A causa de las nuevas tendencias alimentarias mundiales, en donde se requiere que los productos sean aptos para el consumo humano y de calidad, el Tecnológico de Costa Rica (TEC) [2], por medio de la Escuela de Agronegocios [3] brinda su apoyo a productores cebolleros costarricenses.
Los agricultores son específicamente de la Zona Norte de Cartago, de los Cantones de Oreamuno y Alvarado. Algunos pertenecen a la Asociación de Horticultores de la Región de Irazú (ASHORI), a la Corporación Hortícola Nacional (CHN), a la Cooperativa Agropecuaria y de Servicios Múltiples de Buenos Aires de Pacayas R.L (CoopeBaires) o son independientes.
Según el estudio de la Secretaría Ejecutiva de Planificación Sectorial Agropecuaria (Sepsa) [4] sobre la actividad cebollera en Costa Rica para el período 2010-2014, este subsector generó una producción anual de 1.318 toneladas, con un área promedio sembrada de 3.743 hectáreas.
De acuerdo con Sepsa, estos datos tienen una tendencia al alza para los últimos años. La cebolla es una importante hortaliza a nivel costarricense, pues generó una participación del 0,4 por ciento en el valor agregado agropecuario y un consumo per cápita de ocho toneladas.
El aporte del TEC
Dada la importancia de la cebolla en la economía nacional y el trabajo colaborativo, según el convenio vigente del TEC con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) [5], esta Casa de Enseñanza Superior profundiza en los retos que se le han presentado a esta agrocadena, y toma la decisión de dar su aporte en la agroindustrialización de este producto primario.
"El Programa de Investigación y Transferencia de Tecnología Agropecuaria (Pitta) Cebolla, donde coindicen distintos actores de la agrocadena, entre otras cosas, ha considerado que las condiciones en ciertos momentos del año de sobreproducción y bajos precios, así como otros retos en la comercialización de la producción primaria, hace que la agregación de valor se considere como una opción para diversificar la presentación del producto y de generar ingresos al sector productor, así como opciones de consumo para el mercado”, destacaron las investigadoras y extensionistas de Agronegocios: máster Laura Brenes Peralta, máster Marianella Gamboa Murillo y máster Ana Cecilia Segreda Rodríguez (destacada en la Escuela de Agronegocios mediante el Convenio INTA-ITCR).
A la fecha, se han capacitado a 30 personas, algunos de ellos productores y líderes de sus organizaciones, de manera que se logre un efecto multiplicador, o bien a las mujeres de la zona con interés de incursionar en agregación de valor, como posible medida de generación de encadenamientos locales.
Estos beneficiarios han recibido capacitaciones teorícas y prácticas en las instalaciones del TEC. Durante la sesión teórica se abordó la importancia de las buenas prácticas en la agricultura, el manejo postcosecha y agroindustrial de los productos, así como las generalidades de los productos que se propondrían desarrollar. Estos fueron probados, desarollados y validados antes por las extensionistas del proyecto para luego ser presentados a consumidores potenciales, para ajustar su formulación en función a gustos y preferencias.
Posteriormente, se hicieron tres talleres en la Planta Piloto Agroindustrial de la Escuela de Agronegocios del TEC. En este caso, mediante una atención más personalizada y detallada y aplicando metodologías como la de “aprender-haciendo”, los participantes pudieron ver aspectos sobre el desarrollo de la formulación, buenas prácticas de manafactura, equipo, distribución de planta y elaboración del producto.
Daniela Asenjo, hija de productor cebollero y vecina de la Zona Norte de Cartago, formó parte de las 30 personas que participaron en los talleres impartidos por Agronegocios. Daniela menciona que estas capacitaciones le parecieron muy útiles para poder brindar apoyo a su papá, Rafael Asenjo y así mejorar la oferta en la cebolla.