- Más de 10 años de trabajo del TEC en el territorio indígena de Talamanca se ha cristalizado en grupos de mujeres organizados para defender sus derechos y crear procesos productivos que le deparen a sus comunidades un desarrollo de acuerdo a su cosmovisión.Vea: Galería: proyectos de extensión del TEC en Talamanca [2]
Amubri, Talamanca. Con la clara intención de rescatar su cultura y engendrar el futuro de sus pueblos, las mujeres de Talamanca llevan más de una década organizándose. Proceso que se vio cristalizado este año con la inscripción formal de la Federación Alakölpa Bribriwak Te Chok (Mujeres Bribris Defendiendo), en el territorio Bribri, y la consolidación de la futura Asociación de Mujeres Cabécar Alaglowá Kabatpa Konana (Defensoras de la Montaña), en territorio Cabécar.
Este camino se ha visto acompañado por la mano amiga de la Oficina de Equidad de Género [3], del Tecnológico de Costa Rica [4], que con varios proyectos ha visto avanzar a las mujeres de Talamanca en su capacidad organizativa.
El más reciente de los proyectos es el llamado “Fortalecimiento de capacidades socio organizativas en territorios Bribri y Cabécar para la defensa de los derechos y la sostenibilidad de los proyectos grupales desde una perspectiva intercultural”, inscrito bajo el perfil de Proyecto Universitario Regional y apoyado con fondos del Programa de Regionalización del Consejo Nacional de Rectores (Conare) [5].
Este trabajo de tres años, coordinado por Laura Queralt y Shi Alarcón, es la culminación del acompañamiento del TEC en la región pues precisamente busca cimentar la capacidad organizativa y de autodeterminación de alrededor de 200 mujeres que cubre la Federación de Mujeres Bribris a través de sus 10 asociaciones (más tres en proceso), así como de alrededor de 50 afiliadas de la Asociación de Mujeres Cabécar, que se espera esté formalmente inscrita el próximo mes.
“Trabajamos principalmente, no exclusivamente con grupos de mujeres organizadas en ambos territorios. La idea central del proyecto es que ellas fortalezcan las capacidades socio organizativas para dos razones:
“Primero para hacer una incidencia política con la institucionalidad a nivel nacional, sobre todo para darle seguimiento a lo que es el cumplimiento de las convenciones internacionales en derechos de las mujeres, que sería la Cedaw y Belém do Pará, y también para darle seguimiento a las acciones del Sistema Nacional que tiene por ley la prevención y atención de la violencia contra las mujeres.
“La segunda sería fortalecer capacidades organizativas que tienen cada uno de los grupos, porque eso va a incidir en que todos los proyectos que ellas realizan a nivel productivo, incluso otros proyectos del TEC que se desarrollan en ese otro ámbito, puedan tener una sostenibilidad, pensando en que la organización social, grupal y comunal es básica para que los proyectos funcionen“, explica Queralt.
Voz propia
Para las protagonistas, las mujeres indígenas, el esfuerzo que les ha costado organizarse vale la pena pues les da voz y las empodera, de forma que ahora se sienten capaces de exigir sus derechos y construir las herramientas necesarias para su desarrollo, un desarrollo que -algo crucial para ellas- debe respetar su cultura milenaria y su principal tesoro: la riqueza natural en la que viven.
“La Federación inicia con el gran apoyo del Tecnológico, ellos empezaron a formar mujeres en el territorio, de ahí estuvimos en algunos encuentros en San José, donde fuimos por Belém do Pará y nos dimos cuenta que era importante seguir organizadas para ser reconocidas a nivel nacional, porque como mujeres indígenas estábamos aquí en el territorio y nos formábamos, pero no nos dábamos cuenta de los derechos que tenemos como mujeres“, comenta Nora Páez, presidenta de la Federación.
Es así como estas mujeres se constituyen en un efectivo agente de cambio en sus comunidades y clanes, defensoras de sus derechos y cultura. “Mujeres con las botas puestas”, es su eslogan.
“Hemos visto la necesidad de procurar la comida que estamos consumiendo, porque trabajamos como agricultoras y lo que nos ganamos no es nada, vendiéndole al intermediario. Vamos al súper y lo que compramos es una bolsita de arroz y un pollo que ya está viejo. Entonces decidimos, como mujeres, buscar la parte de la agricultura porque así vamos a consumir algo fresco y saludable.
