Adolfo Chaves Jiménez
Coordinador Laboratorio de Sistemas Espaciales
adchaves@tec.ac.cr [2]
La Oficina de Comunicación y Mercadeo no toma como suyas, las opiniones vertidas en esta sección.
En tecnología el planeta camina hacia adelante, y avanza no de manera lineal, sino de manera exponencial. Así, si una nación quiere siquiera mantener su posición en términos políticos y económicos, necesariamente, va a requerir, entre otras cosas, avanzar en el campo de la ciencia y la tecnología.
El área aeroespacial, desde el punto de vista de investigación y desarrollo tiene una particularidad: es un área de alto valor agregado, intensiva en el uso de mano de obra calificada, y sin signos de un estancamiento en su crecimiento. Al fin y al cabo, es predecible que las personas sigan viajando cada vez más, utilizando telecomunicaciones satelitales, y que las instituciones utilicen cada vez más datos de observación terrestre para obtener información sobre el clima, la deforestación, la actividad volcánica o incluso movimientos de ciudades y personas, por nombrar unos pocos.
Así, se puede llegar a decir que todas las naciones de la Tierra utilizan tecnología satelital y, por tanto, gastan recursos económicos para poder hacer uso de esta. Desde este punto de vista, los países se pueden dividir en dos: aquellos que son solamente consumidores de tecnología espacial, y aquellos que son desarrolladores de tecnología espacial.
¿Cuáles creen que son, de estas naciones, las que son desarrolladas y las que no? Claramente, las naciones desarrolladas diseñan su propia tecnología, para así ajustarla a sus propias necesidades.
Pero ¿no es demasiado gasto invertir en esto? Evidentemente, siempre hay que pensar en ser eficientes con el gasto, pero si un país no piensa en sus propias necesidades para desarrollar tecnología, siempre va a pagar el costo que tuvo el otro en desarrollarla, y una ganancia.
El área aeroespacial tiene una hermosa particularidad, no tan común en todas las áreas de desarrollo: inspira lo mejor de las nuevas generaciones. A los niños y jóvenes, los desarrollos aeroespaciales los ilusionan, pues logran ver que esta es la última frontera. Así, el potencial de esta área en promover las vocaciones científicas y tecnológicas, tan necesarias en nuestros pueblos en vías de desarrollo, es inmenso.
El pasado 11 de mayo, el primer satélite centroamericano, llamado Batsú CS1 (Colibrí en la lengua indígena Bribrí de Costa Rica), del Proyecto Irazú, inició su operación. Y con esto, Costa Rica demostró que ya es capaz de desarrollar proyectos espaciales por cuenta propia. Además, con su misión de recolectar datos sobre la cantidad de carbono fijado por árboles en localizaciones remotas del país, demuestra la capacidad de plantear soluciones autónomas al problema de determinar la capacidad del país de ser carbono neutral. En términos simples, carbono neutralidad es fijar más carbono que el que se envía a la atmósfera, contaminándola.
Esto es un primer paso, en el que se busca incentivar el uso del área aeroespacial como una herramienta de desarrollo, a través de la promoción de la investigación, la atracción de inversiones y el emprendedurismo. Además, demuestra a los niños y jóvenes que no tienen que ir a otro país si su sueño es trabajar diseñando naves espaciales.
Los retos en Costa Rica siguen siendo muchos, pero el simbolismo es enorme: la noticia logra entrar como una noticia positiva, que logra colarse entre el común de noticias negativas, y unir al país sobre un elemento de alto valor agregado, independiente de la posición política, social o económica. Además, más allá de su valor histórico, este desarrollo es una muestra de que el país quiere saltar a un punto diferente, en que se convierta en desarrollador de sus propias soluciones.
Quedan muchos retos, pero estos signos son señales de pasos que se dan hacia adelante, con todos los "círculos virtuosos" que esto pone en marcha. Es por eso que son necesarios.
Este artículo fue publicado primero en la Revista Digital Horizonte GT (www.horizontegt.com [3]).