Un 28 de julio de 1966, los diputados cartagineses, Jorge Luis Villanueva Badilla y Fernando Guzmán Mata propusieron ante la Asamblea Legislativa, la creación del Instituto Tecnológico de Costa Rica [2], en la provincia de Cartago. Gracias a esa iniciativa, actualmente se cuenta con una consolidada Casa de Enseñanza de Educación Superior.
Hoy, el Tecnológico de Costa Rica lamenta el fallecimiento de Jorge Luis Villanueva Badilla, quien murió el 10 de febrero, de este año, a causa de una neumonía. Villanueva Badilla fue tres veces diputado y expresidente de la Asamblea Legislativa. [3]
¿Cual fue el papel de Villanueva Badilla y otras personas en el nacimiento del TEC?
Según el libro "Memorias: el sueño, la hazaña y la realidad"; en el año 1966, Villanueva y Guzmán tenían como objetivo que el país formara profesionales con educación técnica media y así acelerar el inminente desarrollo de la agricultura, la industria y el comercio. Fue así que se dio la discusión de la creación del TEC, que abarcó desde junio de 1966 hasta marzo de 1971, fecha en la que, finalmente, se aprobó el Proyecto de Ley de Creación del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Gracias a la iniciativa de esos diputados, el proyecto de creación fue entregado al Dr. Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, director de la Oficina de Planificación Nacional, y a partir de un nuevo estudio se redactó un folleto titulado: “Proyecto para crear el Instituto Tecnológico de Costa Rica, el 30 de mayo de 1970”. A partir de ese último proyecto se definió el título con el cual nació esta Institución de Educación Superior Universitaria.
El nuevo proyecto fue presentado ante la Asamblea Legislativa por el Dr. Miguel Ángel Rodríguez Echeverría y él mismo fue asignado a la Comisión Permanente de Asuntos Sociales para su estudio y respectivo dictamen. Con base en dicho análisis y discusión, surgieron tres dictámenes: uno afirmativo de mayoría y dos afirmativos de minoría, los cuales fueron presentados el 23 de marzo de 1971. El dictamen afirmativo de mayoría fue el que estableció el Instituto Tecnológico en la ciudad de Cartago, como respuesta al añorado sueño y el deseo de igualdad equitativa del progreso de dicha provincia.
El proyecto fue discutido y votado en tres debates: el 26 de mayo, el 31 de mayo y el 1 de junio de 1971. Sin embargo, fue sancionado el 9 de junio de este mismo año (decreto Nº 4777: Ley Orgánica del Instituto Tecnológico de Costa Rica) por el presidente de la República, José María Figueres Ferrer y por el ministro de Educación Pública, profesor Uladislao Gámez Solano.
Como se mencionó antes, el Instituto Tecnológico de Costa Rica fue creado bajo la administración Figueres- Ferrer (1970-1974). No obstante, desde los inicios de la administración Trejos Fernández (1966-1970) se mantuvo el acertado designio de establecer un Tecnológico y bajo este mismo propósito se solicitó asesoría técnica en el extranjero, lo cual se logró mediante un convenio para que un asesor del Ministerio de Educación de España preparara un nuevo proyecto.
La conquista de las elecciones presidenciales del socialdemócrata José Figueres Ferrer alcanzó un 54% de los votos, un 1º de febrero de 1970. Esto motivó a dos líderes cartagineses a impulsar el desarrollo de su provincia; de forma decidida, ellos convocaron a un grupo de personas con el fin de estudiar posibles obras que promovieran el estancado progreso de Cartago, producto de los embates sufridos por las fuerzas de la naturaleza.
Fue suficiente la presencia de dos docenas de personas para que, de manera decidida, se fundara la Unión Cartaginesa para el Desarrollo (Unicade) y se instalara su junta directiva. Este movimiento, apoyado por diputados de la provincia, retomó tres grandes proyectos, entre los cuales renacía de forma preponderante el Proyecto para el establecimiento del Instituto Tecnológico, en Cartago (expediente Nº2710).
Con mucho enfoque y acierto, la Unicade emprendió la lucha con la aspiración de que el Tecnológico fuera establecido en Cartago, con base en argumentos como la necesidad de descentralizar el crecimiento de actividades industriales de forma integral en otras provincias, pues mayoritariamente estaba concentrado en la ciudad capital. Era urgente igualar el progreso y la economía de la agroindustria y modernizar la agricultura, que por años arrastraba la inmovilización.
La Unicade llevó a discusión de la comunidad cartaginesa varios proyectos. El arquitecto Rolando Ferreto Monge impulsó, junto con otras personas, el tema de la creación del Instituto Tecnológico. Se preparó un documento y se comenzó a socializar el tema en la Cámara de Comercio, el Club de Leones, el Club Rotario, los colegios y la Iglesia, entre otras instituciones.
Así comenzó a producirse una toma de conciencia en la población, y un día la Junta Directiva del Colegio Vocacional de Artes y Oficios (Covao) [4] recibió a la comitiva que estaba planteando el proyecto. De esta manera, el grupo de apoyo fue creciendo y se redactó un documento a máquina, de 10 o 15 páginas, que fue entregado personalmente en la Asamblea Legislativa.
Quince días después de que el documento fue recibido, Alajuela presentó uno igual al de Cartago. El director del Colegio San Luis Gonzaga, el sacerdote Isidro García, tomó el mando a raíz de sus vínculos con los grupos universitarios y los colegios.
También aparecieron mujeres brillantes, como doña Caba Carazo. De pronto, se comenzó a levantar la provincia completa y se peleó palmo a palmo por todos los medios, hasta movilizar a la ciudadanía a la Asamblea Legislativa.
Se fueron acercando por diversos medios, en cazadoras (buses) y camiones. Los estudiantes universitarios, que habían sido pasivos, no lo pensaron y salieron de temprano a ocupar las mejores posiciones. Iban mujeres y representantes de la Iglesia Católica. Era una movilización absolutamente organizada. El grupo de apoyo pasó la noche en las afueras de la Asamblea Legislativa hasta que se ganó en primer y segundo debate. Fue así como el acto ceremonial solemne se efectuó el 10 de junio de 1971, en el gimnasio del Colegio de San Luis Gonzaga.
Así se hizo realidad: el Instituto Tecnológico de Costa Rica, un sueño que tuvo entre sus gestores a Jorge Luis Villanueva Badilla.