La huella del TEC en Barrio Amón
Más allá de los cientos de profesionales que ha graduado la sede del TEC en San José por más de 40 años, este Campus ha contribuido de diversas maneras a la conservación y al desarrollo de Barrio Amón, sector de la capital que se caracteriza por su riqueza patrimonial e histórica.
Desde la promoción de la movilidad, el ordenamiento urbano y la protección del ambiente, hasta el rescate de la memoria del barrio, el apoyo a pequeñas empresas locales y la consolidación de espacios culturales y artísticos, el Campus Tecnológico Local San José incrementó sus aportes a la comunidad con el inicio del siglo XXI, con el surgimiento de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo y la Casa Cultural Amón.
Entre los años 1977 y 2000, el vínculo entre el TEC y el barrio no fue tan significativo como lo es en la actualidad porque fue una etapa de acomodo, en buena parte porque la presencia del Tecnológico en Barrio Amón no obedeció a un plan institucional, sino a un “regalo inesperado”, tal y como lo califica Vidal Quirós, primer rector del TEC.
Quirós se refiere al momento en el que la Escuela Técnica Nacional pasó a ser propiedad del Tecnológico en 1977, gracias a la donación de Rafael William (Rafles) Keith Alvarado, uno de sus creadores y dueños.
“El Tecnológico tenía apenas seis años y estábamos más ocupados en el desarrollo de la Sede Central en Cartago. Así que el ofrecimiento del señor Keith me tomó por sorpresa y fue como una brasa caliente. No obstante, la asumimos de inmediato y fue adaptada para brindar los ciclos básicos de algunas carreras que se ofrecían en Cartago”.Vidal Quirós, primer rector del TEC.
Para Marlene Ilama, exdirectora del Centro Académico de San José (actual Campus Tecnológico Local San José), el mayor cambio que provocó el TEC en Barrio Amón fue la transformación de la Escuela Técnica Nacional en un centro universitario, porque generó presencia estudiantil desde las 7:00 am hasta las 10:00 pm y convirtió la calle 5 en un paseo de estudiantes. “Posteriormente, la creación de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo, en el año 2000, contribuyó muchísimo a la conservación y al desarrollo del barrio porque lo convirtió en su laboratorio”, añadió.
Ilama también destaca que la adquisición de propiedades por parte del Tecnológico en Barrio Amón ha colaborado con la conservación del patrimonio histórico-arquitectónico y con un mejor uso del suelo, fomentando actividades académicas y culturales.
“La gente que más celebró la compra de Casa Verde (edificación patrimonial en avenida 9 y calle 7) fueron los mismos vecinos del barrio, porque era una garantía de su conservación y buen uso”.Marlene Ilama, exdirectora del Centro Académico San José (actual Campus Tecnológico Local San José).
José Rafael Brenes es el funcionario activo del Campus TEC San José con más años de laborar para la institución. Empezó en 1983 y actualmente se desempeña como técnico en mantenimiento. Él recuerda el barrio como un lugar tranquilo y sin mucho tránsito. “El TEC se reducía solo al edificio “Rafles” (antigua Escuela Técnica Nacional) que todavía tenía partes sin terminar. Después se compró la propiedad esquinera. En ese momento hubo muchas críticas por eso, pero ahora es donde está el edificio más nuevo”, rememoró.
Para Brenes, el Tecnológico ha contribuido con la conservación y el desarrollo de Barrio Amón sobre todo en la proyección cultural, gracias a la organización del Festival Amón Cultural durante los últimos seis años. Sin embargo, considera que se puede hacer mucho más.
“Tenemos que identificar las raíces viejas del barrio para que el TEC pueda colaborar más y de forma más pertinente. Saber dónde estamos cimentados y que el barrio sepa que en el TEC tiene un hijo con músculo”.José Rafael Brenes, funcionario del TEC con más años de servicio en el Campus de San José.
En este sentido, Mariela Hernández, coordinadora de la Unidad de Cultura y Deporte del Campus TEC San José, menciona que esta Unidad y el programa de extensión “Casa Cultural Amón” han trabajado por más de 10 años en la articulación de esfuerzos institucionales, comunitarios y de grupos e iniciativas artísticas independientes para poner en valor la riqueza cultural y patrimonial de Barrio Amón.
En esta línea, se trabaja a partir de una plataforma denominada “Memoria Urbana/Amón Cultural”, en la que se han desarrollado proyectos y acciones para:
- Promover el arte y la cultura.
