“Hoy estamos celebrando 20 años de trabajo, 20 años de impacto en la comunidad, 20 años de demostrar que la cultura puede ser y debe ser un medio para transformar la realidad en la que vivimos, por medio de un encuentro real con la comunidad”, manifestó Mariela Hernández, coordinadora de la Unidad de Cultura y Deporte del TEC San José [2], durante la celebración del vigésimo aniversario de la Casa Cultural Amón del TEC [3].
La actividad sirvió para develar el mural “Memoria de una calle de Amón, 1950” de la artista Ivette Guier. La obra refleja el ambiente familiar que se vivía en este sector de la capital a mediados del siglo XX, cuando los niños aún podían jugar en las calles abrazados por las enormes sombras de los árboles de uruca que caracterizaron al Barrio Amón. Guier reconoce que el barrio nunca más será el mismo en el que ella creció, pero asegura que está tomando un matiz muy lindo con espacios para el arte y la cultura.
“Soy muy dada a estar recuperando cosas, no porque quiera vivir en el pasado, sino porque creo que hay muchas cosas que no se deben olvidar para poder construir algo mejor, para que no se nos olviden esos valores, tantas cosas buenas que hicimos, que tuvimos. De lo contrario, el futuro no es alentador. Y tenemos que transmitirle esto a los jóvenes que tengan una base, una raíz, para que la construcción del futuro”, advirtió Guier.
Por su parte, Alexandra De Simone, fundadora de la Casa Cultural Amón, reflexionó sobre la importancia del cultivo de la humanidad por medio de espacios de encuentro artístico. “La filósofa Martha Nussbaum dice que la humanidad hay que cultivarla de la misma manera como se cultivan las plantas, para que sea una humanidad capaz de espacios sociales, de respetar las diversidades, de ser solidaria y afectuosa. Desde esa filosofía nuestras puertas están siempre abiertas para que, sobre todo, los jóvenes se sorprendan con la magia del arte, pero también aprendan la disciplina, el espíritu de servicio y la capacidad de enfrentar la adversidad con persistencia, entre otros valores”, señaló.
Por la Casa Cultural Amón transitan, aproximadamente, 500 personas entre estudiantes del Tecnológico, alumnos de los cursos abiertos, vecinos de la comunidad y visitantes en general. Es un lugar que ha servido de galería, de escenario para espectáculos de teatro y de danza, de taller para los cursos artísticos, de aula y de salón para conferencias, entre muchos otros usos.
Para Julio César Calvo, rector del TEC, el concepto de Casas Culturales que el Tecnológico adoptó décadas atrás, ha permitido un acercamiento con las comunidades inmediatas desde el arte y la cultura. Destacó la manera en que la Casa Cultural Amón imparte más de 50 cursos al año y atiende a más de 1200 estudiantes de todas las edades y en varias disciplinas artísticas.
“Veinte años de la Casa Cultural Amón es un gran logro, ha cambiado el rostro del Tecnológico y de la ciudad de San José, la ha vuelto más humana, la ha vuelto más social, más involucrada con la problemática y también con las oportunidades que tiene la ciudad y el Barrio Amón. Entonces, es de celebrar y este es un momento para reflexionar que tenemos que profundizar estas iniciativas en los otros campus que tenemos, en San Carlos y en Limón, específicamente, donde tendremos que incurrir también en estas grandes oportunidades que nos ha dado este concepto ya implementado por el Tecnológico por tantos años y que ha rendido grandes frutos para todos”, concluyó Calvo.