Nuestro país cuenta con un gran patrimonio natural llamado Parque Nacional Isla del Coco. Este tesoro se ubica en el océano Pacífico y pertenece al Cantón de Puntarenas, posee una exuberante flora y gran riqueza de aves y especies de fauna marina.
Dicho paraíso se ha visto amenazado por la introducción de especies de flora y fauna, principalmente por los cerdos, venados, ratas y gatos. Estas especies ajenas a los bosques de Isla del Coco han desencadenado una serie de procesos que degradan los bosques, tales como:
- Erosión de los suelos.
- Consumo de la regeneración de las plantas.
- Alteraciones en la comunidad de microrganismos (bacterias y hongos) del suelo.
- Mortalidad del bosque.
Ante esta situación, Luis Guillermo Acosta Vargas y Edwin Esquivel Segura, investigadores de la Escuela de Ingeniería Forestal [2] del Tecnológico de Costa Rica (TEC) [3], se dieron a la tarea de estudiar las implicaciones de los microrganismos en la restauración de los bosques en Isla del Coco.
Inicialmente, los expertos evaluaron el potencial de las especies nativas en plantación. Además, analizaron los efectos de la microbiota (microorganismos) en la salud y sobrevivencia de los árboles, entre ellos el árbol endémico Sacoglottis holdridgei (conocido como palo de hierro), como medidas de restauración del bosque nativo.
Pero, ¿cómo lo hicieron? Según Acosta, este es un proceso que inició en el 2012 con las primeras investigaciones. En esa etapa y, gracias a los conocimientos adquiridos del bosque, se dieron cuenta de que el establecimiento de la regeneración natural de los árboles enfrenta varios obstáculos, entre los que destaca su consumo por parte de cerdos y venados, causando la dispersión de semillas limitada y suelos pobres y ácidos.
Por lo anterior, se plantaron árboles de balsa, aguacatillo y Ardisia, con los cuales se está ensayando dos diferentes tratamientos. Se aplicó cal para corregir la acidez del suelo y se usó hojarasca del bosque para inocular a los árboles recién plantados con los microorganismos del bosque.
“En este sentido, se parte del hecho de que la microbiota permite el establecimiento y el éxito y la sobrevivencia de los arbolitos plantados. A la fecha, se ha observado que los tratamientos son efectivos, según las diferentes especies, por lo cual no es posible generalizar cuál es mejor”, detalló Acosta.