Más allá de la nota máxima
La Oficina de Comunicación y Mercadeo no toma como suyas, las opiniones vertidas en esta sección.
Por: Catalina Núñez Álvarez
Graduada de Administración de Empresas del TEC
hablemos@catalinanunez.com
Nuevamente tengo la alegría de escribirle a través de este medio. En la ocasión anterior abordé el tema de la productividad personal, y cómo el hecho de que cada uno de nosotros sea más productivo en su vida finalmente implicaría potencialmente un beneficio social.
Lo anterior tiene mucho que ver con lo que le compartiré en este nuevo artículo en el cual quiero analizar “en público”, por qué razones considero que todos deberíamos dar lo mejor de nosotros mismos al realizar un proyecto o cualquier misión. Es decir, como si buscáramos una nota de 150, pero sin que eso sea lo más importante.
Especialmente, me gustaría que este mensaje llegue a estudiantes universitarios, aunque claramente todos podemos reflexionar sobre estos temas. Pero pensando en ellos, contaré entonces un poco sobre lo que fue mi experiencia universitaria y los proyectos que realicé.
Durante mis cuatro años de carrera estudiando Administración de Empresas en el Tecnológico de Costa Rica, realicé un poco más de 24 proyectos semestrales, donde durante 17 semanas teníamos la labor de desarrollar alguna evaluación y propuesta para una empresa. Así que tuvimos la oportunidad de hacer proyectos en temas de Gestión del Talento Humano, Mercadeo, Estrategia, Finanzas, Productividad y más.
Le cuento que hace algunas semanas visité una de las empresas donde realicé uno de aquellos proyectos. En ese momento, la empresa tenía alrededor de dos años de operar y nos dieron la oportunidad de colaborar con un trabajo de productividad.
Fue una de las mejores experiencias entre todos mis proyectos, ya que la aceptación por parte de los empresarios de recibir nuestros aportes fue realmente muy genuina y facilitadora; y junto con mis compañeros de equipo llegamos a la conclusión de que en ese momento en realidad sí logramos marcar una diferencia, en la medida que fuese, para el camino que seguirían estos cofundadores.
Ahora, un poco más de un año después del proyecto, al visitar el negocio, las señales me indicaron que les está yendo muy bien. Eso me alegra enormemente, y el reencuentro me reforzó varias ideas que ya tenía preparadas para este texto.
En gran medida, la trascendencia de nuestros aportes dependían posteriormente de la empresa. No obstante, para nosotros eran éxitos rotundos. ¿Por qué? Porque nos gustaba trabajarlos, dábamos literalmente el 150% en cada uno de ellos.
En mi caso, obvio me emocionaba sacar buenas notas, pero realmente esa no era la causa de mi forma de trabajar. De verdad la nota caía por el mismo peso del esfuerzo; es decir, que era una consecuencia de que más bien desde el inicio sintiera el impulso a ver cómo aportarle a la empresa, a probar cosas nuevas con el proyecto y a que fuera un éxito para todo el equipo.
Hay muchas razones por las que uno podría no querer dar más de lo que le piden, a veces siente que no es necesario, a veces que no es justo, otras veces no se siente ese impulso. Incluso podría ser que no conecta con el profesor o está trabajando con un grupo que no es de su agrado.
He experimentado casi todas esas, las buenas y las malas. A pesar de las razones en contra de entregar “de más”, la mayor parte del tiempo simplemente me nace hacerlo y ya. Por supuesto que soy una simple mortal: por lo tanto la parte de organizarme, trabajar horas extra y todo lo que conlleva dar el extra siempre tendrá su reto, y su lucha interna, pero algo en el fondo me mueve.
Aún así, escribir este artículo me obliga a filosofar las razones, las que considero aplicables para muchas personas y que por lo tanto alguna que otra puede resonarle a usted. Con eso ya me quedaría feliz.
