Emprender, en cualquier parte del mundo, es todo un desafío. Costa Rica no es la excepción; ser emprendedor va más allá de los buenos deseos y las intenciones de querer, como quien dice, “salirse del canasto” y ser su propio jefe.
Algunos especialistas consideran que el país podría estar presentando un letargo en esta materia.
“El asunto está grave, en el país no se están haciendo cosas serias en temas de emprendimiento; el emprendimiento es un negocio de pocos, hay argollas muy fuertes”, dice Carlos Peña, director de la fundación Costa Rica Emprende.
Por su parte, la Ministra de Economía y coordinadora del tema de Mipymes durante la administración de Luis Guillermo Solís, Geannina Dinarte, acepta que las políticas relacionadas con emprendimiento no han logrado todos los frutos deseados, pero afirma que se ha mejorado en los aspectos estructurales que limitan a los emprendedores.
“Nosotros hemos venido avanzando en la definición de un plan de acción para poner en marcha la política de emprendimiento que se lanzó en noviembre de 2014; hemos venido trabajando de forma más cercana con los distintos actores del sistema de emprendimiento. Esto nos ha permitido identificar brechas, limitaciones y oportunidades y nos ha llevado a lograr acuerdos entre las partes para lograr una mejor implementación de la política pública”, explicó la Ministra.
Sobre el tema, Elena Hernández, presidenta de Coopemipymes (cooperativa que agrupa a 95 emprendedores), piensa que aunque el entramado y el sistema de emprendedurismo no es 100% eficiente, sí se están haciendo esfuerzos importantes desde las instituciones para facilitar el proceso para los empresarios.
“A mi parecer, es mucho más fácil en comparación con otros países; las instituciones se han unido y están más anuentes a darles capacitaciones a las personas que quieren emprender. Las instituciones están tratando de apoyar los emprendimientos”, dijo Hernández.
Financiamiento y trámites, los dos grandes temas
Diferentes estudios internacionales, como el Índice de Competitividad Global, el Doing Business y el Índice de Emprendimientos y Desarrollo Global, coinciden en las falencias que más afectan a los emprendimientos en el país.
Un obstáculo recurrente es el acceso a financiamiento, ya que el Sistema de Banca para el Desarrollo (creado en 2008) sigue arrastrando problemas.
Según Peña, los recursos se quedan en pocas manos y además el sistema se ha convertido en un medio para que las incubadoras de negocios se aprovechen de los recursos estatales.
“Banca para el Desarrollo les paga a las incubadoras $600 por cada proyecto que incuban por mes hasta que el emprendedor desista o el proyecto salga al mercado. Por eso a las incubadoras les sirve la ineficiencia; tardan hasta cuatro años para concretar una idea porque a ellos les sirve recibir esos recursos”, explicó Peña.
Dinarte acepta que el proceso de reforma a la Banca para el Desarrollo no ha sido fácil, pero afirma que este sigue avanzando y que ya se notan cambios en términos de colocación de créditos.
Según la Ministra, en los países con mejores prácticas relacionadas con emprendimiento nunca se incuba una idea por más de un año.
“Sobre Banca para el Desarrollo es importante decir que se ha logrado una buena colocación de fondos. Queremos que se abra el foco al emprendimiento; por eso este año se espera lanzar el capital semilla y terminar de armar el programa de capital de riesgo. Trabajar con el sector financiero es un poco complejo por toda la regulación que existe en ese tipo de temas, pero ya Banca para el Desarrollo viene avanzando. Ahora hay que lograr acuerdos con el resto del sector financiero para lograr la colocación, porque es muy difícil que confíen en las etapas emprendedoras”, mencionó Dinarte.
La ministra, al igual que Peña, es crítica con el dinero que se destina al modelo de incubadoras y advierte que el modelo de incubación no debe verse como la única opción para promover el emprendimiento.
“Las incubadoras por sí mismas deberían tener un modelo que les permita tener casos de éxito. Es importante entender que el modelo de incubación es un modelo de acompañamiento, de guía y por supuesto es un modelo que permite apoyar el surgimiento de negocios; pero no es el único modelo. Nosotros en el monitoreo que hacemos hemos observado algunos resultados un poco tímidos con respecto a la gestión de las incubadoras, tenemos empresas que se están incubando por años y eso es un problema en el modelo de acompañamiento”, comentó.
“Ciertamente hay un cuestionamiento sobre el tiempo y los resultados de los procesos de incubación en el país y por supuesto de la dependencia de los fondos públicos; las incubadoras no puede estar ligadas solamente a los fondos públicos”, agregó la funcionaria.
Durante 2016, la Banca para el Desarrollo brindó créditos por ¢201 000 millones. Del total de créditos, un 56% se canalizó a las actividades agropecuarias, un 19% a servicios y un 15% a comercios. Para el 2017, el sistema espera colocar unos ¢227 000 millones en créditos.
Al lado del financiamiento, una crítica también recurrente es el tema referente a exceso de trámites.
