Color y vida recobran un espacio olvidado de barrio Aranjuez
- Taller FUNdaMENTAL transformó un rincón capitalino
Lo que antes era una ladera imposible de transitar, llena de monte y con una malla que dividía a dos comunidades, se transformó en un espacio lleno de color, abierto, limpio y que invita a caminar por sus senderos. Se trata del parque infantil del polideportivo de Barrio Aranjuez, en San José y sus alrededores, que alcanzan el túnel ferroviario que atraviesa la ruta 108, entre San Francisco y Guadalupe de Goicoechea.
Esta intervención urbana es el resultado del proyecto FUNdaMENTAL Design Build que procura mejorar espacios públicos de manera táctica y que se realizó por primera vez en el país. Durante tres meses, un grupo de 10 arquitectos y estudiantes de arquitectura de diversos países trabajaron de la mano con el TEC, con las comunidades del sector y otras organizaciones para transformar esta zona de juegos infantiles en un lugar más atractivo y seguro.
Gabriel Toribio, vecino del lugar, manifestó sentirse alegre de ver el lugar restaurado después de muchos años de descuido. “Esto beneficia sobre todo a los niños y le da un realce visual muy diferente al que tenía antes. Creo que esta es una buena iniciativa para que otras municipalidades tomen el ejemplo para llevarlo a sus comunidades”, agregó.
Por su parte, Inés Guzmán, arquitecta del Taller Ken, organizador del proyecto, destacó la integración entre los vecinos, la policía, diversas organizaciones, voluntarios y el Tecnológico para finalizar con éxito la actividad. También explicó que el Taller FUNdaMENTAL obedece su nombre a que se trabaja a partir de lo que puedan hacer con sus propias manos y a partir de donaciones y material de reciclaje o que esté disponible en el lugar. “Es regresar a los fundamentos de todo, a la manera como se hacen las cosas desde cero, desde proyectar una idea, promoverla y ejecutarla. Destacamos las palabras “FUN” y “MENTAL” porque se estimula el pensamiento creativo, pero con diversión”, manifestó.
El TEC facilitó sus instalaciones en el Campus Tecnológico San José, en Barrio Amón, para que el grupo internacional sostuviera sus primeras reuniones. Asimismo, cinco estudiantes de la carrera de Arquitectura y Urbanismo acompañaron al grupo en todo momento y colaboraron en todas las etapas del proyecto, desde su diseño y producción de materiales hasta la remoción de tierra y trabajos de pintura. “Ellos nos facilitaron la interacción con la comunidad porque solo una participante hablaba español. Entonces, nos ayudaron a traducir no solo el idioma sino también la visión externa en una visión local”, añadió Guzmán.
Monitores ambientales
El parque infantil se llenó de coloridos palos de bambú que indican el nivel de polución del aire de la zona. “Tenemos la percepción de que estamos libres de contaminación por ser un parque, pero en realidad no es así porque muy cerca pasa el tren y una carretera de alto tránsito. De esta manera, el amarillo indica mayor pureza del aire y el morado mayor contaminación”, detalló la arquitecta.
Guzmán explicó que el bambú tiene un componente de titanio que limpia el aire y que se ha probado a nivel de fachadas en otros países. Esta es la primera vez que se hace con los palos de bambú dispersos y en un área irregular, por lo que regresarán en un mes a hacer mediciones de contaminación ambiental para verificar su efectividad.
Luis Andrei Esquivel, estudiante de Arquitectura y Urbanismo del TEC, trabajó en el modelado de los montículos que se realizaron en la ladera y colaboró en la consecución de recursos y en la transformación del espacio. “Lo más chiva es que es algo que se construyó en conjunto con comunidades y personas reales. Es algo real. Este factor de realidad le da a uno un sentimiento muy emotivo de que se está haciendo algo por una comunidad”, enfatizó.
Por su parte, Luis Diego Blanco, estudiante de esta misma carrera, se mostró impresionado por las diferentes perspectivas con las que se puede abordar el problema del diseño dependiendo del contexto cultural de donde se provenga. “Una de las principales enseñanzas que me llevo es la necesidad del trabajo en equipo, que uno lo ve como teoría en la Escuela, pero hasta ahora lo logro entender de una manera más completa. Hay que aprovechar las cualidades que tiene cada persona para lograr un objetivo”, puntualizó.
Unidos bajo una misma meta
Anhong Li, China:
“Fueron tres meses maravillosos porque empezamos desde cero y esta experiencia ha sido como diseñar un edificio. Aunque todos éramos de diferentes países logramos trabajar todos juntos. Me llevo la idea de conectar el parque con la comunidad que está del otro lado de la vía férrea. Quiero aplicar este diseño para solucionar problemas de seguridad y también la idea de los bambúes de colores para indicar el nivel de contaminación del aire.”
Laurence von Lignau, Haití:
“Me gustó esta experiencia porque compartimos nuestras ideas y nos escuchamos mutuamente para transformar un lugar para los niños. También considero que fue importante trabajar en conjunto con los vecinos para que la comunidad se apropie del espacio.”
Riccardo Zocche, Italia:
“El espacio cambió mucho en relación con el principio. Ahora es un lugar más amplio que invita a caminar y a disfrutar de su área de juegos. Es un espacio nuevo. Nuestra intención inicial era unir los dos niveles, abajo y arriba, y creo que lo logramos. Es importante trabajar con la comunidad porque la gente siente que el proyecto es suyo y no lo abandonarán, sino que lo cuidarán y lo mejorarán.”