Un patrimonio en manos del TEC
La residencia Saborío González, conocida como “Casa Verde”, ubicada en el Barrio Amón del centro de San José, se unió a los 386 inmuebles del país declarados patrimonio histórico arquitectónico, gracias a su estado de conservación e integridad, entre otros motivos.
El inmueble es propiedad del Tecnológico desde diciembre del 2014 y es uno de los pocos testigos de la primera gran expansión que tuvo la ciudad de San José a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. De acuerdo con Raúl Arias, historiador del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, este ensanchamiento de la ciudad fue producto del auge cafetalero que se dio en la segunda mitad del siglo XIX, el cual movilizó a la élite social y económica a residir en las afueras de la capital, siendo Barrio Amón su primer destino.
“Algunos ricos propietarios de cafetales de la periferia norte de la capital, como el francés Amón Du Plantie, la familia Otoya y el expresidente Bernardo Soto decidieron vender sus fincas para que fuesen urbanizadas por la clase pudiente”, explica Arias en su estudio de declaratoria.
En este sector se empezaron a construir casas estilo victoriano que eran traídas de Europa y de Estados Unidos. Los “paquetes” incluían no solo la estructura, sino también los pisos, los techos, las paredes, las puertas y otros accesorios como tinas de baño y grifería de bronce.
Si bien el estilo constructivo en esta zona de la capital obedecía más a una moda de la clase pudiente que reproducía estilos de vida europeos, también hay que recordar que, como producto del terremoto de Cartago de 1910, el país había prohibido la construcción con abobe y bahareque.
Según revela el estudio histórico que realizó el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, la casa tenía un total de 30 habitaciones en el momento de su inauguración. Originalmente, la habitó una familia de diez miembros, aunque solo ocho residían de forma permanente, porque dos de ellos estudiaban en los Estados Unidos. Entre las curiosidades de la casa, resalta que la puerta de cada dormitorio mantenía el nombre de su ocupante, destacando el expresidente Rafael Yglesias Castro, como invitado especial de la familia.
Para William Monge, director del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud, esta declaratoria es muy importante porque es una de las pocas edificaciones que quedan muy representativas de una corriente que se dio en Costa Rica a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. “Además, viene a engrosar la lista de inmuebles patrimoniales en una zona que, históricamente, hemos considerado como un distrito patrimonial de San José, como son los barrios Amón, Otoya y Aranjuez. Todo ese conjunto es importantísimo para la historia de la ciudad”, destacó.
Por otra parte, explicó que más allá de la imagen urbana que tienen los inmuebles patrimoniales, estas declaraciones son importantes porque preservan estilos y procesos constructivos que ya no se utilizan. “Por ejemplo, las ventanas de guillotina de esta casa tienen un mecanismo de contrapeso interno que no se ve, es prácticamente invisible. Son pocas las edificaciones con este sistema. Lo tiene la Alianza Francesa, el edificio de Correos y algunas casas de esa época”, ilustró.
Verónica Solórzano, arquitecta de la Unidad de Patrimonio Histórico Arquitectónico del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud, mencionó que la casa reúne muchos valores, entre los que destacan la integridad, la autenticidad y el contexto histórico.
Por su parte, Ileana Hernández, docente e investigadora de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC, recordó que este es el segundo inmueble del Tecnológico declarado patrimonio histórico arquitectónico. El primero de ellos fue Casa Pirie, en el centro de Cartago, edificación que funcionó como primera sede del TEC y que, actualmente, funciona como Casa de la Ciudad, con una variada oferta artística y cultural.
“Casa Verde es singular porque es una de las pocas casas de madera de principios del siglo XX que se mantiene en pie en Barrio Amón. Además, tiene un alto valor estético e histórico porque se trata de una reinterpretación del estilo victoriano y es reflejo de un contexto social, económico y cultural muy importante para el desarrollo de nuestro país”, agregó Hernández.
Según explica la arquitecta del TEC, la casa tiene problemas estructurales en el corredor oeste y norte, donde hay deformaciones en el segundo nivel, por una viga colapsada y por la presencia de una baldosa hidráulica que se colocó en la década de los cuarenta. Además, algunas columnas presentan pudrición. “Primero se va a realizar un estudio de vulnerabilidad sísmica y luego un reforzamiento estructural”, detalló.
Ronald Bonilla, director ai del Centro Académico de San José del Tecnológico, explicó que la institución está estudiando el uso futuro del inmueble con la finalidad de sacar el máximo provecho de ella, siempre respetando las normas que establece la declaratoria de patrimonio histórico arquitectónico. Por el momento, el espacio lo ocupan las oficinas administrativas de las Escuelas de Administración de Empresas y de Ingeniería en Computación.
Para el director del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, esta propiedad “tiene la suerte de que está en manos del Tecnológico porque tenemos certeza de que se le va a dar un buen cuidado y va a ser un ejemplo de una casa bien restaurada y bien cuidada”.
La declaratoria de patrimonio histórico arquitectónico de la residencia Saborío González se dio mediante el decreto ejecutivo número 40662-C publicado en La Gaceta el 14 de diciembre del año pasado.
