La autonomía: esencia y naturaleza fundamental de ser universidad

13 de June 2018
. Por: Ing. Miriam Brenes Cerdas. MSO
Fotografía marcha

Todos en algún momento de nuestro paso por esta Institución hemos escuchado sobre la autonomía universitaria. Quizás lo hayamos notado más durante este 2018 debido a que se conmemoran los 100 años de la gesta estudiantil en la que exigían la democratización de la enseñanza en 1918 en la Universidad de Córdoba, Argentina. Es a partir de ese hecho que las diversas universidades de Latinoamérica se inspiran en luchar por la autonomía.

El tiempo y los diversos hechos han dejado en claro que sin autonomía la universidad no existe. Es así como nuestros antepasados políticos fueron conscientes de la importancia de la educación pública en las universidades costarricenses y manifiestan su apoyo al fortalecimiento de la autonomía, consagrando en nuestra Constitución Política, en el artículo 84, la siguiente atribución “independencia para el desempeño de sus funciones” y “plena capacidad jurídica para adquirir derechos y contraer obligaciones, así como para darse su organización y gobiernos propios”.

Parece no ser suficiente el reconocimiento de nuestros políticos del año 1949, creadores de nuestra máxima ley, al plasmar la autonomía universitaria, sino que a la vez en el artículo 87 agregan, “La libertad de cátedra como principio fundamental de la enseñanza universitaria”.

La autonomía y la libertad de cátedra son consideradas funciones universitarias de carácter universal y que han trascendido en el ámbito nacional. Dichas atribuciones propician en los estudiantes universitarios -independientemente cual sea su especialidad de formación- así como en los miembros de la comunidad universitaria, la esencia, que permite que el conocimiento con libertad se ejecute, que sea crítico y que permita el desarrollo y crecimiento de personas. Asimismo, de que al pasar por las aulas puedan transformar su pensamiento para crear una sociedad aportando ideas desde la docencia, la investigación, la extensión y la acción social.

En nuestra Institución han acontecido eventos para instaurar y reglamentar la autonomía universitaria, siendo importantes de destacar, el artículo 3 de nuestro Estatuto Orgánico que, menciona que para el cumplimiento de sus fines, esta Institución se rige, entre otros, por los siguientes principios:

b. La vinculación permanente con la realidad costarricense como medio de orientar sus políticas y acciones a las necesidades del país

c. El derecho exclusivo de la comunidad institucional constituida por profesores, estudiantes y funcionarios administrativos, de darse su propio gobierno y de ejercerlo democráticamente tanto para el establecimiento de sus órganos de deliberación y dirección, como para la determinación de sus políticas…

e.  La libertad de cátedra entendida como el derecho de los profesores de proponer los programas académicos y desarrollar los ya establecidos de conformidad con sus propias convicciones filosóficas, científicas, políticas y religiosas.

f.    La libertad de expresión de las ideas filosóficas, científicas, políticas y religiosas de los miembros de la Comunidad del Instituto, dentro de un marco de respeto por las personas.

Es así como estos principios desde su dimensión histórica, normativa, académica, pedagógica y administrativa se constituyen lentamente en una matriz esencial y sustantiva que crece poco a poco en la historia de la educación en el TEC, con genuina naturaleza e identidad institucional, tal como lo mencionó don Carlos Monge Alfaro, educador y fundador  de la Universidad de Costa Rica, cuando señala que la autonomía universitaria se encuentra íntimamente asociada  “a la concepción de vida y al régimen democrático de un país”,  a la vez que constituye la “esencia y la naturaleza fundamental del ser universitario”.

Es así como, nosotros al ser parte de las instituciones privilegiadas en el país, para generar conocimiento, brindar formación de alto nivel y conocimiento al servicio de la sociedad, debemos velar por que  se lleven a cabo en un amplio espacio de ejercicio de la libertad del pensamiento, el diálogo, la crítica y la reflexión.

Es en este marco, precisamente donde la autonomía universitaria adquiere toda su validez y su especial potencia y significado. Forjada como condición institucional en la que ha de sustentarse toda la vida académica de la universidad pública, y nos demanda un constante y permanente compromiso con su renovación, fortalecimiento y proyección futura.

Es por eso que debemos luchar para que la universidad sea un lugar caracterizado por la búsqueda incesante de la verdad, en continua actividad creadora del conocimiento y de las diversas formas de transmisión de saberes. Cuando hablamos de un “lugar”, debemos estar conscientes de que no nos referimos a un objeto físico, ya que la universidad tiene distintas localizaciones geográficas, se moviliza en sus quehaceres y acciones, convirtiéndose en un constante compartir de conocimiento y generación de resultados, de los saberes y conocimientos en total libertad sin estar encerrados por fronteras, lo que permite que se facilite a las personas el despliegue de sus propias potencialidades, sin imponer uniformidad de opiniones, sino que cada universitario debe formar su criterio, libremente.

El fin de la universidad es entregar a la sociedad promociones de universitarios con excelencia, con capacidad de discernimiento, de análisis, de sinceridad, con ética y valores como el respeto, responsabilidad y solidaridad social, que les permitan comprometerse con el desarrollo de nuestro país, con visión de futuro y conciencia social inclusiva y ambiental, pero ante todo con capacidad de rendición de cuentas.

Es mucha la responsabilidad que  tenemos como institución pública con el Estado, quien  otorga el financiamiento de la educación a cambio de que se garantice el fin anteriormente mencionado y el compromiso de contribuir con el desarrollo y el fortalecimiento de la sociedad,   por lo que la defensa y ejercicio de la autonomía como un principio integral y el ser ejemplo ante los estudiantes, es prioritario, para la generación de conciencia no solamente en los académicos, sino que también en los integrantes del sector administrativo, en cumplimiento de la misión social y de la rendición de cuentas.

Los cambios son necesarios para la consecución de los logros, con el ingreso de este de gobierno, se acercan algunos de ellos importantes en procura de mejorar la economía del país y nosotros como Universidad Pública debemos ser ejemplo, en el marco de la Autonomía que se nos confiere, en la generación de propuestas y estrategias a lo interno que nos permitan reducir y hacer más eficientes los fondos de la educación, el responsabilizarnos y ser conscientes de lo que yo hago en el TEC, en mí trabajo y que permita aportar en estrategias de contingencia en el uso efectivo de los recursos, eso es parte de tener el privilegio de tener autonomía.