El sonido de su bastón y su rápido andar por los pasos cubiertos del Campus Central del TEC [2] parecen ya prácticamente parte de su rutina. Como un mapa guardado celosamente en su mente, él se desplaza hacia aulas y laboratorios para asistir a los compromisos académicos como cualquier otro estudiante de la Institución. Muchos observan con asombro esa capacidad para desplazarse.
Para David Campos, estudiante de Ingeniería en Computación [3], los días de poca o mucha luz no hacen la diferencia en sus actividades. Él ingresó al TEC [2] en el 2012, con uno de los mayores retos en su vida así como para la Institución: equiparar las actividades a una persona con capacidad visual limitada y convertirlo en un profesional en computación con sello TEC [2].
David tiene una invidencia que no le permite ver nada, por lo que el primer reto se dio cuando profesores utilizaban material con alta carga visual para las clases. Orgullosamente este vecino de San Ramón, afirma que su llegada al TEC [2] fue para abrir puertas y romper muchos de los moldes que existen para educarse.
Precisamente el cambio se dio. Al ser David el primer estudiante no vidente que ingresó en la Institución, los cambios y el marcaje de la accesibilidad en diversos ámbitos se dio como una necesidad. La creación de material accesible ha sido uno de los apoyos fundamentales que David ha recibido por parte de docentes así como de diversas instancias como el Departamento de Orientación y Psicología [4], la Biblioteca [5] y la Escuela de Ingeniería en Computación [3] por mencionar algunas.
Toda una pasión
Para este joven de 25 años, la computación más que un reto es toda una pasión; pero ¿cómo programar o ver la computadora cuando la mente está abierta y los ojos en opacidad? Este pareciera ser uno de los retos de David, quien ya se enfrenta a diversos entornos de programación y a un trabajo de asistencia en la plataforma TEC Digital [6].
El lector de pantalla es uno de los aliados de este futuro ingeniero para desarrollar sus labores. David demostró ante un público atento cómo es la experiencia de navegación dentro de la plataforma gracias al análisis que este joven ha trabajado. Lo que muchos escuchábamos como un ruido de una voz “metálica” y que parecía no decir nada, para David es toda una guía del software JAWS [7] que lo lleva a navegar en cualquier entorno computacional. Este lector le permite a David escuchar que área del sitio está explorando, lo que confirma la alta capacidad desarrollada por los no videntes en el resto de sus sentidos.
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Hoy David es testigo y a la vez protagonista de los cambios que el TEC [2] tiene en materia de accesibilidad.
La adquisición de una impresora braille, la instalación de baldosas guías en todo el paso cubierto del Campus Central así como los accesos con rampas y la instalación de ascensores han sido parte de los trabajos que el TEC [2] ha hecho en pro de una mejor accesibilidad y equidad para todas las poblaciones.
Según datos de la Oficina de Ingeniería, actualmente, un 94% de los edificios son accesibles de acuerdo al cumplimiento de la Ley 7600, a diferencia del 2005 cuando era un 71%. Para el año 2018, el TEC tendrá el 100%.
El camino es largo pero no imposible, por lo que acciones como las que ejecuta el Programa de Equiparación de Oportunidades y otras instancias institucionales como el TEC Digital [6], la Oficina de Equidad de Género [9], la Oficina de Ingeniería [10] y la Vicerrectoría de Vida Estudiantil y Servicios Académicos [11] se convierten en uno de los pilares fundamentales para que David y otros estudiantes, funcionarios y visitantes puedan tener una experiencia de accesibilidad completa de la universidad.