Futuros ingenieros de Computación le suman a la parte blanda de sus habilidades ‘Rumbo al 360’
- Programa piloto de la Escuela de Ingeniería de Computación impulsa a que los estudiantes mejoren sus capacidades emocionales y sociales
- Tiene enfoque integral, con acompañamiento de profesionales en psicología, salud y deporte
Más que un factor diferenciador, las habilidades blandas o soft skills se están convirtiendo en un criterio definitorio para las empresas al momento de contratar nuevo personal.
Trabajar en equipo, manejar la presión, cuidar la salud y agregar creatividad al trabajo cotidiano son solo algunas de las habilidades que los empleadores miden para contratar nuevos profesionales. Esto especialmente en las áreas de alta tecnología, donde es el elemento humano el que diferencia y potencia la innovación y el desarrollo.
“Conforme avanza la tecnología, también el mercado laboral apuesta por profesionales más capacitados en sus áreas, así como en su capacidad para liderar, para resolver problemas, para negociar, para motivar al equipo, para comunicarse. Todos son ejemplos de habilidades blandas, cualidades que convierten a las personas en colaboradores más integrales y preparados. Son herramientas que todos podemos desarrollar o fortalecer y que ponemos en práctica en nuestro día a día”, comenta Vanessa Gibson, gerente de Clima de Inversión de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde).
En la Escuela de Ingeniería en Computación del Tecnológico de Costa Rica (TEC) saben de esto, y por eso desde hace un par de años trabajan en desarrollar un programa que permite acercar a los estudiantes de una forma sistemática a este tipo de enseñanzas.
El resultado es el programa “Rumbo al 360º”, en el que un grupo de alumnos de Ingeniería en Computación participan durante este semestre en actividades y charlas enfocadas en incentivar el desarrollo de estas habilidades blandas.
“La persona no puede ser socialmente funcional si personalmente no se conoce, no se desenvuelve, no se desarrolla. Entonces el plan 360º se ha enfocado en lo que son las aptitudes personales, como una forma de despertar la iniciativa de los estudiantes en el desarrollo de sus habilidades blandas”, explica Laura Coto, docente de Computación encargada de promover este tema en la Escuela.
El pasado 6 de noviembre se realizó la graduación de la primera generación de este programa. En medio de sonrisas y bromas, los estudiantes de Computación contaron a sus tutores del efecto que estas charlas, no solo pensando en su futuro sino en su realidad actual y en su vida académica:
“Es romper los esquemas totalmente. Yo llevo tres años aquí en el TEC y la verdad que (la experiencia con Rumbo al 360º) ha sido totalmente diferente. Me he sentido mucho más libre, me he sentido tranquilo, he podido llevar la carga académica excelente”, comentó Sebastián Salas.
¿Por qué Rumbo al 360º?
En experiencias previas, varios estudiantes indicaron que si bien el Tecnológico ya disponía de varias actividades o proyectos promotoras de habilidades blandas, se les complicaba seguir el cronograma de estas o asistir.
Por eso, Rumbo al 360º cuenta con apoyo de profesionales del TEC de Departamento de Orientación y Psicología (DOP), la Unidad de Deporte, y la Red Costarricense de Universidades Promotoras de la Salud, cada uno con su enfoque particular. Así se agrupan varias iniciativas en un solo programa.
Las actividades se realizan con tiempo donado por los funcionarios del TEC y el acompañamiento de estudiantes de grupos como Integratec o Líderes de la Salud.
Además de Coto, han participado Mauricio Arroyo, director de la Escuela de Ingeniería en Computación cuando se realizó el programa; Teresa Hernández, Adriana Mata y Laura Pizarro, del DOP; Jorge Vega, de la Unidad de Deporte; Fátima Díaz, de la Escuela de Ciencias del Lenguaje; la doctora María Gabriela Castro, de la Clínica de Atención Integral en Salud, y Miriam Brenes, de la Escuela de Ingeniería en Seguridad Laboral e Higiene Ambiental, entre otras personas.
El nombre del programa proviene de la intención de promover el desarrollo de un ser integral, como lo sería un círculo, y de que siempre se está camino o rumbo a esto. Es decir, las habilidades blandas son algo que debemos seguir mejorando y trabajando toda la vida.
“El 360 grados es espiral, pues se repiten procesos, pero se debe mejorar cada iteración. Entonces, un ingeniero ¿de qué le vale la parte técnica si eso es solo un porcentaje de lo que se necesita en la calle? Y la calle en estos momentos nos está reclamando, según varios estudios, que el conocimiento técnico solo representa un 10 o un 25% de importancia para las empresas, pero que el resto lo que cuenta son las habilidades blandas. Así que la idea es ver la formación como un proceso integral”, argumenta Coto.
Así, con diferentes actividades, convivios y muchos juegos, las personas jóvenes recibieron el mensaje de que su formación debe ser más que solo estudios y preparación técnica.
“La acción de trabajar en colectivo, de poderse comunicar, de administrar cuando vas perdiendo, cuando vas ganando... Sentir todas esas cosas, por supuesto que eso le va a ayudar al momento de trabajar, porque cuando usted trabaja lo hace con un grupo de personas y que muchas veces van a competir en el sentido de que hay una licitación, o un trabajo, y hay que utilizar táctica y estrategia”, explica Jorge Vega, profesor de la Unidad de Deporte.
Según Coto, el planteamiento de Rumbo a 360º se basó en la metodología de evaluación de habilidades blandas de Daniel Goleman, en la que se divide esta materia en aptitud personal y aptitud social. Sin embargo, por limitaciones de tiempo, esta primera experiencia se enfocó en el autoconocimiento y manejo de las emociones.
“Si yo no me autoconozco, no me voy a poder desarrollar bien en las otras esferas que tienen que ver con inteligencia emocional, llámese relaciones interpersonales, liderazgo, motivación, etcétera. Lo que quisimos hacer es desarrollar algunas acciones para que los estudiantes se conozcan mejor en términos de su personalidad, el manejo de las emociones, sus valores y fortalezas de carácter; y cómo reaccionan ante ciertas situaciones específicas, como la frustración”, detalla Adriana Mata, del DOP.
Habilidades más buscadas
Según la Encuesta de Capital Humano desarrollada por Cinde, en 2016, estas son las habilidades blandas más buscadas en el mercado laboral:
Precisamente estas son las habilidades que actividades como Rumbo al 360º y otras buscan desarrollar en ingenieros del Tecnológico.
“Los empleadores, una de las cosas que visualizan más cuando están contratando a alguien es la parte actitudinal, que es más difícil de lograr. Es más fácil que usted aprenda lo que llamamos conocimiento duro, a que usted aprenda a tener una buena actitud y capacidades socioemocionales”, comenta Mauricio Arroyo, quien fungía como director de la Escuela de Ingeniería en Computación cuando se implementó el proyecto 360º.
Otro beneficio particular, en el caso de Rumbo al 360º, es que se certificó a los participantes, a quienes se les dio un título que detalla lo aprendido en el Programa.
“Los certificados también han sido una motivación para que el estudiante diga ‘voy a ir al taller a participar ‘, porque así me dicen qué necesita la calle y llevo la evidencia para adjuntar a mi curriculum“, complementa Coto.