- Aprovechar el potencial del espacio público histórico y patrimonial como zona de encuentro y convivencia en los Barrios Amón y Otoya.
- Fortalecer las capacidades empresariales del sector cultural y turístico.
- Promover un cambio en la visión de las instituciones presentes en el barrio.
- Promover la revisión y propuesta de mejora al Plan Director Urbano de San José.
“Creemos en que la ciudad puede y debe ser un espacio habitable y no solo un lugar de tránsito. Apostamos a que nuestros barrios sean espacios inclusivos y diversos, que nos conecten como personas con la vivencia de una ciudad compacta, participativa, resiliente y segura en todas sus dimensiones y manifestaciones”.Mariela Hernández, coordinadora de la Unidad de Cultura y Deporte del Campus TEC San José.
Jeannette Alvarado, directora de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo, destacó el compromiso de su Escuela con Barrio Amón al mantener su sede en el Campus TEC San José. “Desde el 2000 hemos buscado contribuir en el desarrollo urbano del país con el énfasis de urbanismo que tiene la carrera. De ahí la importancia de mantenernos insertos en un contexto urbano como Barrio Amón, que se convierte en un laboratorio abierto para la formación de nuestros profesionales”, agregó.
Para Alvarado, las contribuciones de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo para Barrio Amón se intensificaron y sistematizaron desde el 2012, cuando se inició el proceso de autoevaluación y acreditación de la carrera. Esta reflexión interna hizo que se centrara la mirada en el contexto inmediato del Campus y empezaran a gestarse proyectos académicos, de investigación y de extensión en los barrios Amón y Otoya.
“La misión del TEC, como institución benemérita de la Patria, es tomar conciencia de la realidad del contexto en el que se inserta su Campus Tecnológico Local San José y, desde la formación de profesionales, la investigación y la extensión, contribuir con el desarrollo integral de la zona, promoviendo el bienestar de la comunidad y la consolidación de la identidad barrial, en un contexto en el que las nuevas dinámicas urbano-económicas globalizadoras presionan por la transformación y reconfiguración de los centros históricos”.Jeannette Alvarado, directora de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC.
Allan Henderson, coordinador de la carrera de Administración de Empresas en el Campus TEC San José, destacó el proyecto “Fortalecimiento de las capacidades empresariales del sector cultural-turístico en Barrio Amón”, que desarrolló la Escuela de Administración de Empresas en conjunto con la Unidad de Cultura y Deportes. “Este proyecto de extensión realizó una serie de actividades dirigidas al fortalecimiento de un grupo de pymes y emprendimientos del barrio. Además, muchos trabajos prácticos y proyectos finales de nuestros cursos contribuyen con pequeñas y medianas empresas de Barrio Amón en diferentes áreas de la administración”, destacó.
De acuerdo con Henderson, las carreras del TEC en San José están buscando sistematizar sus contribuciones a su entorno inmediato mediante la creación de un Programa de Investigación y Extensión que desarrolle investigaciones y proyectos interdisciplinarios que beneficien a Barrio Amón.
En este mismo sentido, Alvarado resaltó la importancia de que el Campus del TEC en San José se convierta en un motor del desarrollo para la comunidad donde se conjunten los esfuerzos de la Casa Cultural Amón con los de las carreras para generar nuevos proyectos de desarrollo que pongan en valor el barrio histórico, fortalezcan la economía local y aseguren su permanencia en el tiempo. “Esto consolidará la identidad de nuestro barrio en el colectivo nacional”, remarcó.
Desde la acera de enfrente...
Uno de los “vecinos” del Tecnológico de Costa Rica en Barrio Amón es el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU). Para Tomás Martínez, presidente ejecutivo de esta entidad, es importante conservar y revitalizar este sector de la capital porque representa el primer ensanche del casco central de San José y porque recoge acontecimientos y huellas de personajes históricos determinantes. También destaca que es un valioso muestrario de una arquitectura rica y diversa, producto del interés de la oligarquía cafetalera del momento. “En Barrio Amón tenemos la oportunidad de ligar la recuperación ambiental del río Torres con el tejido urbano, el arte, la academia y la cultura, para ofrecer una mezcla difícil de encontrar en otros lugares”, enfatizó.
Martínez considera que el TEC ha generado procesos activos de revitalización urbana, no solo a través de la recuperación física de las edificaciones de valor patrimonial y el desarrollo de nuevos edificios, sino por la puesta en valor y generación de actividad y oferta académica y cultural en el barrio. “Hoy por hoy, tan importante es recuperar un edificio como generar las actividades y la dinámica de uso que le otorgue sentido y proyecte valor a la comunidad”, detalló.
