1981-1991 Memorias del TEC

Jóvenes en protesta.

La construcción democrática y el cambio

El movimiento estudiantil a inicios de la década de los años 80, impulsó el comienzo de una nueva etapa en el TEC. La creación del estatuto orgánico, la primera elección democrática de un rector, así como la participación de diversos actores institucionales en la toma de decisiones, lograron una Institución más democrática en el desarrollo de su quehacer académico y administrativo.

Por: Kenneth Mora P. – 17 de junio, 2021

A un costado de las Ruinas, en el centro de Cartago, se dio una de las manifestaciones estudiantiles que reclamaban mejores condiciones y participación en la gestión del TEC .

Conforme Costa Rica empezaba a hundirse en una crisis causada por la baja en los precios agrícolas de exportación, el enfrentamiento entre el Gobierno de Costa Rica y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y un alto déficit fiscal, entre otras afectaciones a la economía nacional; se levantaba en el país diversos movimientos sociales que reclamaban sus derechos.

Uno de estos fue el movimiento estudiantil del Tecnológico de Costa Rica (TEC), el cual marcó parte del camino democrático y el accionar que realiza hoy la Institución, así como un importante capítulo en la historia de las luchas estudiantiles del país.

Los detonantes parecen varios en esta historia que comenzó a finales de los años 70, cuando el conglomerado estudiantil levantó su voz para tener mejores condiciones de transporte, salud, comedor y becas, así como la posibilidad de participar en la toma de decisiones institucionales.

La primera evidencia de este malestar y el descontento estudiantil se dio con la huelga de 1978. Este fue el primero de al menos cinco movimientos huelguísticos que reclamaban al entonces rector, el ingeniero Vidal Quirós Berrocal, la mejora de condiciones y la participación democrática en la gestión de la Universidad.

El actual rector del TEC, el ingeniero Luis Paulino Méndez Badilla, fue participe de estos movimientos que desencadenaron, en octubre de 1980, en la toma de instalaciones y de al menos 17 vehículos de funcionarios de aquella época.

“Se llegó a la conclusión de que el modelo vertical que teníamos no funcionaba, que ocupábamos un modelo más participativo donde se vieran reflejado los tres sectores de la Institución. Ese fue el gran logro, esa era la meta final”, Luis Paulino Méndez Badilla, rector del TEC.

“LOS PÁRVULOS GUERRILLEROS”

La negativa de las autoridades del TEC a prestar atención a las peticiones estudiantiles y un creciente conflicto que también comenzaba a tomar más fuerza mediática, generó como medida de presión de un grupo de estudiantes tomar las instalaciones físicas del Campus Central y una huelga que se extendió por varias semanas.

Iván Molina, escritor del libro “Huelgas democratizadoras: La rebelión estudiantil del ITCR”, así como de varios artículos de estos hechos, señala como algunos medios informaban de la situación.

“Para el 17 de octubre de 1980, el periódico La Nación publicó un editorial en el que se refirió a los alumnos del ITCR como párvulos. Este afirmaba que jugaban de guerrilleros y que habían 'sucumbido a la tentación de sentirse héroes de opereta” (“Editorial Los párvulos”, 1980, p. 14a)”.

Pocos días después, un 28 de octubre de 1980, durante la madrugada, se registra la primera incursión policial a un Campus universitario costarricense, con el fin de desalojar a quienes se encontraban en aquella toma de instalaciones.

Juan de Dios Araya, egresado de la carrera de Administración de Empresas, mediante el espacio digital de Edgardo Vargas, exdocente así como exdirector del Campus Tecnológico Local San Carlos, y parte del movimiento estudiantil, señala que “Es probable que sea la única ocasión, en que diputados y representantes del Clero trataron de mediar para resolver un conflicto estudiantil (..)”.

"Entonces ingresaron por todo lugar, rodearon la soda y lanzaron sus bombas lacrimógenas, con guantes de soldadura las tratábamos de devolver, recuerdo a Armando, un valiente siempre, lanzándolas hacia afuera, pero aquello era imposible. La soda estaba llena de aquel humo irrespirable, rompimos las vidrieras y por allí salimos, recuerdo cuando J.R. y Kemly se lanzaron por la ventana que yo mismo había roto, al lado atrás de la soda, los vidrios les causaron algunas lesiones, recuerdo muy bien como fui llevado a empujones y patadas hasta el frente y me pusieron la pistola de gases. Casi descompuesto recibí la ayuda de un compa de San Carlos, me tiró un paño húmedo y gracias a ello pude respirar(..)" Danilo Rojas, La primera huelga estudiantil en el TEC.

