Por Karol Ramírez Chinchilla, UNED.
kramirezc@uned.ac.cr [2]
El XVI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Extensión y Acción Social Universitaria Costa Rica 2021 [3] insta a las universidades inscritas en la jornada académica, a desarrollarse en octubre, a trabajar por una sociedad más justa, menos desigual y violenta, renovando el compromiso para aprender de los procesos de base social y comunitaria, que se desarrollan con fuerza en la región. [3]
Con el lema “La extensión universitaria latinoamericana frente a los desafíos del contexto regional”, el congreso se presenta como un escenario ideal “para renovar el ethos” y el compromiso para aprender de proyectos comunes, lo cual “permitirá idear nuevas prácticas desde las instituciones de educación superior, con el fin de fortalecer los lazos de cooperación y trabajo conjunto y tomar posición en favor de la responsabilidad y el compromiso por el bien común y la defensa de la vida en sus múltiples manifestaciones”.
En su documento oficial, el comité académico señala que, para transitar este camino, “se requiere recuperar la posibilidad de generar pensamiento crítico desde nuestra América, donde se han gestado y se gestan ricas dinámicas de movilización social para cambiar un mundo cada vez más injusto, desigual y violento. Esa posibilidad latente encuentra su fundamento en la extensión crítica, que se viene consolidando como un proceso de ecología de saberes y vincula personas educadoras de variado tipo con sectores populares”.
“Ello conduce a la construcción de sociedades más dignas y solidarias, en las cuales desaparezcan los procesos de opresión-dominación y se generen y fortalezcan propuestas que combatan la explotación, el patriarcado, el racismo y el colonialismo”, acotó.
Agrega, el pronunciamiento, que las universidades de la región tienen un compromiso permanente en procura del bien común, por lo que “deben responder a las necesidades de los más amplios sectores de la sociedad, incluyendo los más vulnerados, los cuales sistemáticamente han sido excluidos de los procesos dominantes de lo que en forma errónea se ha llamado desarrollo”.
“En un entorno marcado por el patriarcado, el racismo, la injusticia y la devastación ambiental, nuestras universidades no pueden asumir una posición neutral. Por el contrario, deben renovar y fortalecer su responsabilidad y compromiso para forjar sociedades en las cuales primen la solidaridad, el respeto por la dignidad de todas las personas, y el cuido de la vida en sus diversas manifestaciones. En este sentido, las universidades deben estar muy atentas a los procesos sociales transformadores y aportar, desde su perspectiva, a estos”, indica.