Por: Jorge Quesada y Johan Umaña.
El desmedido crecimiento de la fuerza de trabajo –esa es la cantidad de personas mayores de 15 años disponibles para trabajar–, el desaceleramiento de la economía y los cambios en los sistemas productivos del país, entre otros motivos, han motivado un desmejoramiento de las condiciones del empleo en Costa Rica, según muestran las estadísticas y concuerdan varios expertos.
El desempleo, que para el primer trimestre de este año se ubicó en 11,3%, es solo una de las estadísticas que demuestra cómo las condiciones del empleo en el país están en decaimiento.
También lo demuestra el marcado incremento en el empleo informal y que en el año pasado, el ingreso promedio de las personas que sí tienen trabajo se redujo en 4,63%, para ubicarse en ₡444.086 (₡21.538 menos que al cierre de 2017).
“Los problemas estructurales del país han generado que mucha población se esté incorporando a la informalidad. Además, llama la atención que se observó que hay un fuerte crecimiento del número de trabajadores independientes informales, cerca del 90% son informales, y estos no están cotizando a la seguridad social”, destaca la máster Roxana Morales, directora del Observatorio Económico y Social [2] de la Universidad Nacional de Costa Rica [3] (OES-UNA).
Condiciones adversas que además impactan con mayor dureza a poblaciones en situaciones desfavorables, como quienes están en condición de pobreza y con menores estudios; pero particularmente a las mujeres y los adultos mayores, como descubre un análisis del OES [4] de los resultados de la Encuesta Continua de Empleo durante el 2018.
Según explica el Dr. Víctor Garro, economista y docente del Tecnológico de Costa Rica (TEC) [5], en las últimas cuatro décadas, el país ha transformado su sistema productivo hacia procesos de mayor valor agregado, en donde el conocimiento y la tecnología, por ende la formación académica, juegan un papel importante para la competitividad de las personas y las empresas.
“Lo que ocurre en el mercado laboral costarricense es que hay un sector que tiende a crecer, que es el de alta calificación; y un sector que tiende a estancarse, que es el sector laboral de baja competencia y es algo que se seguirá dando”, indica Garro.