La innovación tiene un alto costo emocional y social, pero es la única forma de sobrevivir ante el inminente impacto que tendrá la inteligencia artificial sobre muchos trabajos, incluyendo labores profesionales. Ese es el criterio del Dr. Tomás de Camino, cofundador de la Fundación Costa Rica para la Innovación [2] y docente del TEC, en la charla: “Más allá de la innovación” realizada en el Centro Académico de San José [3] del Tecnológico [4].
“Todas aquellas labores muy mecánicas, muy repetitivas van a ser reemplazadas por la inteligencia artificial. Entonces, ustedes deben adquirir valores adicionales en sus carreras porque, si no, van a estar compitiendo con computadoras y ¡qué mala nota competir con computadoras!”, enfatizó de Camino a los estudiantes presentes en la actividad.
Para el expositor es necesario transgredir la linealidad en las disciplinas porque ya no es suficiente saber una sola cosa o seguir una solo línea de conocimiento. “En el mundo de hoy, las personas que se pueden mover en diferentes disciplinas rápidamente tienen una ventaja competitiva considerable sobre el resto”, señaló.
Según de Camino, el mundo de hoy ofrece mayores oportunidades para innovar, gracias a que la tecnología es más accesible. Mientras que en 1950 solo los países desarrollados podían hacer cómputo porque era extremadamente caro, hoy cualquier persona puede hacer los mismos cálculos desde su teléfono celular. Esta “universalización” tecnológica permite que más personas en el mundo tengan posibilidades de hacer cosas que antes muy pocos podían hacer.
Aunque hoy tenemos computadoras personales más poderosas, económicas y livianas que la que llevó la misión tripulada a la Luna, el reto de llevar el ser humano al satélite sigue siendo el mismo. “Un chiquillo de colegio, con la física del colegio, podría hacer que una nave vaya al espacio y haga una órbita alrededor de la Luna utilizando una computadora. Esto nos da oportunidades a todos nosotros”, resaltó.
Las personas que emprenden un negocio innovador en la actualidad tienen mayores posibilidades de éxito gracias a que la tecnología es más accesible y barata. “Emprender en Costa Rica en los años setenta era un absurdo porque la tecnología estaba muy restringida y era excesivamente cara. Quienes lo intentaban terminaban siendo absorbidos por la economía agrícola. Era imposible emprender en computación en esos años, cuando 20 gigabites de memoria costaban un millón de dólares y no eran portátiles como ahora”, recordó de Camino.
De acuerdo con de Camino, el paso de lo analógico a lo digital ha permitido que este panorama cambie. Por este motivo considera de vital importancia que los negocios costarricenses sean 100% digitales. Por otra parte, insistió en diseñar productos y servicios para un gusto universal que trasciendan las fronteras, dado que el mercado nacional es sumamente pequeño. Además, enfatizó en la importancia de enfocarse en los deseos de las personas y transformarlos en necesidades para generar productos y servicios exitosos.
“Tenemos que empezar a producir productos y servicios ticos de consumo masivo que al consumidor no le importe dónde está hecho, sino que funciona bien”, remarcó.