El apoyo a la reforestación, la innovación en el sector productivo, la lucha contra el cambio climático y la asesoría en viviendas de madera, es el eje transversal que sirve para narrar la historia de tres décadas del Centro de Investigación en Innovación Forestal (CIF) [2], de la Escuela de Ingeniería Forestal [3] del Tecnológico de Costa Rica [4] (TEC) [4].
Esta es una de las carreras más icónicas del TEC y sus aportes en investigación y extensión son de los de mayor peso en la producción académica de la Institución. Tareas que se ven fortalecidas desde el 20 de noviembre de 1992, cuando se creó el que entonces se llamaba Centro de Investigación en Integración Bosque-Industria (CIIBI).
“La carrera de Ingeniería Forestal siempre ha estado muy enfocada a la investigación, y más recientemente a la extensión. Pero los esfuerzos al inicio eran muy independientes, por parte de cada profesor, y a cómo se podía”, contó el máster Alejandro Meza Montoya, director de la Escuela de Ingeniería Forestal.
Meza fue el primer coordinador del Centro de Investigación y formó parte de la comisión que formuló las bases de este organismo, junto al Dr. Rafael Serrano, el Ing. Rafael Córdoba y la Ing. Marcela Arguedas.
Como el nombre inicial del Centro lo indicaba, en aquel momento la Escuela concibió que la principal preocupación del sector estaba en integrar la producción de materia prima con el procesamiento de la madera, en un sistema integrado verticalmente. El otro gran enfoque inicial, fue apoyar decisivamente los esfuerzos de reforestación que se estaban haciendo en el país.
“Sabíamos que en cuanto a reforestación había un montón de vacíos de información que debían ser solucionados, tanto al nivel silvicultural, es decir la producción de madera en el campo, como al nivel de procesamiento industrial”, acotó Meza.
Un aporte significativo del Centro de Investigación en los años 90 del siglo pasado fue ayudar a la reconversión tecnológica del sector maderero, pues “solo teníamos aserraderos para procesar madera de bosque natural y se necesitaba otra tecnología para la madera que se extrae de las plantaciones”.
“En Costa Rica empezamos a reforestar sin saber qué íbamos a hacer con la madera, entonces cuando llegó el momento de lo que nosotros llamamos ‘hacer raleos’, no había cómo aprovechar la madera. Eso implicó un reto en la generación de productos a base de madera con diámetros menores y la implementación de tecnología para procesar esa madera”, detalló Meza.
Asimismo, el Centro es un pilar del mejoramiento genético de producciones forestales en el país. Tanto así, que de ahí nació el programa de vinculación en investigación y desarrollo Genfores [5], que opera como una cooperativa de productores con socios en Centro y Sur América, y que actualmente busca expandirse a África.