Bien lo dice la frase “cada gota cuenta” y, en estos tiempos, abrir el grifo y que salga agua de calidad, potable y accesible, es realmente un privilegio que muy pocos tienen.
En un mundo donde diversos detonantes están afectando la calidad de nuestros mantos acuíferos, ríos y por ende del agua que consumimos, tener acceso al agua es un tesoro invaluable.
No solo es un indicador del grado de desarrollo económico, social y económico de un país sino que garantiza la existencia humana.
En Costa Rica, el alcance de la población que recibe agua de calidad, potable y segura es de un 91.2%.
Pese a ello, necesitamos avanzar en diversos aspectos que nos permitan lograr un mayor desarrollo de cara hacia el futuro, y estos son la educación y el saneamiento. Justamente ahí radica la debilidad nuestra, señala el Dr. Darner Mora, director del Laboratorio Nacional de Aguas de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
¿Qué sucede?
A pesar de que el país ha logrado resultados promisorios en cuanto a alcances y sus diversos programas de calidad, nos falta aún tener claros muchos factores, dos de ellos, que el agua y el saneamiento son vitales para una salud pública de calidad, y que debe existir el compromiso por parte del usuario de hacer un buen uso de este recurso.
Factores determinantes
Existen tres determinantes que son fundamentales para nuestra salud: el acceso al agua de calidad potable, el acceso a saneamiento (que también implica higiene) y educación.
El agua de calidad potable es fundamental para la ingesta, para la vida cotidiana, pero también es un alimento rico en minerales y el único que se consume todos los días, durante toda la vida. “Para que sea un alimento, debe cumplir con ciertas características físico-químicas y microbiológicas; para eso existe la vigilancia y el control de la calidad del agua”, afirma Darner Mora, director del Laboratorio Nacional de Aguas de AyA.
Si bien desde mediados del siglo XX se ha impulsado la cobertura del agua y el tema de educación, el país se ha quedado rezagado en saneamiento, de manera que se ha delegado en tanques sépticos, aproximadamente en un 74 por ciento de la población.
Según el criterio del doctor Mora, no se trata de señalar los tanques sépticos como “malos”, el tema es que tienen que ser monitoreados, vigilados, ya que muchos de los desechos que van a los tanques sépticos, después de ser recolectados por compañías que dan el servicio de limpieza, pueden terminar en ríos y luego al mar.
Desde 1958, en el marco de la OMS/OPS, se hicieron esfuerzos para establecer empresas especializadas en agua y saneamiento. Bajo esa premisa, se dictó una política para promover este tipo de instituciones y así se fueron creando en varios países de la región.
Siendo en el país AyA el ente rector y a la vez ejecutor, le ha correspondido generar las directrices para que los otros operadores como municipalidades, la ESPH, las ASADAS y algunos privados pequeños, las puedan cumplir.
En la actualidad, el AyA es operador de 214 acueductos; con eso abastece al 48% de la población. “Si le sumamos las ASADAS, que son hijos del AyA, llegamos a casi el 80%; 13% los municipios, cerca de un 4% la ESPH. Ahí se tiene que del 100% de la población, casi el 98% tiene acceso a agua por cañería; eso es un enorme avance”, menciona Mora.
Para velar por el control y la calidad de agua, se designó mediante decreto ejecutivo al Laboratorio Nacional de Aguas como el ente que apoyara al Ministerio de Salud en todo este proceso.
“Si bien casi que nosotros hacemos todo el trabajo, ellos, sin embargo, tienen un papel muy importante, como es ver por todo lo que tiene que ver con la política, las directrices, los decretos y si queremos entrar a alguna casa, hay que ir con el Ministerio de Salud. Aquí en el laboratorio, además de hacer muestreos y análisis para verificar la calidad del agua, hemos desarrollado planes para empoderar a la gente y proteger el recurso hídrico; de ahí surgen Bandera Azul Ecológica y Sello de Calidad Sanitaria”, menciona Darner Mora, director del Laboratorio Nacional de Aguas.
Retos y desafíos
Costa Rica es un país muy avanzado en cuanto a potabilidad del agua. “Quizás nos codeemos con países como Chile y Uruguay en América Latina. De hecho, uno de los mapas que sacaron los canadienses sobre a cuáles países usted podía ir y tomar agua tranquilamente, solo fueron Chile y Costa Rica como países de la región”, afirma el Dr. Mora.