En esta misma línea, Martínez califica al TEC como un excelente compañero institucional que, junto con el INVU, el Ministerio de Trabajo y el Instituto Nacional de Seguros (INS) da vida, actividad y uso activo a la zona. Sin embargo, resalta que el Tecnológico tiene la fortaleza adicional de la Casa Cultural Amón, donde se acogen múltiples actividades dirigidas a la comunidad. Además, agrega que la amplia franja horaria de los programas académicos del TEC mantiene activo al barrio durante el día y la noche.
Un aliado de los vecinos
Con 34 años de vivir en Barrio Amón, Fernando Vega, presidente de la Asociación para la Conservación y Desarrollo de Barrio Amón, ha sido testigo del deterioro de este sector de la capital, pero también de los esfuerzos para su protección y revitalización.
Para Vega la degradación urbana del barrio es producto del crecimiento de la capital, que se manifiesta en la disminución de la población residente, abandono y desuso de los espacios públicos y edificaciones, inseguridad, mala disposición de los desechos, venta y consumo de drogas en la vía pública y aumento de las actividades relacionadas con el comercio y turismo sexuales.
“A todo esto se le suma la falta de apoyo de instituciones que deben velar por la conservación de un barrio que encierra la mayor densidad patrimonial del país, lo que ha provocado la demolición de edificios con valor patrimonial. Además, los emprendimientos turísticos y culturales sanos se enfrentan a condiciones desventajosas en cuanto a tributos municipales, reglamentación y un entorno deteriorado”, apuntó.
De acuerdo con Vega, el principal aporte del TEC ha sido contribuir en el posicionamiento turístico-cultural del barrio y sus alrededores, gracias a una agenda conjunta de trabajo entre diversos actores sociales que incluye temas como seguridad, disposición de desechos, atención de personas en estado de calle, aplicación correcta del uso del suelo para el otorgamiento de patentes, protección de edificios patrimoniales de la memoria histórica y apoyo a las micro y pequeñas empresas del sector.
“En mis diez años de participación en la Asociación, he visto que el Tecnológico ha hecho un gran esfuerzo para salir de la academia y relacionarse con su entorno. Creo que lo han logrado. Particularmente en la Casa Cultural Amón se generan ideas y se orienta en la búsqueda de soluciones. El TEC es un actor muy importante como medio para articular las alianzas estratégicas en la comunidad”.Fernando Vega, presidente de la Asociación para la Conservación y el Desarrollo de Barrio Amón.
Una nativa del barrio
Ivette Guier nació y vivió en barrio Amón hasta 1977, año en el que el TEC apenas iniciaba sus labores en este sector de la capital. Sin embargo, nunca se desligó del barrio por completo porque volvió a residir ahí por algunos años, mantuvo su taller de cerámica en la misma casa que la vio nacer y, luego de pensionarse, se ha dedicado a la restauración y puesta en marcha de “La casa del barrio Amón” como un espacio para la memoria.
“Amón era un barrio residencial muy familiar. Todos los vecinos nos conocíamos y cuando llegaban nuevas familias inmediatamente se les daba la bienvenida y acogida. Los chiquillos éramos los primeros en entrar en contacto con la nueva familia. Un barrio seguro, con puertas abiertas y nuestro principal lugar de juego era la calle”, recuerda Guier.
Sin embargo, el barrio ya había cambiado mucho cuando decidieron mudarse, porque el tránsito aumentó considerablemente, disminuyó el número de familias residentes y muchas casas se convirtieron en oficinas o prostíbulos. Cuando regresó a morar en el barrio experimentó la inseguridad en carne propia porque los ladrones se metieron a robar a su casa en cuatro ocasiones. De ahí surgió la necesidad de unirse a otros vecinos para conformar la Asociación para la Conservación y Desarrollo de Barrio Amón.
“Por mucho tiempo el Tecnológico se mantuvo aislado, solamente cumpliendo con su labor educativa. Pero, desde el momento en el que decidió ser parte de la comunidad, su compromiso e involucramiento con la problemática ha sido el motor transformador que le da fortaleza a la labor de los vecinos”.Ivette Guier, artista plástica y vecina de Barrio Amón.
Así es como, lo que empezó siendo un “regalo inesperado” para el Tecnológico en 1977, se ha convertido en una pieza clave para la conservación y el desarrollo de Barrio Amón, como una de las zonas más ricas del país en el tema de arquitectura patrimonial.