Año a año crece la diversidad y el compromiso ambiental de las familias que participan en el proyecto Hogar Consciente. La participación en 2022 cerró el 14 de noviembre con reconocimientos a las siete familias que completaron el proceso y reflexiones, de tanto lo aprendido como lo que falta por avanzar en cada caso.
“El proyecto ya está más maduro y se nota en que las familias ya no se conforman con actividades muy básicas, sino que se están tecnificando un poco y buscan ir más allá, buscan entender la ciencia detrás de las acciones para reducir su impacto ambiental. Notamos que ya no es un concurso que queda ahí, sino que son familias que se comprometen con un estilo de vida que van a seguir”, comentó la Ing. Andrea Acuña Piedra, de la Unidad Institucional de Gestión Ambiental y Seguridad Laboral (GASEL). [2]
Para los participantes, quienes iniciaron la experiencia el 21 de julio de este año, la principal ganancia fue lo aprendido en materia de reducción de consumo de agua o electricidad, valoración y aprovechamiento de residuos, o reducción del desperdicio de alimentos. Mas las siete familias recibieron un certificado de Compra sin plástico [3], y los tres primeros lugares recibieron premios adicionales, gracias al patrocinio de Coopeande [4] y la Asociación Deportiva y Recreativa del TEC (Adertec) [5].
Variada participación
Desde personas funcionarias que involucraron con éxito a sus cónyuges e hijos o hijas, hasta un estudiante que vive en Cartago y participó con su familia desde Limón, e incluso estudiantes de residencias del Campus Tecnológico Central de Cartago. Así de diversa fue la lista de participantes de esta edición, que es la tercera de Hogar Consciente y la sétima del proyecto, pues las dos primeras se realizaron como Oficina Consciente.
“La variedad de participantes fue muy interesante, porque contamos con familias de Cartago, Limón, de Guanacaste y de Alajuela. Además, había diversidad en el tema de los tipos de familia desde el punto de vista de conocimiento, porque teníamos desde personas que apenas empezaron a aprender y tomar conciencia de algo tan básico como el reciclaje, aprender de compostaje y otras cosas; hasta familias que ya conocían más y empezaron a tecnificarse aún más”, acotó Acuña.
El primer lugar lo ganó la familia de Heiner Amador Zúñiga. Él estudia en Cartago y su familia reside en Limón, pero lograron coordinarse para demostrar su compromiso con un estilo de vida más sostenible.
El segundo lugar fue para Wagner Bermúdez y José Armando Arias. Ellos son de Residencias y tomaron el reto de no solo participar en el concurso sino comprometerse a impulsar las mejores prácticas ambientales entre sus compañeros y compañeras. Su premio fue una bicicleta.
“Los chicos de Residencias, que es un espacio que no habíamos considerado en ediciones anteriores, nos hicieron ver que hay un hogar, aunque sea en un cuartito de residencias”, dijo Acuña.
El tercer lugar fue para la familia de la funcionaria Laura Brenes Brenes, del Campus Cartago, quien involucró con éxito a su esposo y dos hijos en el proyecto (uno de ellos estudiante del TEC).
Las otras familias corresponden a las de:
- Orlando Rojas, funcionario del Campus San Carlos.
- Ronny Zúñiga, estudiante de maestría.
- Aarón Navarro Pérez, estudiante en Cartago.
- Ángel Arguedas Araya, estudiante en Cartago.