A propósito del mes del amor y la amistad, quiero compartir esta bella historia de amor la de mis padres don Guillermo Guzmán Jiménez y doña Olga Arrieta Zeledón que de Dios Gocen.
Siendo mi papá muy joven emprendió junto con su hermano mayor un negocio familiar muy popular en Cartago, “La Patrona” negocio de granos y abarrotes donde todas las familias cartaginesas compraban el diario; en cuenta la familia de mi madre. Que incluso mi abuelita doña Silvia Zeledón Pacheco llegaba cada semana a comprar junto con mi madre, ese fue el día en que Cupido los flecho, a partir de ese momento cada semana mi padre le echaba “la feria” en el comestible de mi abuelita. Pasaron los meses hasta que un día mi papá se animo y ahí mismo le dijo a mi abuelita que le interesaba mucho la hija, por lo tanto le pedía permiso para visitarla en la casa de mis abuelitos en San Rafael de Oreamuno.
Petición que mi abuelita le concedió. Jalaron 6 meses y se casaron un 19 de setiembre del año 1950, procrearon 8 hijos, dos hombres y seis mujeres, yo soy la penúltima. Y fuimos muy felices como cualquier familia, al cabo de los años vinieron las pruebas y mis padres las soportaron, siempre con mucha esperanza, fe, amor y emprendimiento; nunca se dejaron “achicopalar” como decimos popularmente, por las pruebas. Recuerdo que siempre que había una situación difícil o alegría estábamos todos juntos para compartir el momento o buscar la solución al problema que se presentaba, mis papás siempre juntos en las buenas y en las malas, fueron padres abnegados y entregados a la responsabilidad de sacarnos siempre adelante, dando el ejemplo de que con la unión y la esperanza en Dios todo se puede lograr.
Y así transcurrió la vida al llegar a los 62 años de vida matrimonial, empezó mi papá a bajar “la guardia” y se fue apagando como una llamita, ya con sus problemas de circulación arterial, un día dijo – ya estoy cansado – pues como no ya el roble que Dios me dio como padre cumplía los 88 años de vida, y murió el 20 de julio de 2012, recién cumplidos sus 88 años.
Fue tanto el amor y la entrega de ellos dos que 19 días después falleció mi adorada madre de igual manera rápido, fugaz, sin sufrir, en un sueño se fue quedando y con mi padre emprendió el viaje a la morada eterna y desde allí velan por nosotros sus hijos que quedamos con un gran dolor en nuestro corazón, extrañándolos cada día más pero con la alegría de saber que juntos están en presencia de Dios que desde el infinito interceden por nosotros para que el Señor nos ayude a continuar la vida. Hasta el día bendito de nuestro reencuentro.
Matrimonios como el de mis padres ya no existe, ni la muerte los pudo separar, ejemplo a imitar. Me siento muy orgullosa de ellos y del ejemplo de vida que nos dieron.
Por eso un tributo en memoria de mis padres que son mi inspiración para contar al mundo que existe el amor eterno que “Sí” se puede”.
Descansen en Paz, besos y abrazos hasta el cielo.
Con todo mi amor.
Sonia Eugenia Guzmán Arrieta.