La debilidad del país radica en la poca importancia dada al saneamiento y a la higiene, que se refiere a lavarse las manos luego de defecar y antes de cocinar o estar en contacto con alimentos. Así se evita el ciclo “ano-mano-boca”, que fue descubierto en 1955, y que es el que más transmite enfermedades en el mundo. De nada vale tener agua potable, saneamiento y educación, si no se aplica el correcto lavado de manos con jabón.
“El servicio de agua es continuidad, calidad, costos, cobertura, cultura. Si solo hablamos de calidad del agua, como lo hemos hecho casi siempre, puede ser un engaño, porque puede ser que se trate de un acueducto en que solo llegue el agua cuatro horas al día, y el problema más serio de la transmisión de enfermedades no es solo la calidad, es la continuidad, porque sin ella no tenés cómo evitar el ciclo ano-mano-boca. Entonces, el concepto de agua debe pasar por servicio de agua potable, si hablamos solo de calidad inducimos a error”, señala el Dr. Mora, director del Laboratorio Nacional de Aguas.
La OMS dicta las guías de calidad y cada país lo adapta a sus condiciones socioeconómicas mediante reglamentos. En los países subdesarrollados, copian las guías textualmente y eso no se ajusta a su realidad, menciona Mora.
En el caso del país, se han realizado estudios para ver cuáles son los parámetros adecuados. “Hicimos hace unos años un índice de riesgo para valorar el riesgo en la salud del agua e interpretar el reglamento, porque los reglamentos deberían tener parámetros operativos, ph, color, etc., parámetros organolépticos, los que indican color, turbiedad, etc., y parámetros de salud. En todos los países, excepto Costa Rica, Colombia y Rusia, dicen, por ejemplo, el ph no cumple, y ese ph que no cumple tiene equivocadamente el mismo peso que si tuviera zinc. Los dos son no potables, entonces hicimos el índice para eso, para darle valor relativo a cada elemento a evaluar”. Con esto, el microbiólogo o el químico pueden interpretar los análisis, e indicar si el riesgo es bajo, muy bajo, intermedio, etc. “Uno de los pocos países que tiene un laboratorio nacional somos nosotros; al ser un país pequeño podemos tenerlo concentrado, eso es una ventaja”, explica.
Para los países grandes, los estados federados, como México o Argentina, resulta muy difícil.
En Chile, por ejemplo, tienen una superintendencia, que contrata laboratorios privados. EE. UU. tiene la Agencia de Protección Ambiental que hace sus análisis, y cada estado tiene su laboratorio.
En el caso de nuestro país, la ventaja es poder integrar los resultados.
“En los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se pide contar con los datos línea base de los centros de salud y los centros educativos y nosotros ya contábamos con mucha información, gracias a los programas de Bandera Azul y Sello de Calidad; de manera que se ha podido avanzar en muchos ámbitos”, menciona Mora.
Disponibilidad del recurso
Es necesario administrar la cantidad, la calidad y la disponibilidad, labor que se debe hacer previamente, no en el momento.
En el faltante de agua hay tres causas: que no sea apta (hay disponibilidad de agua pero está contaminada y hay tratamientos que son muy caros para aplicarlos), escasez de infraestructura y cantidad.
La escasez que se vivió estos meses fue por infraestructura; no tenían las líneas de conducción, ni el bombeo, ni el diámetro para transportar el agua.
Si se quiere resolver el problema del agua en el futuro, se tienen que atender entonces esos tres aspectos mencionados: calidad, cantidad e infraestructura.
Patrones de precipitación y caudales
Según criterio del especialista, hay dos elementos muy importantes con respecto a la disponibilidad del recurso. Primero, evidentemente sí, han cambiado los patrones de precipitación. La prueba más fehaciente son los lagos de la Sabana y de la Paz, que quedaron secos; nunca había pasado y quiere decir que la intensidad de la sequía fue enorme. Ahora ya tienen agua. Estos dos lagos pueden ser utilizados como indicadores.
