La relación entre el agua y el ser humano ha sido una relación abusiva, tóxica y altamente contradictoria.
Es inaudito, pero con nuestro accionar hemos ido devastando el planeta. La violencia desatada contra la vida natural ha ocasionado que poco a poco los recursos se agoten.
Durante décadas, la sociedad ha vivido bajo el paraguas del consumo desmedido sin pensar en que era y es fundamental preservar, cuidar. Hoy, el mundo está en jaque y se debate en una verdadera encrucijada por revertir lo que por años el ser humano ha provocado. El desabastecimiento mundial del agua es inminente.
Considerado como el mejor indicador del grado de desarrollo social y económico de un país, el agua es el motor bajo el cual se sustenta la vida. Su conservación y calidad están vinculadas prácticamente a todas las actividades económicas y sociales, en especial la salud de la población. Se estima que el 80% de las enfermedades del mundo se debe a problemas relacionados con el recurso hídrico.
Debido a la importancia que tiene para la salud, la adecuada gestión de los recursos hídricos requiere y necesita soluciones prontas, para paliar los desafíos en este nuevo siglo.
La deforestación, la contaminación de los ríos, bosques y suelos, el manejo de desechos, el uso desmedido del agua, la falta de concientización, el exceso de infraestructura, el manejo de aguas residuales, se convirtieron en un tsunami de inconvenientes que afectan hoy este preciado recurso, sumados a los conflictos por querer apoderarse de algo que es un derecho universal.
Estos problemas de derechos, de intereses, de políticas públicas son de vieja data. Independientemente de las diversas situaciones que lo rodean, el agua debe preservarse. En el caso de nuestro país, muchos han sido los estudios e informes que señalaron la situación de emergencia que se podía desatar de no tomarse las previsiones necesarias.
La oferta hídrica está en crisis: situación actual
En criterio de varios especialistas consultados, una de las causas del deterioro de la calidad de las aguas es la poca atención que se le presta a la problemática de las aguas residuales en las zonas urbanas, donde se utilizan las acequias y quebradas como receptores de dicha contaminación.
Así lo señaló en su momento el Programa Estado de la Nación (Informe del 2003), que si bien ya tiene sus años, alzaba una voz de alerta de lo que vendría: “Nuestro país enfrentará una emergencia hídrica en los próximos años si no se toman las medidas necesarias para evitarla. Y esa información es, en este momento, de vieja data ya. “Un aspecto importante es que hay preocupación por el abastecimiento del agua, por lo que se han hecho inventarios de la oferta hídrica, pero sin considerar la contaminación; entonces, hablamos de cantidades de agua, pero no estamos diciendo si esa agua es apta para el consumo humano, o está altamente contaminada”, menciona el especialista en este tema y profesor del Tecnológico de Costa Rica (TEC), Dr. Guillermo Calvo Brenes.
De acuerdo con el especialista, durante años, las instituciones del gobierno se han interesado en incrementar la cobertura del agua para el consumo humano y ha habido un rezago importante en el alcantarillado sanitario. Básicamente, en ese tema, apenas se ha gastado en años pasados cerca de un 1.6% del presupuesto.
Además, la disponibilidad del agua tiene otros aspectos importantes, pues se habla de ella a nivel nacional, pero la cantidad varía en diferentes zonas; en Heredia, por ejemplo, puede haber una alta disponibilidad de agua y en Guanacaste hay una escasez tremenda. Entonces, cuando se habla de disponibilidad, no se está viendo en detalle cómo está en cada región.
“Es importante saber que la recarga de los mantos acuíferos ocurre por infiltración. El agua de lluvia que cae tiene que permear hacia el subsuelo para recargarlo. Si nosotros eliminamos bosque, si por ejemplo urbanizamos tierras que antes se usaron en agricultura, entonces estamos impermeabilizando el suelo y el agua de lluvia que cae no se infiltra, sino que termina yéndose a los ríos y de ahí al mar. Entonces, por un lado, esa escorrentía, esa lluvia fuerte, lo que acarrea son contaminantes, y se vuelve un agua que no podemos aprovechar y al terminar en los ríos, no hay una buena recarga de los acuíferos”, enfatiza el Dr. Guillermo Calvo Brenes, del TEC de Costa Rica.
Para los expertos, otro punto importante que se debe considerar es el cambio climático. El aumento de la temperatura provoca que los caudales disminuyan, de manera que habrá menos cantidad de agua.
“También se habla de que el cambio climático ha provocado un cambio en los patrones de precipitación, por eso vemos lluvias muy focalizadas. En la zona de Heredia usualmente vemos aguaceros muy fuertes, en el Área Metropolitana, por tiempos muy cortos y por otro lado sequías muy fuertes en la zona de Guanacaste. Esa variación, la alta temperatura, la baja en los caudales y un cambio en los patrones de precipitación, implica contaminación de ríos, inundaciones, escasez de agua, que también afecta la generación eléctrica; hay efectos de escorrentía, lo cual acarrea contaminantes que van directamente a los ríos”, añade Calvo Brenes.
“En las aguas subterráneas, en algunos sitios estamos gastando más de lo disponible. En Guanacaste hay escasez, hay mucha agua superficial contaminada y los acuíferos también muestran esa contaminación”, Dr. Guillermo Calvo Brenes.
“Entonces, lo anterior ocasionó que en la estación seca hubiera muchos cortes del servicio de agua en varios puntos del país, que hasta donde yo recuerdo nunca se habían dado, a no ser que fuera por mantenimientos; pero la escasez preocupa, porque demuestra que nuestra disponibilidad de agua está disminuyendo”, indica el experto en aguas.
¿Qué ha ocurrido?
