A partir del mes de julio los pasajeros que aborden o desciendan del ferrocarril en el centro de Heredia dispondrán de nuevos espacios y apreciarán el diseño original del edificio de la estación, gracias a un proceso en el que se restauró el inmueble construido a finales del siglo XIX y que es Patrimonio Histórico Arquitectónico de Costa Rica.
Entre las principales intervenciones que se realizaron destaca el retiro de todas las cortinas metálicas que había en la fachada, la restauración de las ventanas y las puertas originales del edificio, la recuperación de un pasillo entre los andenes sur y norte y el rescate de la bodega metálica al costado oeste. “Además, donde estaban las paradas de buses de Getsemaní se hizo el nuevo andén para el abordaje de pasajeros y en el costado este hay un módulo de bicicletas para que sea una estación intermodal, explicó Ileana Hernández, docente e investigadora de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo [2] del TEC [3] y quien tuvo a su cargo el diseño e inspección de las obras.
“Estoy feliz porque veo el edificio recuperado después de tantas malas intervenciones que se le practicaron durante décadas. Pero, estoy más feliz porque es un edificio histórico que se va a usar. Eso es lo más importante, porque necesitamos tomar el patrimonio como propio para apreciarlo y conservarlo”, enfatizó.
A lo largo del proceso de intervención se hicieron varios descubrimientos. El primero de ellos fue que las paredes del edificio son de bahareque. Por este motivo, se están dejando varias secciones expuestas recubiertas con un acrílico para que los usuarios aprecien el material que está detrás de su forro de madera.
Bernadette Esquivel, arquitecta contratista del proyecto, señaló que la restauración del inmueble y la construcción de los nuevos espacios son un impulso al sistema ferroviario del país y una invitación para mejorar la movilidad de las ciudades. También recalcó la importancia de rescatar sistemas constructivos tradicionales como el abobe y el bahareque. “Este es un ejemplo de una edificación que tiene una sección en bahareque que ha demostrado ser eficiente y segura, porque a pesar de las malas intervenciones que tuvo durante su historia y el estado de abandono que sufrió por décadas, se mantuvo en pie”, subrayó.
Otro de los hallazgos es una calzada de piedra sobre la que se asienta el edificio y que fue construida durante la segunda mitad del siglo XIX. De acuerdo con investigadores del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural esta calle servía para que las carretas no se quedaran pegadas en el barro a la hora de descargar productos. En este caso también se están dejando algunos segmentos expuestos como “testigos” del antiguo uso del espacio. Uno de ellos se ubicará en el área de la boletería donde se podrá apreciar por medio de un acrílico en el piso.
El proceso de restauración logró conservar muchas de las piezas constructivas originales de la estación, entre ellas los bajantes, las puertas, las ventanas y casi la totalidad de las láminas de zinc que cubren el techo y las paredes de la bodega metálica del sector oeste. Además, unas tucas de madera que se hallaron en perfecto estado se reutilizarán como bancas en los exteriores.