Adicionalmente, el espacio contó con dos presentaciones del expositor chileno Pedro Figueroa Villa, presidente de DiploCientífica, quien señaló el recorrido que ha tenido la ciencia como canal y camino de diálogo para construir confianza y relaciones entre las naciones a lo largo de la historia.

“Hay una influencia directa con la dinámica académica, ya que esta vincula la creación científica; entendida como un bien público global e instrumento por excelencia para atender las transformaciones sociales requeridas y las problemáticas nacionales, regionales y mundiales”, indicó Figueroa.

En el evento estuvo presente un grupo de funcionarios del Tecnológico de Costa Rica (TEC) [2], quienes fueron participes de las charlas, así como expositores.

Uno de ellos fue el Dr. Johan Carvajal Godínez, investigador de la Escuela de Ingeniería Electrónica, [3] quien en compañía del Dr. Esteban Picado Sandí, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), detallaron algunas características de estudios de caso que tuvieron la incidencia de la diplomacia científica.

Carvajal destacó la experiencia lograda con el Proyecto Irazú [4], [4] que permitió poner en órbita del primer satélite en la historia de Costa Rica y Centroamérica, con el fin de recolectar datos relacionados a la fijación de carbono y el crecimiento de árboles de melina.

“El proyecto surge por iniciativa de la Asociación Centroamericana de Aeronáutica y del Espacio (ACAE) y se materializó con apoyo del TEC. Esto permitió nuevos acercamientos internacionales de países como Singapur y Suecia, para conocer la manera podemos ayudar intereses y necesidades de estos países en la región; aspectos donde ahí la diplomacia entra en juego”, acotó Carvajal en referencia al contexto de este proyecto y la nueva propuesta MUSA, que se desarrolla producto de un convenio entre el emprendimiento estudiantil Orbital Space Technologies, el TEC, ACAE y una empresa sueca.

El científico añadió que es importante considerar todos los elementos en un proyecto de cooperación, entre estos la diplomacia científica gracias a que la ciencia atiende necesidades globales, intereses y un lenguaje común que fortalece las relaciones.

“Debe haber una comunicación efectiva, persuasión e influencia, tal y como lo hacen los diplomáticos. Esta es la principal herramienta que debemos fortalecer también los científicos”, añadió Carvajal.

Por su parte, la Ing. Isabel Guzmán, docente e investigadora de la Escuela de Ingeniería Agrícola [5] y participante de este Seminario, destacó la vinculación con otros entes, la cooperación nacional e internacional, así como la articulación con procesos similares que realiza la Escuela; acciones que se han llevado a cabo a través de los años y que ahora se pueden integrar bajo el concepto de diplomacia científica donde la participación de actores e intereses políticos puede fortalecerse en miras de lograr un objetivo común..

“Conocer los conceptos correctos relacionados con la diplomacia científica y su estado del arte, las formas de abordarla y los ejemplos de aplicación en diferentes temas y circunstancias es cada día más importante. El Seminario nos brindó, además, la oportunidad de conocer expertos e intercambiar ideas con ellos. Lo más importante es que cambia y amplía la perspectiva del trabajo”, señaló Guzmán.

Este evento fue transmitido durante los dos días por Audiovisuales UNED. Puede visualizar la sesión del 3 de noviembre aquí [6], y la del viernes 4 de noviembre en este enlace [7].