Era el año de 1979 y en ese tiempo, los robos en el Tecnológico de Costa Rica (TEC) comenzaban hacer cada vez más frecuentes… fue así como la Institución decidió contratar un detective. De esta manera, llega a la Institución, Rodolfo Martínez, exfuncionario del Organismo de Investigación Judicial [2] (OIJ), experto en temas de investigación. Hoy tras 37 años de laborar para el TEC, llega el momento de su jubilación.
Su trabajo en gran parte de los años de servicio, se centró en la prevención. Por ello, iniciaron las capacitaciones y nuevos sistemas para mantener la seguridad dentro de la Institución.
“Se comienzan a dar cursos sobre combate a incendios, protección a personas, atención de crisis ante amenazas de explosivos, seguridad empresarial, y se adoptan medidas como circuito cerrado de televisión, iluminación, hasta llegar a la maya con circuito que tenemos hoy”, señala Martínez.
¿Cuál fue su momento más difícil?
“Fue en el ámbito personal. Mi hija murió hace tres años. Desde pequeña tenía problemas de obesidad. Hace unos años comenzó con problemas de la tiroides, diabetes e insuficiencia respiratoria. Se fue de 36 años, dejó a mis nietos: los gemelos de 17 años y un niño de 14. Los tres ahora viven con su padre”, recuerda con dolor.
Sin embargo, también hay otros momentos de felicidad, como los que comparte con sus otros ocho hijos y 15 nietos. “Podría hacer un equipo de futbol con todo y cambios”, bromea.
Tras su valioso aporte a la institución, don Rodolfo deja hoy el TEC (a sus 62 años), el sitio donde pasó más de la mitad de su vida.
“A los funcionarios del TEC les digo que se identifiquen con la Institución. Es la fuente que les proporciona para vivir. Tómenla con cariño, no por obligación. Conocí personas ejemplares, a quienes me llevo en el corazón”, puntualiza.