Segundo, los árboles son trascendentales, el bosque es fundamental; entonces, aunque Costa Rica ha aumentado la cobertura boscosa, la gente no le da la importancia que tiene al árbol, parte del ciclo hidrológico. Si se corta un bosque, se corta el agua, porque el agua que puede llegar de una lluvia ya no tiene los árboles y sin ellos no hay infiltración, sino escorrentía, que hace que esa agua se vaya a los canales, al río y al mar. No es solo cosechar agua, es cómo retener el agua, hay que tener mecanismos para retención de agua. La escasez se previene con planificación, y la planificación es de años. Para resolver el problema de escasez de agua del 2020, se debería haber trabajado desde hace muchos años.
Aguas residuales
En el país, no llega al 15% de la población el servicio de tratamiento de aguas residuales que por plantas especializadas. Si se considera la primera fase una planta que está en construcción, la cual tiene dos etapas, se llega al 15%; con la segunda etapa llegará al 26%, en el 2025.
El estándar mundial, según lo que indica la Organización Mundial de la Salud, debería ser de un 52%.
RP.- ¿Por qué tanto rezago?
DM.-R/ Porque es muy caro, y porque no se le puede achacar [sic] la operación y mantenimiento, porque la tarifa sería demasiado alta, entonces hay que achacársela [sic] al Estado. En ningún país del mundo, de los desarrollados, el saneamiento lo hizo la empresa privada, sino que se hizo entre la empresa privada y el Estado. En Costa Rica hay que hacerlo igual. En esta administración se han aprobado préstamos, para Quepos, para Golfito, para Jacó, y para esa segunda etapa de ampliación del alcantarillado, pero no estamos ni a medio camino, sino empezando. En Chile, por ejemplo, usaron un modelo en el que privatizaron el servicio y hoy están a un 84% de tratamiento de las aguas residuales, lo que es un éxito, pero la población no está contenta, porque cuando iban a privatizar el servicio, anunciaron que las tarifas iban a bajar y no bajaron. El hecho es que la salud cuesta y hay que pagarla.
RP.-¿Es barato el servicio en Costa Rica?
DM.- R/ Yo, que tengo 40 años de estar acá, no se me olvida [sic] un anuncio que tenía Mercadeo de AyA, que decía: “el agua es barata y el desperdicio es caro”, cuando lo cierto es que el agua no es barata y el desperdicio es muy caro. Ese debió haber sido el eslogan, porque tratar el agua superficial con plantas de tratamiento es muy caro.
Costa Rica ha subsidiado eso, entonces si en algún momento se le pone el precio correcto, la gente empieza “a brincar”, porque no está en la cultura que el agua hay que pagarla, porque es el elemento más esencial que tenés, no se le reconoce el valor, porque se ha cobrado barato, más barato que el celular, más barato que la cerveza, más barato que el agua embotellada. Usted, con un metro cúbico de agua, hace mil botellas de agua y, ¿cuánto vale la botella? Vale mil veces más, y bueno, aunque no me ha preguntado al respecto, le voy a comentar: el agua envasada es una moda, que nace en los países de escasez de calidad de agua, Europa, China, los EE. UU.
Entonces, el negocio de vender agua es un buen negocio, pero ese negocio, en países subdesarrollados, como República Dominicana, va en detrimento del acueducto, en RD el 65% de la población toma agua envasada, sin que sea necesario, solo porque estás en un país tropical, de moda, de turismo, con un agravante, hay tres o cuatro tipos de agua envasada en general, el agua natural de manantial que mantiene todos los minerales, ahí vos te estás tomando el alimento, el agua tratada por ósmosis reversa, que le quitás los minerales, ahí estás tomando agua destilada, y no te estás alimentando, y tenés aguas minerales naturales, que tienen exceso de minerales, y tenés aguas de acueductos envasadas, que aquí ha pasado. De esos cuatro, el que le quita los minerales está cometiendo un error, pero el reglamento no distingue entre los tipos de agua. En concreto, en agua de consumo humano somos excelentes, en saneamiento somos deficientes, en higiene somos medianos; la gente aquí se baña, le gusta el aseo, pero no ha entendido que las manos son las que transmiten enfermedades.
Por lo que se debe cuidar y preservar [el agua]. Porque el mayor pecado es la abundancia, porque ahí no nos importa nada; en la escasez es donde aprendemos. El AyA ha fallado en la parte educativa; diría que el que más ha educado es este laboratorio, eso es de todos los días..