INSIGNIA DE LA LUCHA ESTUDIANTIL

Si bien la lucha no tiene un solo nombre y fue parte de una “lista quizá interminable”, según señala Vargas, algunos nombres son casi imposible no mencionar. Entre estos Víctor Bermúdez (presidente de la FEITEC), Eliécer Valerio (vicepresidente), Danilo Rojas, Alejandro Brenes, Humberto Lamas, y Armando Vásquez, entre otros.

Justamente el rostro de Armando Vásquez se ha convertido en una de las insignias representativas de esta lucha, al ser uno de los estudiantes comprometido con su natal Palmares y con la lucha social por un Tecnológico más justo y fuerte.

Sin embargo, estos ideales y convicciones sociales no pudieron ganar la batalla contra una aplasia medular que detuvo la producción de plaquetas en Vásquez, por lo que su pronóstico médico fue de tan solo tres meses de vida. Él fue trasladado por su hermano hacia un hospital en La Habana, Cuba, con el fin de realizar un trasplante de médula; sin embargo, mientras se encontraba allá, su muerte llegó a sus 27 años, el 8 de octubre de 1982.

Hoy, diversas obras artísticias alrededor del Campus Central conmemoran esta lucha, mientras que el Gimnasio deportivo del Campus Central lleva el nombre de Armando Vásquez, como un homenaje a este histórico hecho para el TEC y la educación costarricense.

Con la mano levantada siempre por los derechos e igualdad estudiantil, Armando Vásquez fue uno de los líderes protagonistas del movimiento estudiantil de principio de los años 80.

UN NUEVO ORDENAMIENTO

Como resultado de las luchas estudiantiles, se logró la mejora de muchas de las condiciones para los alumnos, gracias al acuerdo entre estos y las entonces autoridades institucionales.

El principal cambio resultado de este proceso fue la creación del primer Estatuto Orgánico, el cual vendría a dictar una nueva estructura organizativa, creando en diciembre de 1982, en primera instancia, un Directorio Institucional encargado de dirigir la Asamblea Institucional; ambos conformados por personal administrativo, docentes y estudiantes.

El Estatuto instauró, además, características organizativas democráticas –la actual Asamblea Institucional Representativa (AIR) y la Asamblea Institucional Plebiscitaria (AIP)–, además de cambiar el antiguo Consejo Director por un Consejo Institucional, con representantes de diversos sectores internos y externos del TEC.

VIENTOS DE CAMBIO

Con la dinámica que propuso el nuevo Estatuto Orgánico, se marcó la posibilidad de poder elegir democráticamente a un nuevo rector, por lo que para 1983 la Comunidad Institucional eligió al arquitecto Roberto Villalobos Ardón, investigador de la Universidad Nacional y docente de la Universidad de Costa Rica.

Gracias a lo estipulado en el nuevo Estatuto Orgánico se gestó también un cambio en parte de las carreras que se ofertaban a mediados de esta década. Muchas de ellas actualizaron su grado final de “Ingenieros técnicos” a Ingenieros, rompiendo así con un conflicto que enfrentó al TEC y sus egresados con el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), por la colegiatura de sus miembros. Esto gestó –antes de la llegada de Ardón– el nacimiento del Colegio de Ingenieros Tecnólogos (CITEC), como parte de una segunda lucha, según destaca el exdocente Ing. Julio Carvajal: “El CFIA se manifestó de acuerdo en admitir a los egresados del TEC como 'asociados', no como miembros 'activos', aduciendo que no tenían reconocimiento ante el mercado de trabajo de sus capacidades profesionales y que nunca podrían ser responsables de ejecutar procesos, ni inspeccionarlos”.

Este cambio de programas técnicos a bachilleratos, así como la apertura del TEC hacia otras actividades (ser parte de la organización y punto central de los Juegos Deportivos Nacionales Cartago 1984, la creación de una oferta académica abierta para la comunidad, con cursos libres en distintas áreas de conocimiento, entre otras), logró que la Universidad fortaleciera su imagen y subsanara la división interna de la comunidad que relata Villalobos al comienzo de su gestión:

"Sin duda, había calado la autonomía universitaria, como uno de los aportes importantísimos de la Argentina de principio de siglo en la dinámica de las universidades costarricenses”, Roberto Villalobos.

