La arquitectura después del coronavirus
Profesionales y estudiantes de arquitectura de Costa Rica y Colombia reflexionaron sobre los desafíos que plantea la actual pandemia por coronavirus al ejercicio de la arquitectura y el urbanismo. Los conversatorios virtuales se organizaron en tres sesiones donde se abordaron temas como la ciudad, la interacción y las nuevas configuraciones.
“La idea inicial era reflexionar sobre lo que está pasando en torno al coronavirus y cómo afecta nuestra profesión, pero siempre pensando en el futuro, porque la arquitectura no responde tan rápido a solicitudes de urgencia, sino que se planea”, detalló Carlos Chacón, docente e investigador de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC, y uno de los impulsores de la iniciativa.
Además de Chacón, las sesiones estuvieron coordinadas por Esteban Castro, docente e investigador de la misma Escuela, y por Fabián Sarmiento, docente e investigador de la Universidad La Gran Colombia en Bogotá, Colombia. A partir de las sesiones virtuales se organizará un grupo de trabajo para transformar las reflexiones en documentos, artículos, charlas y libros.
Según manifiesta Chacón, la arquitectura no puede dar respuestas inmediatas a las demandas de una situación de emergencia como la que atraviesa el mundo actualmente. Es decir, no se pueden transformar los edificios, las casas y las ciudades de la noche a la mañana para respetar las normas sanitarias de distanciamiento físico entre personas o para hacer una estancia más placentera durante la cuarentena dentro de una vivienda.
Lo que sí puede hacer la arquitectura es pensar en los espacios para el futuro, considerando ya no solo factores como la accesibilidad universal, la ventilación y la iluminación, sino también la eventualidad de una pandemia.
“Hay un concepto que se le conoce como la proxémica que tiene que ver con las distancias que el ser humano establece en situaciones específicas o con sus congéneres en la vida diaria, donde se entrecruzan temas culturales, de edad y de capacidad económica. Parece que ahora hay que agregar otro elemento a la discusión sobre la proxémica y es el de las pandemias y cómo afectan la proximidad entre las personas.”Carlos Chacón, docente e investigador de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC.
¿Casa o prisión?
Durante el período de confinamiento por el coronavirus se han popularizado las imágenes e historias de familias europeas con grandes dificultades para la convivencia porque viven en pequeños apartamentos dentro de un edificio de varias plantas y sin espacios para el esparcimiento o la vida social.
Aunque en Costa Rica la vivienda sigue siendo mayoritariamente horizontal, se están construyendo más edificios de apartamentos, sobre todo en la capital, y los desarrollos urbanísticos tienden a reducir cada vez más el área de construcción. Esta tendencia arquitectónica responde a la realidad de que las familias pasan poco tiempo en sus casas. Sin embargo, a partir de la cuarentena por el coronavirus, se tendrán que repensar los diseños de las viviendas en función de los cambios que traerá la actual crisis sanitaria, en términos del teletrabajo y la necesidad de esparcimiento en el mismo hogar.
“La verticalización de la ciudad es deseable porque hacemos que más gente viva en menos espacio de ciudad, pero esos espacios son minúsculos y, cuando hay que estar en cuarentena, pronto pueden sentirse como celdas por la cantidad de metros cuadrados y por la calidad del espacio mismo.”Carlos Chacón, docente e investigador de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC.
Para Chacón deben cuestionarse las dimensiones del espacio de los lugares de habitación, tanto horizontales como verticales. Además, considera que la actual crisis sanitaria podría estimular el surgimiento de nuevos espacios antes de ingresar a las viviendas, donde las personas puedan bañarse, mudarse de ropa y cambiarse los zapatos. Incluso podría disponer de ropa limpia para que los visitantes no contaminen la casa.
Curar la ciudad
La pandemia por el coronavirus obligó a desocupar las ciudades de forma inmediata porque son los lugares de mayor interacción humana donde podría transmitirse más rápidamente la enfermedad.
Sin embargo, algunos servicios esenciales han seguido prestándose bajo estrictas medidas de higiene y de distanciamiento físico, como es la banca y los supermercados. Esto se ha traducido en menos personas dentro de estos recintos, en largas filas fuera de ellos y en la creación de barreras físicas para evitar el contacto entre las personas.
Estas modificaciones temporales podrían transformarse en propuestas arquitectónicas permanentes para mantener una distancia prudencial entre los clientes de un negocio con el fin de disminuir la transmisión de enfermedades más allá del coronavirus. En esta misma línea, la sustitución de los aires acondicionados por la ventilación natural podría favorecer ambientes de interacción más sanos.
“La ciudad hay que re-verla en su condición de adaptabilidad a circunstancias de emergencia porque no está preparada para manejar adecuadamente estas situaciones. Desde hace tiempo ya se planteaba esta necesidad bajo el concepto de resiliencia urbana.”Carlos Chacón, docente e investigador de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC.
De acuerdo con Chacón, la arquitectura debe hacerse presente en la gestión política de toma de decisiones para definir las ciudades. Esto ayudaría a tener diseños urbanos más equilibrados y flexibles que contribuirían con la salud integral de la población y con la transformación de los espacios según las necesidades del momento.