La economía costarricense se ha visto severamente afectada por la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19. Ante esto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una caída de 3,3% en la producción nacional para 2020, pero especialistas temen que la afectación vaya a ser mucho mayor y que el desempleo se eleve a cifras nunca antes vistas en nuestro país.
Ante esta necesidad, desde el Centro de Investigación en Biotecnología [3] (CIB), del Tecnológico de Costa Rica (TEC) [4], especialistas y científicos ofrecen servicios de desarrollo, capacitación y asesoría para diversos sectores productivos, de forma que los resultados de sus investigaciones se puedan poner en práctica.
“En el TEC se han desarrollado numerosas innovaciones en el campo de la biotecnología, que podrían resultar muy útiles para ayudar a los productores nacionales a afrontar la crisis”, explicó la Dra. Laura Calvo Castro [5], coordinadora del CIB y docente de la Escuela de Biología.
Según Calvo, las iniciativas se agrupan en las siguientes líneas de trabajo:
- Mejoras en la eficiencia de sus cultivos.
- Aprovechamiento de residuos.
- Usos alternativos de productos agropecuarios.
- Fuentes alternativas de biofármacos, alimentos y energías.
El CIB cuenta con muchas otras herramientas de apoyo, tales como productos biológicos nacionales para sustituir el uso de fertilizantes y plaguicidas sintéticos, o el estudio de cultivos más resistentes al cambio climático.
Además, se impulsa nuevas industrias, como la exportación de fibras de abacá, y el desarrollo de innovadores productos a base de insumos nacionales, como antioxidantes a partir de desechos agrícolas y alimentos para animales a partir de microalgas.
“Las áreas de Biotecnología Ambiental [6] y Biotecnología Vegetal [7] del CIB se han unido para poner a disposición de los agricultores, a través del Ministerio de Agricultura y Ganadería, miles de vitroplantas de papa y otros insumos biológicos para la siembra de este cultivo. Las plantas contarán con un certificado del CIB, donde se declara que están libres de virus de plantas.
“Los bioinsumos van dirigidos a la protección de la raíz y la promoción del crecimiento de las plantas. Esta será una medida de reactivación económica directa y un apoyo eficaz a la producción agrícola”, asegura el Dr. William Rivera Méndez [8], investigador del CIB, profesor de la Escuela de Biología y especialista en tecnologías de producción agrícola sostenible.