Considerados como uno de los principales elementos para llenar de oxigenación a todos los seres vivos, los bosques hospedan la más rica biodiversidad de nuestras Áreas Silvestres de Costa Rica.  No es para menos, nuestro país se encuentra entre los 20 países con la mayor diversidad biológica del mundo.

 

Si bien la tala sin reforestación, la ganadería sin control y la agricultura se han convertido en el enemigo número uno de los bosques en todo el mundo, Costa Rica ha ido revirtiendo lo que en el pasado era un paisaje sombrío y desolador.

 

Diversas iniciativas, esfuerzos y programas de conservación han hecho que nuestros bosques comiencen a abrir sus enormes ramas, donde muchísimas aves y especies se contonean.

 

En criterio de los especialistas, desde una perspectiva general, nuestro sistema de parques nacionales ha sido una gran apuesta al día de hoy y nos brinda muchos réditos en el sector turismo, y en la cultura ambiental y de conservación del entorno.

 

No obstante, como áreas que son, enfrentan muchas amenazas de aquellos que están inmersos en una matriz un poco más urbana, en actividades como la cacería y cierta extracción de diversos productos de los bosques.  En las áreas marinas, por ejemplo, hay una gran necesidad de mejorar las condiciones de control y protección, aunque también la tienen las áreas terrestres, menciona el Ing. Luis Guillermo Acosta Vargas, investigador y profesor de la Escuela de Ingeniería Forestal del Tecnológico de Costa Rica (TEC).

Radiografía de los bosques muestra serios problemas

Para el especialista del TEC, existen actualmente dos situaciones, una es la realidad en cuanto a los bosques, primero que la cobertura boscosa ha ido creciendo y, viendo estadísticas de América Latina, se nota que solo Costa Rica, Puerto Rico y El Salvador han logrado recuperar los bosques. Es decir que la tendencia de pérdida de bosques se sigue dando.  En cuanto a la meta de carbono neutralidad, muchas de las áreas protegidas, tienen bosques maduros, son importantes, porque son un stock de carbono que tenemos ahí y que, por deforestación no se va a liberar. Sin embargo, muchos de estos bosques, al ser maduros, sus tasas de crecimiento de captura son menores. Por lo que los bosques en crecimiento deben ser el énfasis, porque son los bosques secundarios, con mayor potencial de captura de carbono.

 

Ahora, en cuanto a la meta país hacia la carbono neutralidad, se deben tener en cuenta otras medidas como la reducción de hidrocarburos, no dejar todo solo a lo que pueden hacer los bosques en captura.  Además, hay que ser conscientes de que las Áreas Silvestres Protegidas aportan carbono azul, que tiene que ver con todo lo que está ligado a las áreas marinas. Cuando una especie por ejemplo ya está extinta no hay nada que hacer, añade.

 

“Es una realidad que enfrentamos, la pérdida de especies, y ligándolo a las áreas protegidas, es una pérdida con varias causas, una de ellas es la relacionada a la fragmentación, en la que tenemos poblaciones que no pueden acceder a una alimentación adecuada, por ejemplo, el mono tití en Manuel Antonio y la Península de Osa.  Hay amenazas serias que se dan como la cacería ilegal, el extractivismo o extracción de plantas, especies maderables de alto valor comercial, eso es grave y genera un efecto en cascada, pues afecta todo el ecosistema”, señala el Ing. Acosta  Vargas.

 

Datos de un estudio que se está realizando en el TEC,  mencionan que cuando se hace un análisis de las existencias de las especies forestales maderables en el bosque y se observan las existencias de la regeneración, que son todos los arbolitos pequeños, se ve que no hay una paridad entre las especies que están en el dosel, con lo que se regenera, eso es una alerta de que hay problemas, sobre todo para especies que están asociadas a la pérdida de los dispersores y ahí se entra a un tema que se llama defaunación, que se refiere a los bosques que se ven bastante bien, pero donde la cacería ilegal ha repercutido sobre las poblaciones de fauna, que son las que se encargan de dispersar las semillas de estas especies, para que sigan presentes en esos bosques.  Lo que es grave ahí, y que está relacionado con la estrategia de carbono neutralidad, es que muchas de las especies que requieren fauna, son las que tienen alto valor comercial y que tienen pesos específicos altos, así que son las que tienen mayor capacidad de almacenar carbono. Entonces, no es lo mismo un bosque, a partir de especies de crecimiento rápido, que un bosque primario con especies de crecimiento lento, que tienen la capacidad de almacenar más carbono.

 

Dentro de la visión país, creo que el fijar una fecha permite actuar. Hay que ser consciente de que hay muchos obstáculos que se deben vencer, anota el Ing. Luis Guillermo Acosta Vargas, investigador y profesor de la Escuela de Ingeniería Forestal del TEC.

 

Otra amenaza seria es la introducción de especies animales, porque crean un desequilibrio. En un proyecto que realiza el TEC en el Parque Nacional Isla del Coco, liderado por este investigador acerca de la restauración de los ecosistemas en esta área, se ha estado monitoreando por 12 años el efecto en el crecimiento de los bosques y ya se tiene información concreta, por ejemplo, sobre la introducción de cerdos y de venados en el ecosistema, que es muy frágil, ya que este parque no cuenta con depredadores que consuman estas dos especies y se está dando una afectación grave.

 

En el caso de la Isla del Coco, en términos de la conservación de sus especies, muchas de ellas endémicas, se están viendo amenazadas por la introducción del cerdo y el venado.

 

“Como ve es un panorama amplio y complejo. En síntesis, le puedo decir que sí, la pérdida de especies se está dando y sí, se da sobre las especies que son propias de nuestros ecosistemas, y se da por las amenazas que mencioné. Igual que los cerdos y los venados, podemos mencionar otros casos, por ejemplo, los efectos que se están teniendo en Cahuita y las costas del Caribe con la llegada del pez León, que se introdujo y ha tenido repercusiones serias, no sé qué tanto se ha cuantificado, pero desde un inicio se sabe que ha afectado las poblaciones locales”, añade.

 

No obstante considera que si bien aún falta mucho por hacer, se han dado pasos importantes de mejora.