En vez de encontrar un lugar donde trabajar haciendo lo que aman, estos cinco graduados y graduadas de Ingeniería en Diseño Industrial [2] emprendieron su propio camino. Crearon cuatro empresas que, alimentadas de sueños, buscan ofrecer al mercado: originalidad y creatividad.
Para Sofia Protti fue cuestión de combinar la tradición artesanal de su familia con su pasión por el diseño para crear Cueropapel&tijera. Su empresa, dedicada al diseño y comercialización de productos de cuero y complementos, fue fundada en 2008 y es de las más estables en este sector: tiene una tienda en San José y coloca sus productos en más de 30 puntos de venta, incluso en Estados Unidos.
Mientras que José Pablo Alvarado probó el mercado laboral, no le gustó, y en 2009 decidió “lanzarse” a crear muebles con un nombre muy sugerente, que no deja duda: ALL be design (TODO sea diseño). Así se llama su empresa.
Por su parte, a María Antonieta Rojas y su esposo, Albin Padilla, tampoco les acabó de convencer eso de estudiar diseño de producto para acabar viviendo de diseño gráfico en alguna empresa privada. Optaron por hacer algo más gratificante con sus talentos y en 2015 fundaron Co.Ser, “una combinación de cosas y serigrafías”, enfocada en ropas y juguetes para niños y niñas.
Entretanto, Mauricio Valverde convirtió una necesidad en una idea y de ahí surgió la empresa. Las ganas de “tomarse un buen café” en la oficina lo llevó, junto a un compañero, a desarrollar Embúo, un dispositivo para chorrear directamente en la taza, el primer producto de Artilujio. Este emprendimiento apenas está en incubación y busca combinar ideas innovadoras y la habilidad de artesanos para desarrollar productos inconfundiblemente ticos.