En 1970, se decía que el país contaba con una disponibilidad por persona de 55 mil metros cúbicos. Posteriormente, para 1996 se decía que 30 mil metros cúbicos, y para el año 2020, se preveía una cantidad de 19 mil metros cúbicos, así que según esos datos, se nos está acabando el agua, señala Calvo Brenes.
Luego, para el 2016, salió otro estudio sobre la disponibilidad de agua per cápita por país, y señalaba que Costa Rica tenía disponibilidad, para el 2016, de 31 300 metros cúbicos por persona por año.
En esa misma información se dice que EE. UU. tiene una disponibilidad de 9 mil metros cúbicos por persona por año; México de 3500, e Israel de 97; eso muestra las diferencias que hay entre países en cuanto a la disponibilidad de agua. “Aparentemente, el país tiene una gran disponibilidad de agua. De acuerdo con la FAO, en el 2015, la demanda de agua per cápita era de 482 metros cúbicos por año, para uso agrícola, para uso municipal y para uso industrial, ahí se da una sensación como de que tenemos agua por todas partes y la gente no se preocupa por eso. Pero, por otra parte, como mencionaba al inicio, una cosa es tener agua que se pueda beber y otra que no, ya eso varía los números. Cuando hay agua contaminada, hay contaminantes que no se pueden eliminar, y otros que sí, pero sale muy costoso.
A final de cuentas, el agua contaminada no nos deja muchas opciones. Entonces, aparentemente tenemos mucha agua y lo que necesitamos es relativamente poco, pero esa cantidad debe tener ciertas características, que no toda esa disponibilidad que está ahí la brinda. Por otro lado, esos estudios de capital hídrico que se han hecho en el pasado, están mostrando que hay una disminución”, menciona el experto del TEC.
Un dato importante que señala ese estudio del año 2016 es que el 60% del agua que suple a Costa Rica es subterránea, y en el Estado de la Nación del 2009 se menciona el caso particular del acuífero de Barva y Colima, donde se indica que la recarga calculada de ese acuífero era de 9720 litros por segundo, y la extracción calculada entre pozos legales e ilegales era de 9870 litros por segundo. ¿Qué implica eso? Un déficit. Entonces, si dependemos de alrededor de un 60% de fuentes subterráneas y estamos sacando más agua que la que se recarga, en algún momento dado vamos a tener una disminución, añade el experto en aguas del Tecnológico de Costa Rica.
“La mayoría de los ríos están contaminados con contaminantes físico-químicos y microbiológicos. Recientemente, hemos hecho estudios y encontramos contaminación con metales pesados y se desconoce, por otro lado, la magnitud de la contaminación por pesticidas y herbicidas; en eso no se ha hecho nada”, Dr. Guillermo Calvo Brenes, del TEC.
El caso del acuífero de Barva-Colima es muy importante en esa zona alrededor de Heredia por el abastecimiento. Así que, según los estudios, con el tiempo, se va disminuyendo la disponibilidad.
“Yo no tengo certeza de la manera en que se hace ese tipo de estudios, para, por ejemplo, determinar la cantidad de agua disponible que hay en un acuífero; ese tipo de análisis es complejo y son básicamente estimaciones, pero en algún momento dado se puede agotar. Otro aspecto importante con respecto a la disponibilidad, es el caso de algunos pozos en Guanacaste, que tuvieron que cerrarse porque tenían un contenido de arsénico bastante fuerte”, dice.
En palabras del especialista, realmente nuestra disponibilidad de agua, ya sea por disminución o por contaminación, cada vez es menor.
Esfuerzos insuficientes
Para el especialista, el gobierno central y sus instituciones se han preocupado más por brindar agua potable hasta el último rincón del país, y se han desentendido del tratamiento de las aguas residuales domésticas, que representan un volumen muy importante de contaminantes que van hacia los ríos y hacia el mar.
Hasta hace poco, el país cuenta con su planta de tratamiento, mientras que Nicaragua, Panamá, y otros países de la región ya cuentan con plantas desde hace tiempo.
¿Qué sucedió?
Trataron de pasar esa responsabilidad a los constructores de urbanizaciones, de manera que las empresas debían construir plantas que estuvieran a cargo del mismo vecindario.
Lo anterior, según Calvo, es un error, porque el funcionamiento de las plantas de tratamiento es muy delicado, requiere cuidado, conocimiento, porque es un proceso microbiológico, que si no se tienen los cuidados del caso, los microorganismos se mueren y entonces la planta deja de funcionar. Por otro lado, requiere de una vigilancia relativamente constante y cuidado. Creo que ninguna comunidad en particular estaría en disposición de pagar una persona para que esté al tanto, de manera ad honórem, de esa situación, por eso me parece que eso ha sido un rotundo fracaso. Creo que el gobierno ha eludido su responsabilidad.
Libro Ríos, Fundamentos sobre su calidad y la relación con el entorno socioambiental, Guillermo Calvo Brenes.
Alcantarillado sanitario
Un dato que preocupa a los expertos y personas vinculadas con esta temática es que, de acuerdo con un informe del Estado de la Nación del 2019, la cobertura del alcantarillado sanitario para el 2017 en Costa Rica era de 14.4%, mientras que a nivel mundial la medida es de alrededor del 60%. Lo anterior significa que no se están recolectando las aguas para procesarlas, y por otro lado, se tiene la situación de que el agua recolectada por el sistema del alcantarillado sanitario hace unos años apenas era de un 25%, quedando un 75% sin tratar y todas esas aguas al final de cuentas terminan en los ríos. Si no están tratadas, toda la contaminación termina también en los ríos, reduciendo la utilidad que el agua pueda tener.