un modelo que sea sostenible.
Yo a lo que aspiro, quizá por estar aquí en el Tecnológico, es a que se desarrollen más las empresas con trabajos de alto valor agregado, con buenos trabajos y buenos salarios, de manera que eso movilice la economía. Una vez que tenemos profesionales, técnicos y operarios trabajando con buenos salarios, la economía se moviliza y así podremos atender todos los programas sociales que requiera el país.