Recientemente, cuatro especialistas en educación se dieron cita en las instalaciones del Consejo Nacional de Rectores (Conare) [2] para conversar sobre el valor de la educación estatal para la sociedad costarricense.
En dicha actividad, el exministro de Educación Leonardo Garnier; el director del Cinpe-UNA, Olman Segura; la exviceministra del MEP, Amparo Pacheco y la exdirectora de Cinde, Gabriela Llobet; mostraron diferentes puntos de vista, los cuales siempre coincidieron en un aspecto: el aporte de la educación es incuestionable y fundamental.
Según Garnier, la productividad de los profesionales altamente calificados que prepara la educación estatal, refleja el valor de la misma en la sociedad. “El conocimiento y la investigación financiada por recursos públicos no se venden a precio normal de mercado y sus resultados son sumamente productivos. Esto significa que hay una ganancia para la sociedad”, aseguró.
De la misma manera, el educador indicó como punto de mejora, una adecuación de los horarios de lecciones universitarias según la necesidad de los estudiantes. “Las universidades han aportado mucho a la sociedad, pero deben dar más importancia a la pedagogía y trabajar en razón de sus alumnos y no a conveniencia de sus profesores”, cerró.
En adición a eso, Segura enfocó su disertación en la importancia del financiamiento para las universidades. “Debemos mejorar y reorganizarnos para funcionar mejor. Recortar costos no es una solución por sí misma. Lo que debemos buscar es una redistribución de recursos para las cinco universidades, aprovechando nuestra autonomía”, señaló.
En esa misma línea, Pacheco resaltó la importancia de una correcta distribución de fondos para invertir en educación en el país. “Costa Rica tiene el reto de emular los resultados que se han alcanzado en los países más desarrollados, con sistemas educativos más robustos e inspiradores”.
Según datos del Conare, actualmente existen casi 125 mil estudiantes regulares matriculados en carreras de universidades públicas. De esta cantidad, el 48% de cupos ofertados corresponden a sedes regionales. Además, otra estadística señala que el 75% de los estudiantes de universidades estatales provienen de colegios públicos.
Para Llobet, el bienestar y crecimiento económico del país depende en gran medida de la educación pública. No obstante, señala también que el acceso a la universidad debe ampliarse; dejando de lado la desigualdad que hay entre pobres y ricos para poder estudiar. “Se debe asegurar, además, la pertinencia de los planes de estudio y darle prioridad a las áreas que tengan más demanda laboral”, acotó Llobet.
Otro de los aspectos que se mencionaron como valiosos durante el conversatorio fue el de las becas. Se estima que más de un 60% de estudiantes de universidades estatales tiene beca socioeconómica o de estímulo, las cuales les son otorgadas por condiciones familiares, rendimiento académico, por participación deportiva o cultural, entre otras.
Finalmente, y como punto destacado, la estadística recolectada por el Conare indica, además, que más del 95% de las personas graduadas en las universidades del Estado cuentan con empleo; lo cual convierte a la educación superior en un motor para la movilidad social y el desarrollo socioeconómico de Costa Rica.