La Oficina de Comunicación y Mercadeo no toma como suyas, las opiniones vertidas en esta sección.
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Es cada vez más gratificante caminar por los pasillos de la Sede Central y ver en distintos puntos a nuestro alrededor, muchas bicicletas que acompañan a estudiantes y a algunos funcionarios en su viaje hacia la Institución como una forma de transporte.
Está más que dicho los múltiples beneficios que este medio presenta para la salud, el ambiente, la economía, entre muchas otras aristas, que parece se tienen claras, pero que muchas veces no se fomentan en un país, pero en especial, en una Institución universitaria que tiene la meta de ser cada vez más amigable con el ambiente.
Para quienes utilizamos este medio para movilizarnos y dejar de lado la cultura “carrocentrista” que afecta hoy a nuestro país y por supuesto a nuestra Comunidad Universitaria, es cada vez más necesario contar dentro de la gran extensión de nuestro Campus, con un espacio adecuado para la circulación de este increíble medio de transporte.
Desde que se ingresa por la entrada principal del Campus Central, y en especial en horas de alto flujo vehicular, el pasar por la aguja, ya representa un riesgo de ser golpeado por esta o bien de que el vehículo sea impactado por este dispositivo que constantemente parece inútil debido a su inoperancia.
A partir de ese punto empieza una odisea por moverse de un punto a otro, donde la topografía de las calles y la cantidad de vehículos que transita en este Campus, no colabora a que la movilización en bicicleta sea la más adecuada. Claro ya que el modelo parece colocar a los carros como una prioridad antes que cualquier otro medio de movilización, no sólo en el TEC, sino en un país que colapsa cada vez más por la cantidad de vehículos que circulan en nuestras calles.
Para evitar esto, cruzar por alguno de los parqueos o bien, como popularmente decimos “cortando camino” entre edificios es una de las alternativas que más se adecúa para quienes utilizamos esas dos ruedas y la fuerza de nuestras piernas para trasladarnos.
Para esto, la creación de una ciclovía, que se conecte con la iniciativa creada por la Municipalidad de Cartago y el préstamo de bicicletas debe ser una de las apuestas a corto plazo que debe hacer el TEC.
Claro está, el diseño y construcción debe darse de la mano de criterios que apoyen el uso espacial y utilitario, para que errores de diseño con lo que cuenta la infraestructura creada por el municipio cartaginés o bien la recientemente creada en San Pedro de Montes de Oca, no sean un obstáculo para que este proyecto se convierta en un modelo de impacto para la movilidad.
Esta iniciativa, no debe ser sólo para Cartago, ya que existe la necesidad de que otros Centros Académicos y Sedes tengan esta posibilidad. La ciclovía debe ser marcada como una constante Institucional, de manera tal que iniciativas de transporte amigables con el ambiente sean uniformes en todo el actuar de nuestra Universidad.