“Los trámites no se han reducido casi que nada, no hay plataformas digitales, la Ley de Simplificación de Trámites se queda en el papel”, cree Peña.
En contraposición, la cabeza del MEIC piensa que en trámites es donde más se ha avanzado durante la administración Solís.
“Se estableció una cantidad de trámites que se tenían que reducir y la tarea la han asumido los ministerios de forma bastante responsable. Pedimos que el oficial de simplificación de trámites de cada institución sea uno de los jerarcas (viceministros, ministros, presidentes ejecutivos o gerentes) para tener una garantía de que hay una autoridad pidiendo el ajuste de los trámites”, dijo Dinarte.
Adicionalmente, la jerarca explicó que desde el Ministerio de Economía se presentó un proyecto de ley para simplificar la formalización de negocios en el país y se ha avanzado en negociaciones con otros ministerios para facilitar los trámites a los emprendedores.
Nuestro ecosistema
Un punto en el que coinciden Dinarte, Peña y Hernández es que hay temas del ecosistema en que se desarrolla el emprendimiento que afectan fuertemente.
“Uno de los problemas que veíamos cuando se lanzó la política tiene que ver con la deficiente articulación de todas las partes que tienen participación en el fomento del emprendimiento y, si bien eso no se ha solucionado totalmente, sí estamos dando pasos importantes en términos de que las partes se sientan protagonistas de la política y se comprometan. El ecosistema es complejo definitivamente, pero se han dado pasos importantes para propiciar una mayor cercanía”, explicó Dinarte.
“No existe, hasta ahora una articulación clara entre los distintos actores que incentive el desarrollo del emprendimiento, ni una política que logre enlazar y ordenar a los actores en un ecosistema, sino más bien esfuerzos aislados que terminan logrando poco impacto en la economía”, externó Peña.
Otro tema importante referente al contexto en que se desarrollan los emprendedores en el país es que falta articulación en el tema educativo. La educación no está diseñada para que las personas vean el emprendimiento como una opción para surgir y tampoco se enfoca en desarrollar capacidades blandas que lleven a la innovación.
“Hay poca gente que llega a las universidades y, de los que salen, la mayoría quieren ser empleados; y no es culpa de ellos porque no se educa para emprender, los que quieren emprender son muy pocos y en la mayoría de los casos no tienen las habilidades blandas necesarias para hacerlo”, dijo Peña.
“El emprendimiento es algo que se tiene que fomentar en las edades más tempranas para que las personas visualicen no solo la opción de empleo como estilo de vida sino también del emprendimiento”, coincidió Dinarte.
A la defensiva
El apoyo al sector Mipymes siempre será un tema de debate nacional, y entre quienes trabajan por la defensa y el desarrollo de este sector está CIE-TEC Incubadora de Empresas del Tecnológico de Costa Rica.
Para su coordinador, Juan Carlos Martí, sí hay herramientas serias de apoyo para el crecimiento de las Mipymes, y es falso que los recursos para el emprendimiento se queden en pocas manos, que las incubadoras aprovechen los recursos públicos y que las incubadoras estén recibiendo dinero mensualmente por incubar proyectos por parte de Banca para el Desarrollo.
Aclara que anteriormente hubo dos proyectos de capital semilla para emprendimientos con fondos reembolsables y esos recursos eran entregados a los emprendedores por medio de incubadoras; sin embargo, actualmente las incubadoras no están recibiendo fondos públicos para apoyar los emprendimientos.
La jerarca del MEIC fue tajante al mencionar que las incubadoras por sí mismas deberían tener un modelo que les permita tener casos de éxito, y que conocen empresas que se han estado incubando por años, lo cual representa un problema en el modelo de acompañamiento.
Este criterio fue aceptado por el Coordinador del CIE-TEC, quien aseguró que esta situación es parte de las realidades que enfrentan los emprendedores que aún no están preparados para dar resultados.
“Nosotros somos un reflejo de la inmadurez del ecosistema; sin embargo, hemos dado pasos muy fuertes y significativos en los últimos años. Veo que las incubadoras, aunque nos falta aprender, vamos en una dirección adecuada en responderle a ese estado del ecosistema. Además el sistema de Banca para el Desarrollo debe apostar de forma no cortoplacista en el emprendimiento de una pyme y generar métricas unificadas en las incubadoras”, comenta Martí.
El experto agrega que un factor que está afectando el éxito de los emprendimientos Mipymes es el acceso a financiamiento, el capital de riesgo y la inversión, ocasionando que se detenga el crecimiento.
El especialista coincide en que no hay una articulación entre los actores vinculados con el sector Mipyme, pero asegura que el sistema cada día se está alineando más para elevar su eficiencia y colaboración. No obstante, menciona que las autoridades actúan de manera aislada porque no se le ha dado la importancia a un ente rector único, por lo que se necesita una instancia que englobe los esfuerzos de emprendimiento que se hacen en diferentes instituciones.