TEC investiga para conservar la arquitectura caribeña costarricense
Cientos de edificaciones históricas del centro de Limón han desaparecido producto del deterioro causado por insectos y hongos que carcomen la madera. Para detener este proceso, el Tecnológico de Costa Rica está desarrollando un proyecto de investigación que busca conservar la arquitectura caribeña costarricense a partir de la aplicación de técnicas de avanzada para el estudio de agentes causantes de lesiones en las edificaciones.
Dawa Méndez, investigadora de la Escuela de Ingeniería Forestal del TEC, explicó que las principales amenazas biológicas de estas casas y edificios son las termitas y los escarabajos que se comen la madera. Además, hay una fuerte presencia de hongos por los altos niveles de humedad que registra la zona.
“Primero identificamos la parte de la edificación que vamos a analizar y tomamos una pequeña muestra. En los laboratorios del TEC ponemos a crecer los hongos en medios de cultivo específicos con el fin de no tener otros microorganismos que contaminen el estudio. Una vez aislado el hongo extraemos su ADN y lo enviamos a los laboratorios de la Escuela de Ciencias Biológicas de Western Illinois University para su respectivo análisis genético e identificación a nivel molecular. Allá contaremos con la participación de un estudiante del Tecnológico que hará su práctica de graduación para este proyecto”, detalló Méndez.
Esta caracterización científica de los agentes biológicos que están dañando las edificaciones de arquitectura caribeña costarricense en Limón servirá para determinar las técnicas de avanzada más apropiadas para combatirlos. “No podemos decirles a los propietarios simplemente que fumiguen, porque aún no sabemos qué es lo que tienen las casas por dentro. Es hasta que identifiquemos el agente que podremos hacer una recomendación más efectiva”, enfatizó la investigadora. Los resultados y recomendaciones de este estudio se esperan para finales del año 2021.
Características de la arquitectura caribeña costarricense
La arquitectura caribeña costarricense se caracteriza por el uso mayoritario de la madera, por utilizar pilotes que elevan el piso del suelo y por exhibir pendientes muy fuertes en sus techos. Además, destacan los petatillos y los calados. Los primeros consisten en entramados de madera que permiten el paso del aire y los segundos son elementos decorativos de madera bastante llamativos con una función meramente estética.
Kenia García, docente, investigadora y extensionista de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC y coordinadora del proyecto, explicó que este tipo de arquitectura se desarrolló desde el surgimiento de la ciudad de Limón, en 1870, y que responde específicamente al contexto de la región, principalmente por el tema de las altas temperaturas y los elevados niveles de humedad.
“En el inventario inicial se contabilizaron más de 100 edificaciones con estas características. Pero, tuvimos que descartar algunas porque presentaban fuertes modificaciones. Actualmente, estamos trabajando con 11 inmuebles que mantienen un mayor estado de autenticidad y 21 más que tienen pequeñas modificaciones en relación con su diseño original”, precisó García.
La mayoría de estas edificaciones son utilizadas como viviendas y algunas tienen usos comerciales, institucionales y religiosos, como es el caso del Templo Bautista Misionero y el Centro Comunitario de Expresión Artística de la Municipalidad de Limón. Estos inmuebles son los únicos de arquitectura caribeña costarricense que cuentan con la declaratoria de Patrimonio Histórico Arquitectónico del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud.
Otras amenazas
Según el equipo investigador, otros factores que atentan contra las edificaciones de arquitectura caribeña costarricense son el cambio de uso del suelo que ha experimentado el entorno urbano de Limón y la especulación con el precio de la tierra, producto de las fuertes inversiones que está experimentando la cabecera de la provincia. Esta coyuntura está presionando a muchos propietarios a demoler los ya deteriorados inmuebles para vender los terrenos a desarrolladores de proyectos comerciales.
“Una edificación que tememos que pronto sea demolida es la casa “Marcus Garvey” porque está tan deteriorada que el Ministerio de Salud la clausuró. Es una de las edificaciones con mayor valor patrimonial por sus características arquitectónicas e históricas que tiene la provincia y está en serio riesgo de demolición”, lamentó David Porras, docente, investigador y extensionista de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC.
Por otra parte, las nuevas construcciones reproducen diseños muy alejados de la arquitectura caribeña costarricense. “Aunque todavía se encuentran muchos rasgos de este estilo arquitectónico, sí se nota un fuerte retroceso en el uso de estas características en las edificaciones nuevas. Esto hace que el paisaje urbano histórico de la ciudad de Limón pierda identidad territorial en relación con otros sitios del país”, señaló Porras.
Igual criterio expresó Ileana Hernández, docente, investigadora y extensionista de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC, quien considera que este lenguaje arquitectónico ya no se está reproduciendo en Limón por la falta de identificación de los pobladores hacia este tipo de arquitectura y por la pérdida de técnicas constructivas a lo largo del tiempo.
Hernández subrayó que el proyecto de investigación pretende ir más allá de la identificación de los agentes biológicos que producen lesiones a las edificaciones para combatirlos de forma estratégica. “Queremos incentivar la conservación de la arquitectura caribeña costarricense y hacer conciencia sobre el valor que tiene este tipo de arquitectura en el país, como elemento identitario no solo de la cultura limonense, sino del país en general”, puntualizó.
Al respecto, Porras destacó que existe un patrimonio intangible asociado a las edificaciones que también hay que rescatar, como las técnicas constructivas utilizadas, las adaptaciones que se hicieron a los inmuebles a la hora de su construcción y la procedencia de los materiales. “Esto es muy importante para las nuevas generaciones: no ver la arquitectura solo como un elemento histórico del pasado, sino como algo vivo de donde podemos aprender mucho, como un diseño arquitectónico que se adapta al clima”, resaltó.
Porras también señaló como otra amenaza la falta de actualización y renovación de la Ley de Patrimonio Histórico Arquitectónico de Costa Rica. “Es necesario que los inmuebles patrimoniales o con cierto valor patrimonial puedan coexistir con actividades económicas rentables que les dé sostenibilidad en el tiempo. La mejor forma de conservarlos es reactivarlos con su uso cotidiano”, aseveró.
García considera que una modificación a esta Ley ayudaría a que muchos propietarios inviertan en el mantenimiento de estos inmuebles con valor patrimonial. “Debemos dejar de ver el patrimonio de forma ideal y romántica. Tenemos que verlo como un recurso que nos puede generar ingresos económicos, tanto para su conservación como para los dueños”, remarcó.
Como parte del proceso de sensibilización sobre este tipo de arquitectura, el Centro Académico de Limón del TEC mantiene hasta el 10 de mayo la exposición “Puerto Limón: valorizando la arquitectura caribeña costarricense”, que se llevará a otros puntos de la provincia. “Es un primer paso para que la población abra sus ojos y se dé cuenta de lo que tiene y aprecie su arquitectura”, finalizó García.