“También proteger la cultura indígena, porque se ha estado perdiendo, eso de mano vuelta que yo podía ir con usted a trabajar y me llevaba un ñame, o algo, ya eso no se da, se perdió. Entonces queremos como mujeres que esas tradiciones no se pierdan“, agrega Páez.
El 18 de marzo se realizó en Amubri (Territorio Bribri de Talamanca) un encuentro con la participación de mujeres lideresas bribris y cabécar, con representantes de Inamu, IMAS, Fuerza Pública, CCSS, Ministerio de Educación y PANI. (Foto: Cortesía Oficina Equidad Género).Las mujeres bribri y cabécar han aprendido a exigir sus derechos ante la institucionalidad costarricense y también a cuál organización exigirlos. Ahora, cuenta Paéz, tienen acceso a traducción, apoyo psicológico y legal, de parte del Inamu, al momento de defenderse.
Un logro que sienten particularmente importante es procurar mayor cobertura de la seguridad pública cuando se dan casos de violencia doméstica en el territorio indígena. Algo que hace pocos años era simplemente inaccesible.
En la Agenda de Mujeres Indígenas de Talamanca, producto del encuentro entre residentes tanto de territorio bribri como cabécar, se recopilan más de una centena de vacíos que sufren las mujeres de la región. Para cada necesidad se hace una propuesta de cómo atenderla y se sienta la responsabilidad de la institución a la que le compete el tema, sea Inamu, Pani, Ministerio de Seguridad, Poder Judicial o Seguro Social, entre otras.
Estas necesidades se categorizan en los siguientes ejes temáticos:
- Leyes y el conocimiento de las mismas.Sobre los sistemas de atención institucional de las mujeres de comunidades indígenas de Talamanca.Acceso a la justicia.Aplicación del castigo justo o sanción por violencia contra las mujeres.Presencia y acción de las delegaciones policiales.Atención de la violencia en los sistemas de salud.Sobre las denuncias por violencia hacia las mujeres.Sobre procesos de pensiones alimenticias.Situaciones para que los hombres asuman su paternidad (prueba de paternidad).Centros de apoyo comunal a las mujeres o albergues, para violencia contra las mujeres.Violencia sexual en espacio público.Denuncias de violencia en espacio público.Violencia Sexual en el espacio familiar.Trabajo sexual forzado y trata de mujeres.Violencia física en el espacio privado.Violencia psicológica en el espacio privado.Femicidios.Violencia patrimonial.Campañas para prevenir la violencia contra las mujeres.Capacitaciones para prevenir la violencia.
Dichas demandas se amparan en la obligatoriedad del Estado Costarricense de cumplir con tratados internacionales, como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer [7], conocida como Convención de Belém do Pará (sitio de su adopción en 1994), y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer [8], conocida como Cedaw (siglas en inglés).
Para Queralt y Alarcón, el trabajo de la Oficina de Equidad de Género en Talamanca se ampara en el deber que tienen las universidades de realizar este tipo de acciones como integrantes del Sistema Nacional de Atención y Prevención de la Violencia intrafamiliar y Violencia Contra las Mujeres [9].
“Gracias al TEC, que ha entendido muy bien la política del territorio, es una universidad que ha venido trabajando mancomunado con Aditica (Asociación de desarrollo integral del territorio indígena Cabécar). Nosotras mismas les hemos dicho al TEC cómo está gobernado nuestro territorio, y hasta cuándo es problema nuestro y cuándo las instituciones pueden intervenir. También hemos definido cuáles son los temas que nos importan trabajar”, explica Maricela Fernández, representante de Aditica y una de las mujeres que integrará la Asociación de Mujeres Cabécar
Capacitación en las instalaciones de Aditica, en territorio Cabécar, el pasado mes de junio. Muchos hombres se suman a estas clases. (Foto: Cortesía Oficina Equidad Género).
Vea: Emprendimientos indígenas acogen resultados de investigación aplicada [10]
Mujeres jóvenes con las botas puestas
Nora Páez, presidenta de la Federación de mujeres bribris, valora particularmente el involucramiento de mujeres jóvenes en el movimiento, en quienes cifra las esperanzas de un futuro mejor para su pueblo. Melissa Espinoza, su hija, es la presidenta de la Asociación de Guías Turísticos Bribri de Talamanca, y como ella hay muchas otras capacitándose y preparando sus propios proyectos.
