La Oficina de Comunicación y Mercadeo no toma como suyas, las opiniones vertidas en esta sección.
Muy bien hace el Tecnológico de Costa Rica [2] en someterse a un proceso de acreditación institucional por parte de una organización externa para verificar su calidad, en este caso con el peso del Alto Consejo para la Evaluación de la Investigación y la Educación Superior (HCERES), con sede en Francia.
Este proceso de acreditación nos da la oportunidad de realizar un profundo análisis y un examen del trabajo hecho y de los resultados que hemos obtenido como institución de educación superior, según ciertos estándares con los que seremos evaluados. Lo que está en juego es la verificación de la calidad que tenemos como universidad, o sea, que podemos ser o no ser acreditados y ello depende de cada uno de nosotros.
De obtener la acreditación institucional, muchos serán los beneficios para estudiantes, funcionarios y comunidad institucional en general. Solo por mencionar algunos, se facilitarían los intercambios de estudiantes y profesores en universidades europeas, un trabajo que la Dirección de Cooperación y Asuntos Internacionales debe potenciar para promover una visión globalizada de nuestros funcionarios y estudiantes; se incorporarían buenas prácticas docentes en investigación, extensión y gestión universitaria, con ello se potenciaría la eficiencia y el trabajo coordinado entre la administración y la docencia para que los procedimientos internos sean más ejecutivos y eficientes, reduciendo tiempo en tramitologías innecesarias e incentivando el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación para un mejor logro de los objetivos institucionales.
La comunidad institucional en general se vería beneficiada al mejorar la eficiencia en el uso de los recursos institucionales y al fortalecer su imagen, tanto dentro como fuera del país. Nos compete, por tanto, ser eficientes y, si en este proceso de acreditación institucional podemos soñar, esperemos también ver una mejora en los servicios del Comedor Institucional, reduciendo los tiempos de espera, minimizando las filas y haciendo eficiente el sistema de cobro de alimentos.
También esperaríamos que mejore el mantenimiento de la infraestructura, la limpieza de los edificios y el embellecimiento de las zonas verdes y jardines. El campus crece en infraestructura y, por asuntos de optimización en los tiempos de traslado, necesitamos mejoras en el servicio interno de transporte para estudiantes y funcionarios.
Si bien la acreditación institucional impulsa la actualización profesional de los funcionarios, el intercambio de experiencias docentes, la doble titulación para los graduados y la publicación de resultados de investigación en reconocidas revistas internacionales, entre muchos aspectos más, no cabe duda que es un concepto que todos los funcionarios debemos interiorizar si queremos ser reconocidos como una universidad de alta calidad y de temple internacional.
La pregunta es: de qué manera se socializará este concepto de acreditación institucional a toda la comunidad. El que cada uno de los funcionarios de esta institución realice su trabajo de forma eficiente y responsable es el valor agregado que cada uno de nosotros debe aportar en este proceso de acreditación institucional.
La acreditación institucional nos compromete a mantener altos estándares en docencia, investigación y servicios de apoyo si queremos estar a la altura de las organizaciones que ha acreditado HCERES en Medio Oriente, Vietnam, África, Armenia, Líbano. Los parámetros de acreditación nos permitirán establecer mecanismos eficaces de autorregulación y autoevaluación y, a la vez, fortalecer nuestras capacidades técnicas y humanas, vislumbrándonos siempre bajo la lente del mejoramiento continuo.