Roberto Villalobos Ardón fue el primer rector electo democráticamente por el TEC.

IMPULSO CULTURAL Y DESCENTRALIZACIÓN UNIVERSITARIA

A mediados de los años 80, específicamente en 1986, el TEC logró mejorar las condiciones de su sede regional, conocida inicialmente como la “División San Carlos,”  hoy Campus Tecnológico Local San Carlos.

Mediante un convenio que se suscribió entre el Instituto y el Ministerio de Educación el 31 de octubre de 1975, se logró el traspasó de la antigua Escuela Técnica Agrícola al TEC. Sin embargo, fue hasta 1986 que se logró concretar las nuevas instalaciones que albergarían las carreras que se impartían desde 1976 en Santa Clara de San Carlos.

Para Villalobos, esto representó una oportunidad de romper el centralismo universitario y tener un contacto más estrecho con las comunidades.

“Para el TEC, el papel en comunidades externas era un papel fundamental en su desarrollo”, declaró el exrector Villalobos.

Conjuntamente al impulso de esta construcción, Villalobos tomó el primer recinto del TEC, la "Casa Pirie", y la convirtió en un espacio de vinculación cultural entre la Universidad y la comunidad cartaginesa. Esta, que ha sido el recinto del TEC durante 50 años, ha sufrido variaciones en su entorno así como un constante desarrollo que la mantiene aún como protagonista en el centro de la Vieja Metrópoli.

En 1986 se realizó la inauguración de las nuevas instalaciones regionales del TEC. El expresidente Oscar Arias, junto a Roberto Villalobos, al momento de develar la placa oficial.

TECNOLOGÍA E INVESTIGACIÓN

La consolidación como una universidad con enfoque tecnológico, la creación de nuevos centros de investigación, así como la implementación de un programas de extensión cultural y académica, distinguieron el cierre de una década de transformación para el TEC.

Para 1987, Arturo Jofré Vartanian –uno de de los precursores de la Escuela de Administración, en 1975– asumió la rectoría de la Institución. Jofré, que llegó desde Chile con el fin de vincularse a esta escuela como docente, aprovechó su experiencia de planificación y vinculación internacional para impulsar en 1988 el primer convenio de financiamiento de la educación superior, mediante una metodología que tomaba como referencia el Producto Interno Bruto (PIB).

Esto inclusive como parte de un resultado no tan positivo en finanzas del año anterior, por lo que se propuso la creación de un “brazo” que impulsara proyectos de investigación y extensión; así como actividades de vinculación externa. En fin, que ayudara mediante estas misiones a impulsar más el crecimiento institucional.

Con este fin, en 1987, es creada la Fundación Tecnológica de Costa Rica (FundaTEC).  Esto permitió –además de recursos adicionales– estrechar una relación más cercana con el sector productivo nacional.

La Fundación impulsó a su vez la posibilidad de construir nuevas y necesarias instalaciones para la práctica académica, como el Laboratorio Institucional de Microcomputadoras (LAIMI).

Aunado a la creación de la FundaTEC, se dio una creciente y estrecha relación con el sector productivo, mediante graduados con un alto perfil de conocimiento. Esto fortaleció el vínculo con empresas del sector tecnológico, así como con países y organizaciones de todo el orbe.

Uno de esos países amigos fue Dinamarca, donador principal del Centro de Investigaciones en Vivienda y Construcción (CIVCO), mientras que mediante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se logró la creación del Centro de Investigaciones en Computación (CIC), según destaca el libro “Memorias: el sueño, la hazaña y la realidad. La historia del Tecnológico de Costa Rica”.

Nuevas instalaciones fueron además parte de este crecimiento. Entre estas, la adquisición del Centro de Transferencia Tecnológica (CETT), en Zapote, San José, la construcción de las residencias estudiantiles del Campus Central, y la creación del primer Colegio Científico, en 1989, mediante un convenio con el Ministerio de Educación Pública (MEP).

Inauguración del Laboratorio Institucional de Microcomputadoras (LAIMI). Junto al rector, Arturo Jofré Vartanian, el ministro de Ciencia y Tecnología, Orlando Morales Matamoros.