“La importancia de trabajar con mujeres es porque dentro del territorio Bribri la mujer es la heredera del clan, es la dueña de la tierra, por decirlo así. Somos las responsables de cuidar nuestra naturaleza, somos las responsables de cuidar lo que Sibú dios nos dio.
“En la otra parte, para apoyarnos entre mujeres, porque nosotras las mujeres bribris muchas no tenemos la capacidad de expresar lo que sentimos. Sufrimos violencia y sufrimos maltrato y no nos atrevemos a expresarlo. Entonces, hay mujeres líderes que se han formado gracias a las universidades que las han apoyado hasta la conformación de la Federación. Es una puerta que se abre para el resto de las mujeres bribris, para que ellas busquen ahí el apoyo que necesitan”, comenta Espinoza.
Así como la mujer es quien transmite la cultura y las tradiciones para el pueblo Bribri, la organización con mujeres ha servido como cimiento para desarrollar otros proyectos en la región, muchos con otros extensionistas del TEC.
“Tomamos el espacio la nueva generación, el siguiente paso y ahí es donde entro yo y me empiezo a capacitar. Hoy en día estoy como presidenta de la Asociación, como gerente de una cooperativa de productores de la zona y eso me ha ayudado mucho a crecer, porque he sido yo la que he tenido que salir adelante con mis hijas, salir afuera, enfrentar reuniones, enfrentar el monstruo de la ciudad. Aquí estamos nosotros para que vean el impacto que han tenido los proyectos del Tecnológico dentro de nuestro territorio“, cuenta Mildred Blanco, quien relata con orgullo las acciones del grupo al que pertenece: Asociación Alakölpa Kanewak (Mujeres Trabajadoras).
Entrada al Centro de Capacitación Iriria Alakolpa Ù (Tierra, Casa de las Mujeres), en Amubri. (Foto: Ruth Garita / OCM).La Casa de las Mujeres
En Amubri desataca el Centro de Capacitación Iriria Alakolpa Ù (Tierra, Casa de las Mujeres) que se creó con financiamiento internacional y tiene todas las comodidades necesarias para impartir conocimiento, como un laboratorio de cómputo en el segundo piso. Allí ya se ha desarrollado un Técnico en Administración de Empresas y se formaron a los primeros guías turísticos locales indígenas que certificó el ICT en Costa Rica.
Vea:Egresados del Plan de Guías de Turismo Indígena recibieron licencia [11]
Queralt destaca que los indígenas ya se apropiaron del Centro de Capacitación y ahora son ellos mismos quienes imparten las clases o atienden a otras instituciones que pueden hacer el uso del inmueble.
La particularidad de los proyectos de género del TEC en la región es que han tenido la finalidad de capacitar a nuevas y nuevos formadoras y formadores y que los indígenas se apropien del proceso para darle continuidad.
Paralelamente, esa organización ha sido clave para dar cabida a otros proyectos para mejorar la calidad de vida de los pueblos indígenas. Proyectos de sostenibilidad alimentaria, agricultura orgánica, fincas integrales que combinen los cultivos con el bosque y el turismo, y de potabilización del agua, afloran con el impulso de la investigación y extensión del Tecnológico.
Vea: Con juegos, estudiantes enseñan conceptos de computación en Amubri, Talamanca [12]
“El Centro Iriria Alakolpa Ù es importante porque este fue el primer centro que se construye cuando entró el TEC, hace 10 años (...) Aquí se han tenido muchas acciones que tienen que ver con el área académica, se ha dado formación a grupos de estudiantes en computación, también se desarrolló un Técnico en Administración de Empresas, hace varios años, y se graduaron aquí los guías turísticos indígenas, con una perspectiva indígena.
“Todo esto surge desde la Oficina de Equidad de Género y se comienzan a hacer alianzas con carreras del TEC como Administración de Empresas, Agronegocios y Turismo, para hacer que los proyectos vayan tomando otros niveles técnicos que se adhieren a lo inicial”, ahonda Queralt.
Además de la cooperación con las actividades organizativas de los distintos grupos de mujeres, se planean giras con estudiantes que colaboran en los distintos proyectos productivos que se están gestando. Estas imágenes son una gira de estudiantes de la Sede Regional del TEC en San Carlos, en mayo pasado. (Foto: Cortesía Oficina Equidad Género).