Un poco de historia de la casa
Aunque en su entrada oeste “Casa Verde” tiene una placa que asegura que fue construida en 1910, los investigadores coinciden que fue entre 1913 y 1915 cuando se levantó esta edificación en la esquina de la avenida 9 y calle 7 de San José, en el sector conocido como Barrio Amón.
Cuando la casa llegó al país, don Ricardo Jiménez Oreamuno estaba en su primera administración, Cartago estaba recuperándose del terremoto que la azotó en 1910, el Teatro Nacional apenas tenía 15 años y el mundo estaba a las puertas de la Primera Guerra Mundial.
El matrimonio de Cecilia González Ramírez y Carlos Saborío Yglesias ya sabía lo que era vivir en una casa estilo victoriano en Limón, donde tenían fincas con ganado y banano. Así que, cuando se mudaron a San José, compraron una casa por catálogo con ese mismo estilo y la construyeron en el terreno que les regaló Salvador, el hermano de doña Cecilia.
La casa original era de una sola planta. Pero, por las características del terreno en Barrio Amón, la casa tuvo que modificarse. Por este motivo, la segunda planta es de madera, tal y como lo dicta el lenguaje victoriano, mientras que la primera planta es de concreto, con paredes de ladrillo de 50 centímetros de grosor.
Después del fallecimiento de don Carlos Saborío, en 1918, la familia dejó la casa, fue vendida a Jorge Jaen y, luego, a Henry Horcher, quien la dividió en tres para alquilarla a las familias Antillón Montealegre (primera planta), Pacheco y Born (segunda planta). Esta última de origen alemán que arribó al país después de la Segunda Guerra Mundial.
Estas familias ocuparon la casa hasta 1990, año en que fue vendida a Carl Evans, quien le devolvió sus características originales como atractivo para su negocio: el Hotel Inn Casa Verde. En el 2004 pasó a manos de la Asociación Eagle. Sin embargo, durante 10 años permaneció desocupada y sin uso, esperando un nuevo comprador.
En el 2013, el Museo de Arte Costarricense (MAC) tuvo interés en adquirir la propiedad y solicitó al Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Nacional la apertura del proceso de declaratoria del inmueble. A pesar de que el MAC no logró concretar la compra, los estudios y análisis por parte del Centro de Patrimonio continuaron hasta su declaratoria como patrimonio histórico arquitectónico en diciembre pasado.
Tres años antes, en diciembre del 2014, el Tecnológico ya había adquirido la propiedad con todo su mobiliario con la finalidad de preservarla y utilizarla para fines académicos.
Con más de cien años, Casa Verde sigue embelleciendo el paisaje urbano, ahora con la nueva misión de contribuir con la educación superior costarricense, al ser parte del Centro Académico de San José del TEC.
Valores de “Casa Verde”
El estudio de declaratoria de la casa Saborío González destaca los siguientes valores del inmueble:
Valor contextual
Se encuentra en el entorno inmediato del Barrio Amón, sector de la ciudad de San José que alberga varias edificaciones contemporáneas en época constructiva y de una similar influencia estilística. Estas características permiten que el inmueble sea parte del contexto en que se encuentra inmerso.
Valor contextual histórico-social
Mantiene estrecha relación con el contexto histórico social, político y económico de la época de su construcción. El entorno social y económico inmediato se conserva tal y como era cuando fue edificado.
Autenticidad
Si bien es cierto la residencia cuenta con algunos elementos exógenos a su tejido original, producto del uso que se le ha dado en los últimos años, se puede decir que la casa Saborío González, conocida como “Casa Verde”, presenta a nivel de fachadas un alto valor de autenticidad al conservar su estilo y sistema constructivo original. Su estilo, y su sistema constructivo en madera, se han mantenido desde su concepción en el año 1915.
Valor simbólico
Mantiene la capacidad intacta de representación de los más altos valores de la alta sociedad capitalista costarricense de finales del siglo XIX y principios del XX, conservando de forma íntegra el bagaje cultural de influencia anglosajona, inglesa y estadounidense.
Valor histórico
Ha sido testigo del proceso histórico contextual y coyuntural que marcó el proceso de crecimiento y transformación socioeconómica del país, partiendo del auge cafetalero, desde la década de 1890 hasta 1950.
Valor de antigüedad
Determinado por el valor histórico, el inmueble presenta una antigüedad de 99 años (para el 2015, año en el que se realizó el estudio).
Valor arquitectónico
Posee condiciones a nivel formal y de contexto correspondientes con la forma y función para la cual fue concebida. Es un representante de la tendencia arquitectónica que se dio en el país durante su época constructiva, presentado su diseño formal, elementos ornamentales y funcionales muy representativos de la arquitectura victoriana. Su estado de conservación e integridad hacen meritoria para declaratoria para su conservación y preservación para el disfrute de las generaciones futuras.
Valor cultural
Posee este valor dada su integridad y autenticidad arquitectónica, así como por mantener un valor de contexto histórico-social y simbólico, lo cual mantiene al inmueble en estudio en estrecha relación con la tradición, valores culturales e ideológicos de una elite social y económica que prevaleció por más de 100 años dirigiendo los destinos del país.