Seis razones específicas
Estas son algunas razones y pensamientos sobre por qué opino que deberíamos siempre, dejarnos dar “la milla extra”:
- Hay millones de formas en las que al dar ese extra, podemos mejorar la vida de las demás personas. Sin que nos falte humildad, es realmente muy bonito el sentimiento que genera ayudar a alguien más, y es triste que muchas personas no se den la oportunidad de experimentarlo.
- Realmente no es tan difícil encontrar un beneficiario de nuestros proyectos, ¡porque hay tantas necesidades en este planeta! Así que sin duda es una razón servida en bandeja de plata.
- Entonces, identifique un beneficiario. Si su asignación en la universidad no se lo indica claramente, ¡búsquelo! Uno externo puede ser una empresa, su comunidad, los animales, el planeta, …. la lista sigue.
- En el caso de la universidad, es un excelente momento ya que es una época de puro aprendizaje y exploración. Entonces liberarnos a hacer más de lo que nos piden es una excelente forma de descubrir qué cosas nos gustan más. Quizá eso que nos apasiona estaba un paso más allá de la lista de 5-10 elementos que el profesor nos pidió.
- Ese beneficiario que le menciono, ¡puede ser usted mismo! Si ese esfuerzo adicional lo va a beneficiar directamente entonces ni hablar. Está bien en pensar en nosotros mismos, después de todo si estamos bien, con más facilidad y más razón podemos pensar en los demás (¡mi artículo anterior va perfecto para complementar este punto!).
- En el caso universitario, y siguiendo el punto anterior: si nos vamos a los números, aunque una nota no es lo más importante del mundo, nadie va a negar que un buen promedio le puede abrir puertas a oportunidades tales como una becas o trabajos.
Dejando de lado mis razones, para que usted filosofe las suyas
Quizá algunos de estos puntos le suenen bien, otros demasiado utópicos o que no aplican para usted por diferentes razones. Entiendo eso, y claramente lo respeto. Solamente uno mismo sabe las razones dentro de su mente y corazón para querer/poder hacer o no algo.
Por lo anterior, quiero cerrar este artículo con una sugerencia. Le decía que este artículo va mucho de filosofar, yo filosofé mis ideas para concluir elementos que pudieran ser útiles para muchos, pero lo que sirve para uno, considero que realmente solo cada persona lo va a poder descubrir. Pero por suerte hay técnicas que nos ayudan. ¿Ha escuchado sobre la técnica de los “5 por qué´s”? Esta fue desarrollada por Sakichi Toyoda, para la Corporación Toyota.
Es una técnica que apunta a resolver situaciones gerenciales. Lo que pasa es que a mí nadie me saca de la cabeza que uno es el gerente de su misma vida, nos toca dirigirla, resolver nuestros problemas, evaluarnos, ser estratégicos y construir nuestros futuros. Así que si me preguntan a mí, esta técnica es perfecta para la evaluación personal.
En casos donde se vea frente al predicamento de qué hacer o hasta dónde quiere llevar su esfuerzo, puede aplicar esta técnica preguntándose “¿Por qué no quiero hacer eso si sí puedo?” o “¿por qué me da pereza pero sí lo quisiera hacer?”. Convierta en pregunta inicial esa justificación que se dice a usted mismo.
Hace poco apliqué esta técnica en un momento emocionalmente complejo, para decidir si ayudaba a una perrita que apareció accidentada cerca de la casa, para lo cual tuvimos que decidir si amputar o no su pata. Creo que fueron unos 20 por qué´s, pero la respuesta final me dejará en paz para siempre. Sobre ella (Mayu) y sus lecciones le contaré en otra ocasión.
¡Gracias por leerme! Recuerde que abajo en referencias le dejo el link al artículo de la técnica de Toyoda, espero que sea de su mayor provecho.
Referencias
Serrat O. (2017) The Five Whys Technique. In: Knowledge Solutions. Springer, Singapore. Recuperado de: https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-981-10-0983-9_32
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