Sergio Solórzano Alfaro hizo su proyecto de graduación de Licenciatura en Mantenimiento Industrial [2] en una práctica de especialidad con la Asociación Administradora del Acueducto Rural (Asada) de playa Sámara, en Nicoya, y el Laboratorio Delta [3], del Tecnológico de Costa Rica (TEC) [4]. El resultado fue la implementación de un sistema de control y monitoreo hídrico, para el acueducto principal de la comunidad guanacasteca, que lleva más de tres meses funcionando.
Este es un sistema único para los acueductos rurales en el país, pues no solo utiliza la información de los sensores para activar y desactivar automáticamente las bombas del pozo, sino que además facilita el monitoreo constante, por medio de un sitio web [5]; por lo que incursiona en la tendencia del Internet de las Cosas (llamado IoT, por las siglas en inglés).
Asimismo, se aprovechan los macromedidores de los que ya disponía la Asada de Sámara –mediante una donación de PNUD [6]–, para monitorear el flujo del agua, determinar ritmo de consumo, hacer proyecciones y ubicar fugas. Todo al servicio de disminuir el desperdicio, generar ahorro a la organización y aumentar la sostenibilidad del sistema.
“El sistema tiene la capacidad de responder a esa demanda variable a lo largo del día y del año, si lo que saca de los pozos no da abasto, activa una segunda bomba para abarcar esa sobredemanda. Antes era muy complicado para la administración del acueducto, porque las bombas operaban por tiempos fijos y como habían demandas fluctuantes, a veces recibían mucha agua y se rebalsaba, o pasaba el caso contrario, que no alcanzaba, el tanque se quedaba sin agua, y había un corte en el servicio. Constantemente tenían que enviar un fontanero”, explicó Solórzano.