Ni la pandemia por COVID-19 fue obstáculo para que la Escuela de Arquitectura y Urbanismo [2] del TEC [3] registrara en el 2020 la mayor cantidad de proyectos de investigación y extensión activos en sus 20 años de existencia. Estos se unieron a los que se han desarrollado desde el 2013 para alimentar la reflexión y el análisis del IV Encuentro de Investigación y Extensión que esta unidad académica realizó del 12 de octubre al 10 de noviembre.
La actividad fue completamente virtual y se estructuró en dos grandes bloques. En el primero se expuso la evolución que han tenido la investigación y la extensión en la Escuela de Arquitectura y Urbanismo, así como las líneas que se han definido en estas áreas del quehacer universitario.
El segundo bloque consistió en la exposición de los proyectos de investigación y extensión en curso donde están participando estudiantes, con el fin de visibilizar sus aportes e incentivar la integración de más alumnos de la carrera en estos procesos extracurriculares.
De acuerdo con Jeannette Alvarado, directora de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo, esta Escuela aporta a la sociedad por medio de la academia, la investigación y la extensión universitarias en diferentes áreas y líneas de interés como ciudad y territorio, arquitectura, patrimonio e identidad y construcción, eficiencia de recursos y sostenibilidad.
“Esta Escuela está comprometida con el desarrollo y la visualización de la ciudad y de la arquitectura enfocada en la geografía humana, por cuanto interpreta su hábitat, responde a las necesidades íntimas y humanas de espacio de acuerdo con los entornos físicos y humanos como un sistema de tejidos vivos que obedecen a constructos sociales e imaginarios culturales de una región y del país con conciencia global, lo que la impulsa a seguir aportando y construyendo conocimiento y espacio”, destacó.
Maricruz Ramírez, estudiante de la carrera, forma parte del equipo del proyecto de investigación denominado “El diseño del paisaje urbano desde la diversidad social, cultural y ambiental del Conjunto del Paseo de las Damas en Costa Rica: casos de los parques Nacional, España y Morazán”. Según relata, al principio de sus estudios estaba muy enfocada en cumplir con todas sus materias de forma destacada y no contemplaba la posibilidad de participar en proyectos o actividades extracurriculares por miedo a que le afectara negativamente en su rendimiento.
“Conforme avanzó la carrera y en el proceso de crecimiento personal entendí que un arquitecto, un buen arquitecto, va mucho más allá de un título obtenido después de cursar una serie de materias estipuladas en un plan de estudios. Entendí que la profesión se construye desde un espíritu inquieto por aprender, crecer y mejorar, no solo desde el ámbito académico y profesional sino del ámbito personal”, subrayó.
Fue así como Ramírez se integró al equipo investigador liderado por la arquitecta Laura Chaverri en el que se pretende generar recomendaciones para el diseño del espacio público y del paisaje para incrementar la diversidad biológica, social y cultural de la ciudad, fortaleciendo el patrimonio cultural y ambiental del paisaje urbano.
Ramírez enumera varios beneficios de esta experiencia, entre los que destaca: el ambiente multidisciplinar, el conocimiento adquirido por medio de charlas, seminarios y lecturas, un ambiente diferente de aprendizaje y el fortalecimiento de habilidades como la responsabilidad, la proactividad, el trabajo en equipo y el pensamiento crítico.